Sinopsis:
Ana hija de una familia de mafiosos muere y renace en el cuerpo de Luna la hija de un poderoso duque que fue engañada para casarse con el principe heredero de su imperio. Pero al renacer decide cumplir el ultimo deceo de la dueña del cuerpo.... Venganza.
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Capitulo 15
El tiempo pasó rápidamente, ya había pasado una semana de la visita de Azucena.
Luna se mantuvo entrenando todas las mañanas en el campo de entrañamiento, mejorando cada día más en el manejo de la espada.
Los soldados rápidamente se han encargado de hacer correr la voz, de que Luna estaba todos los días con ellos, entrenando. Lo decían con gran admiración, por lo que los otros soldados fueron a mirar los entrenamientos.
Los soldados quedaban todos asombrados y también fueron corriendo el rumor a otros lados. Para cuándo paso la semana ya muchas personas en el imperio sabían que ella estaba practicando con la espada, ganándose el respeto de los soldados del palacio.
Las doncellas, por su parte, dejaron el miedo que le tuvieron al principio y ahora la tratan bien, por el respeto que le tienen.
Por otro lado, Max y la concubina Carolina, no estaban nada felices con todo lo que estaba pasando en el palacio. Las doncellas que todavía estaban de parte de la concubina le comentaban todo lo que se decía de Luna en el palacio.
Carolina se enfadó tanto que fue a hablar con Max, pero a este no le importaba lo que Luna hiciera, mientras no se metiera con su amada. Si bien estaba enojado porque se estaba entreteniendo con los soldados, iba a dejar que lo hiciera. Además, puede que le sirvan estos rumores para decir que ella estaba muy cerca de los soldados y que pudo haberse metido con alguno y deshacerse de ella por serle infiel.
Luego del entrenamiento, Luna se fue a almorzar y justo cuando término, llega una sirvienta para comunicarle que llego un carruaje de parte de Azucena, la modista, con su pedido de ropa.
Luna se levantó y les dijo que la acompañaran a la puerta del palacio. Cuando llegaron, las cosas estaban siendo puestas en el piso con cuidado, para después levantarlas. Al acercarse, Luna le dijo a las muchachas que les ayudaran a traer las cosas, ya que eran pesadas.
-Hola. ¿Qué tal? Dejen que las doncellas los ayuden, sé que son pesadas.
Una vez que todos ya tenían las cajas en sus manos, les dijo.
-Síganme por favor.
Los guio hasta su habitación y les dijo que las apilaran en un rincón.
Cuando todo ya estuvo apilado les agradeció y pidió a una de las sirvientas que les pagara y que los acompañaran al carruaje. Las otras muchachas se quedaron con ella y cuando quisieron desempacar, ella les dijo que trajeran unas bebidas para todas, que se iban a divertir un rato, mientras la ayudaban a probarse las cosas.
Cuando trajeron las bebidas ya había algunas muchachas muy entusiasmadas ayudando a Luna a ponerse la ropa. Entre risas y sonidos de admiración por la belleza de las prendas, Luna se fue probando la ropa.
Las sirvientas estaban tan relajadas con Luna que dejaron sus funciones para estar con ella en la habitación. Por eso ninguna pudo avisar que el príncipe Max estaba allí hasta que ya había entrado a la habitación viendo a las doncellas bebiendo y a Luna con la ropa que era para el entrenamiento.
Estaba vestida con un espectacular traje de cuero color gris tan claro que casi era blanco, pegado al cuerpo. Tenía un pantalón ajustado y unas botas tipo tacón. La parte superior era una chaqueta que tenía una terminación de piedras preciosas en las costillas y en un hombro, mientras que el otro estaba al descubierto.
Max, al verla vestida así quedo deslumbrado, no podía creer que ella era tan hermosa.
(Así era la ropa de entrenamiento que tenía puesta Luna)
Cuando recupero el habla les dijo a todas.
-Salgan y déjennos solos!!
Todas salieron de prisa. Pues les había gritado.
-¿Qué pasa? ¿A qué vienes?
Le dijo Luna mientras lo veía tan enojado.
-Cambia tu tono Luna. Yo soy tu esposo.
-Oh, ahora te acuerdas? Cuando nos casamos no dijiste lo mismo. Cuándo trajiste a esa mujer...
-Con Carolina no te metas!!
-Tú la trajiste aquí, yo no la metí, fuiste tú. La trajiste para tenerla de mujerzuela...
Plasf. Max no la dejó terminar y le pegó una cachetada
-¡Te dije que no te metieras con ella!
Luna volvió la mirada a la cara de Max, y le dijo.
-Que conste que tú me golpeaste primero.
Max no entendía a que se refería, hasta que sin darle tiempo a procesar sus palabras, Luna apretó los puños y empezó a golpearlo.
Cuando Max cayó al piso, se subió sobre él y le dio unos cuantos puñetazos más hasta que las doncellas, ya preocupadas por el ruido, entraron y cuándo vieron lo que pasaba, le pidieron que lo soltara.