Después de recibir la mejor y la peor noticia el día de su boda.
Mía muere trágicamente en un accidente donde ella iba manejando. En sus últimos momentos solo pide una segunda oportunidad para ser feliz con el amor de su vida.
ACTUALIZACIONES TODOS LOS DÍAS UN CAPITULO.
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Capitulo 15_ pasión y lujuria.
Alexis había tomado el vuelo rumbo a Italia y llegaría a las siete de la mañana. Planeaba dejar sus cosas en un hotel e ir directo a hablar con Mía. Cada vez estaba más ansioso por volver a verla.
Por otro lado, en la mansión de Max, una vez que cruzó la puerta de la habitación, tomó a David por las mejillas y lo besó. Se devoraron en un beso sensual, lento, pero lleno de pasión y lujuria. Al separarse, con la respiración agitada y la voz ronca, preguntó:
—¿Estás seguro? Podemos parar aquí si quieres.
—Llevo un año deseándote. Estoy más que seguro.
Sonrió por la respuesta y volvió a tomar sus labios. Comenzaron a deshacerse de sus prendas mientras Max sentía cómo el miembro de David empezaba a endurecerse. Lo acarició por encima de la tela del pantalón, escuchando cómo David comenzaba a respirar con dificultad por la excitación. El beso se intensificaba. Mordió suavemente sus labios y bajó dejando un camino de besos por su pecho bien trabajado. Al llegar al pantalón, liberó su erección. La tomó entre sus manos y comenzó a masajearla de arriba abajo; luego, acercó su rostro y la lamió.
David, completamente excitado, bajó las manos y enredó los dedos en el cabello de Max. Comenzó a moverse con fuerza, sintiendo cómo se le escapaban algunas lágrimas por la intensidad. Max levantó la mirada y lo observó fijamente a los ojos. Ese gesto provocó que David perdiera la poca cordura que le quedaba. Aceleró los movimientos y, cuando sintió que estaba por llegar al clímax, intentó retirarse, pero Max lo sujetó de las caderas y lo llevó al fondo de su garganta.
Luego se levantó, lo giró y, mientras se terminaba de bajar los pantalones, le susurró al oído con voz profunda todo lo que deseaba hacerle. Se colocó detrás de él, mordió su cuello y volvió a tomar su erección con una mano mientras la otra rodeaba su cintura. Entró lentamente, y David no pudo evitar gruñir al sentir su tamaño. Max comenzó a moverse con mayor velocidad, sincronizando el ritmo con su mano. David estaba a punto de explotar nuevamente. Lo llevó a la cama y allí continuaron, entregándose el uno al otro durante toda la noche.
Aunque Max estaba algo borracho, era plenamente consciente de lo que hacía. Solo esperaba que, al día siguiente, David lo recordara todo.
A la mañana siguiente, los rayos del sol iluminaban la habitación donde ambos hombres dormían completamente desnudos. Mía sabía que habían pasado la noche juntos y se sentía feliz. Su plan había funcionado. Solo esperaba que no se arrepintieran y siguieran conociéndose.
Se acercó a la puerta y tocó varias veces, pero al no obtener respuesta, entró. Solo deseaba que estuvieran cubiertos. Por suerte, lo importante lo estaba: ambos yacían boca abajo. Entró sin hacer ruido, subió un poco las sábanas para cubrir sus traseros y se acercó a Max. Lo movió con cuidado, aunque igual se sobresaltó. Lo primero que dijo fue:
—Juro que me cansé de tocar. Ya es hora de ir a trabajar.
—Mmm... bueno, sal de aquí.
—Ya, Max, no te alteres. No hay nada que ustedes dos tengan que yo no haya visto antes.
—Mía, que te vayas.
—Jajaja... ya, ya, pero una última cosa: después me van a tener que pasar la receta para mantener esas pompas así.
Max terminó por lanzarle una almohada y ella finalmente salió, cerrando la puerta tras de sí. Él, visiblemente avergonzado —algo poco habitual—, quiso que ella olvidara todo, sin notar que David también se había despertado y fingía dormir para no verla. Estaba igual de avergonzado de que la hermana de su jefe los encontrara así.
—Perdón, David. Olvidé que Mía entró a la habitación.
—No te preocupes, Max. No pasa nada. Emm... bueno, creo que necesito una ducha.
—Yo también necesito una.
Lo miró a los ojos, luego a los labios, se acercó y lo besó. Al separarse, rozó con sus dientes el labio inferior y susurró:
—Vamos.
Le tomó la mano y lo condujo al baño. Compartieron una larga ducha hasta que decidieron salir de la habitación. Ya eran las nueve de la mañana cuando bajaron. Mía los observó con una sonrisa pícara, pero no dijo nada. Max solo rodó los ojos y ambos salieron de la mansión.
Al llegar a la empresa, Mía se acercó a David, se colgó de su brazo y le susurró:
—Me debes una porción muy grande de tu famosa lasaña.
David sonrió ampliamente y asintió. Aquella chica era increíble. Desde el primer momento había comprendido todo lo que planeaba, pero como también era lo que él deseaba, decidió seguirle el juego.
De repente, Mía sintió cómo alguien la tomó con fuerza del brazo, obligándola a soltarse del de David.
—¿Qué significa esto, Mía?
porque es muy entretenido y te engancha con la historia Gracias
cada capítulo daba para seguir con la intriga y querer saber más
la vida le dió una segunda oportunidad a mia y está no la desaprovecho
se recuperó y salió victoriosa
se habló del perdón al otorgarselo a su hermana y seguir adelante pero era lo más sano para ella
y al final ganó mucho más de lo que esperaba
felicitaciones a la escritora por sus ideas y gracias por brindarnos un rato de entretenimiento
no esperaba menos
cómo es posible que se irrespete de esa manera a un hijo
no les gusta su amor, pues es su derecho
pero es su hijo y por sobre todo deben respetarlo y brindarle amor y apoyo y aceptarlo tal cual es
jajajajaja ya los van a poner en su lugar
ojalá y max les dejé "su empresa" para que se hunda
y se vayan todos con Donato