Lorena siempre ha amado a su esposo, ha sido su único amor desde la época de la escuela; sin embargo, ha descubierto algo terrible.
¿Podrá Lorena soportar todo y volver a empezar?
Gabriel lleva cargando por años una culpa que no logra superar; se muestra frío y distante para que no descubran su debilidad; mientras está inmerso en una carrera política que lo podría llevar a la presidencia.
¿Podrá algún día volver a amar?
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15. Amor contratado
Lorena no esperaba volver a ver a Alberto, y después de dar un profundo respiro al escuchar sus falsas palabras, lo quedó mirando, como quien ha sufrido previamente de una distorsión visual y luego puede ver claramente la imagen que tiene al frente.
- "¿Arrepentido?, no lo creo, pero supongamos que eso es cierto; tu arrepentimiento no cambia lo que hiciste, eso no borra el dolor que causaste, eso no devuelve un amor que ya no existe, eso no corrige haber mandado la borda mi dedicación absoluta, mi mundo giraba en torno a tí, y no esperaba un reconocimiento porque lo hacía de corazón, pero no esperaba una traición. Regresa por donde viniste y déjame en paz. Buenas noches, señor Calle", dijo Lorena para luego querer abrir la puerta para ingresar.
- "Por favor, Lorena. Sé que esas imágenes tienen una explicación que no es la que ellos suponen, siempre has sido una mujer decente, y no me habrías olvidado en pocos meses. Ese tipo de hombres solo buscan embaucar para una aventura, para algo serio siempre escogen a gente de su nivel, lo que creo es que se está propasando, pensando que puede jugar contigo porque estás sola. Deja esta ciudad y regresemos a nuestra casa, volvamos a empezar. Ya tengo hijos, no los necesitamos, por favor olvidemos todo”, expresó Alberto creyendo que está haciendo lo correcto y como si las palabras de Lorena fueran una letanía sin sentido, y en la que solo se podia notar la falta de valoración a la mujer que alguna vez fue su esposa.
- “Primero soy una mujer decente, estoy divorciada hace más de cinco años, mira nuestros papeles de divorcio, por si lo olvidaste, esos que tú mismos te encargaste de obtener, así que puedo salir con quien me plazca para algo serio a para una aventura, esa es mi decisión exclusiva. Segundo, me olvidé de cualquier relación que tenía contigo el mismo día que mostraste tu verdadero ser, no seas ridículo, ¿en verdad crees que me iba a quedar amándote toda la vida?. Tercero, no soy idiota para dejarme embaucar por segunda vez, deja de fingir preocupación por mí, gracias por mostrarme que uno no debe ser tan confiado, mi amor lo tienen que ganar, lo tienen que merecer, lo tienen que valorar. Cuarto, si para ti soy tan poca cosa para que un hombre como él no me escoja para algo serio, entonces no entiendo por qué vienes a buscarme, lo que me parece es que solo es tu orgullo de macho que no soporta que otro hombre me pueda satisfacer mejor que tú, piensas que soy tu mujer, que eres mi dueño y alguien está tomando lo tuyo. Quinto, él ha sido en pocos meses más caballero que tú en diez años, todo en él es mejor que tú. Sexto no hay casa a la cual regresar la vendí, y únicamente estando demente regresaría contigo. Por último, él es un hombre viudo, sin compromiso, por lo tanto, es libre para tener cualquier tipo de relación, tú eres un hombre casado, ¿sabe tu esposa que has venido a buscarme?, que estás haciendo este remedo de arrepentimiento por tu orgullo barato. Con exclusivamente ver tu rostro me doy cuenta de que ella no tiene ni la menor idea. Eres un completo canalla e infeliz; es la madre de los hijos que no te pude dar, ¿esa es la explicación que me ibas a dar, por la que me engañaste?, que poco hombre. Vete Alberto, lo nuestro no existe y no volverá a existir jamás”, expresó Lorena con una serenidad que ella desconocía, ella sentía que en ese momento ya no había rabia, odio, decepción, en cambio, sentía esa extraña sensación de querer la paz y que nada la arruine, aquella sensación de saber que la persona que alguna vez amo no era la que tenía enfrente, sino la que ella idealizó siendo tan joven, y por lo tanto, ya no existía; entonces pudo reconocer en ella que todos esos sentimientos negativos, se convirtieron en su propio escudo protector, que hacía repeler cualquier intento de volver a equivocarse.
Aunque Lorena había planeado con serenidad, convicción e inteligencia, todo lo que ella sentía y pensaba; para Alberto era solo palabrería para lastimarlo y hacerse la importante.
- “Dices muchas cosas de la boca para fuera, entiendo que quieras castigarme, sé que no estás con él, dime que no estás con él. Regresaré cuando me divorcie, solo dime que no estás con él, solo dime eso”, manifestó Alberto, mientras sacudía de los hombros a Lorena y ella intentaba soltarse.
- “Suéltame, Alberto, me estás lastimando”, gritó Lorena, sin que él la escuchara.
Hasta que Alberto sintió el jalón fuerte desde atrás que la hizo soltarla, y luego el puñetazo en el rostro que lo derribó al suelo.
- “Te dijo que la soltaras, imbécil”, dijo Gabriel con mirada fiera.
Alberto en el suelo, pudo darse cuenta de que era el candidato presencial, quien instintivamente había reaccionado al ver el maltrato que estaba recibiendo Lorena. Luego del golpe, sin pensar mucho las cosas, puso una de sus manos en el rostro de Lorena.
- "¿Estás bien?", preguntó Gabriel.
- "Suelta a mi esposa", dijo Alberto poniéndose de pie, aunque manteniéndose alejado de Gabriel, era conocido que el candidato presidencial estaba en un mejor estado físico.
- "Exesposa, déjame en paz", expresó Lorena.
A lo lejos, se veía acercarse algunos vehículos, Gabriel sospechaba que era la prensa, había salido precisamente a avisarle eso a Lorena. "La prensa está viniendo, sé que tus tíos viajaron a ver a sus hijos, no quería que enfrentaras eso sola", le susurró Gabriel.
- "Vámonos, hoy prefiero quedarme contigo", dijo Lorena tomando la mano de Gabriel, no sabía porque lo decía, quizás esa era la única manera que tenía para demostrarle a Alberto que había volteado la página.
Alberto estaba furioso, pensaba acaso que era cierto lo que había mostrado la prensa y Lorena estaba con ese hombre. Y se quedó absorto cuando la vio subir al automóvil de Gabriel Larrea e irse con él. Al notar la presencia de la prensa se escabulló, y luego dio puñetazos a una pared de frustración, lastimando sus nudillos.
En el automóvil de Gabriel Larrea hubo un silencio por largo rato, hasta que tuvo que hacer uso de las manos libres porque Tomás lo estaba llamando insistentemente.
- "Sí, Tomás la prensa llegó a la oficina, un vehículo de seguridad está adelante mío, y el otro fue usado para despistarlos, estoy yendo (mirando a Lorena por un momento) a casa", expresó Gabriel.
- "Gabriel, necesito una respuesta ya, mañana va a ser una locura y debemos contrarrestar todo, si aún queremos ganar la elección", manifestó Tomás bastante frustrado.
- "Lo sé, pero...", dijo Gabriel.
- "Aceptó", interrumpió Lorena, "seré el amor contratado que se necesita, firmaré el contrato que me propusieron y el acuerdo de confidencialidad, seré la prometida del candidato Gabriel Larrea", agregó.
Gabriel y Lorena se quedan mirando, la luz roja los había detenido y en esa noche se iniciaba un contrato que les cambiaría la vida para siempre.