Entre la oscuridad y el eco de la sangre derramada, dos almas se cruzaron:
Elara Veyren, que deseaba liberarse del dolor, y Nyssa, que ansiaba una nueva vida.
El destino unió sus caminos.
Cuando Elara murió, Nyssa fue arrastrada hacia la luz, encadenada a ese cuerpo que dejaba de latir.
Cuando abrió los ojos, no estaba en el campo de batalla.
Estaba en la iglesia, vestida de novia… el día de la boda de Elara.
Pero ya no era la tímida joven.
Ahora, detrás de aquellos ojos grises, habitaba la mirada letal de La Furia Silente.
“Bien…
Me dan un matrimonio forzado, un esposo frío, una familia que la vendió…
No saben lo que acaban de desatar.”
Su sonrisa, apenas torcida y peligrosa, fue la primera señal de que la historia había cambiado para siempre.
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Una boda de negro
Oscuridad.
Silencio.
Y luego… una voz.
“*Así que este es el final de tu dulce tragedia… y el principio del mío*.”
Abrí los ojos.
El aire olía a velas suaves, un murmullo de fondo y un peso significante sobre mi piel. Levanté mi cuerpo viéndome completa… ¿Un vestido de novia ? ¿ qué demonios?
《 ¿Dónde carajos estoy?》
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Recordaba morir.Recordaba la explosión desgarrándome el cuerpo.
¿Cómo era posible que estuviera viva.?
Antes de reencarnar, era Nyssa Ravel de 27 años, era una sicaria legendaria, conocida en los bajos mundos como “La Furia Silente”.
Huérfana desde pequeña, fue criada entre asesinos y mercenarios . Mi vida estuvo marcada por la sangre, pero también por un estricto código.nunca matar inocentes, solo a quienes merecían caer. Mi barrio era mi familia. Era fría, calculadora, pero con un aires de justicia.
Pero fui traicionada por un líder de sicarios, quien solo jugo con mi corazón, caí en una emboscada, pero no les di el gusto de matarme, yo misma me encargue de salvar a esos niños de la red de trata el cual estaba metido. Apenas vi el último niño fuera de ese lugar apreté los explosivos, Si moría, los llevaría a él y todas las mierdas al infierno conmigo.
Pero ahora resulta que estoy en ese cuerpo y a punto de casarme con otro infeliz quien es un maldito comandante.
– Bien. Si la vida te da una segunda oportunidad… ¿Quién soy para negarme? – Miró al techo – ¿No Señor?.
Elara se miró al espejo con una sonrisa tan perversa que el mismo Guasón daría una buena puntuación, notó el vestido enorme que no podía dejarla respirar.
– Está porquería.. Olvidaba que se vestían así.. Que espanto – sin esperar se sacó todo quedando en ropa interior de encajes – Mm Parece que esta época no es tan antigua… A ver que hay acá…
Revolvió el armario pequeño tirando todo lo que había encontrado un color negro perfecto a la medida, le saco las mangas de esponja mientras posaba, tomo el velo. y sonrió.
– ¡¡Buhala!!… Espero que le guste a mi comandante .. Porque su calvario empieza hoy – Sé soltó el cabello, se puso los tacones cuando escucho un golpe en la puerta.
– Señorita La esperan.
Sonrió, abrió la puerta dejando a la mucama con los ojos abiertos como platos
– Señorita.. ¿Porque se puso eso? Sus padres la regañarán.. Vamos a cambiarla ¡¡La golpearan!!
La joven la tiraba de los brazos, pero Elara se soltó
– Que lo hagan.. Es mi boda, si no puedo elegir el marido - sonrió – elijo el vestido– Giró con sus talones y bajó por las escaleras.
Elara bajó las escaleras. El salón se congelo, todos se miraban. Sus padres abrieron los ojos con vergüenza, podía notar la vena en su frente. Darios, quedó rígido, sus padres estaban igual que el.
—¿Qué demonios…? —dijo, tartamudeando.
"Vestido negro.. Eso no es un buen augurio"
"Que espanto.. Los Veyren tiene una hija con muy mal gusto"
"Está condenando al comandante a una mala fortuna"
Los susurros mientras ella pasaba en medio de todos con una sonrisa intacta eran cada vez más fuerte, Elara sostenía el tamo como si fuera una pala, mirando fijamente a Darius
– Elara.. ¿ Qué carajos estás haciendo? – El agarre fuerte de su padre Víctor
Elara sonrió tomando su muñeca haciendo presión, el largo un jadeo de dolor.
– Mira.. Viejo decrépito.. Ya me casaste ahora elijo mi maldito vestido. Es esto o me largo y no dudaré en hacerte la vida imposible – susurró en su odio clavando más su uña en la vena de su muñeca
Víctor abrió los ojos, se soltó con un aclaramiento de garganta, sonriendo ante la vista de todos, hizo como si nada ante la mirada de los padre de Darius.
《Vitor Veyren un un aristócrata astuto y ambicioso no dudó en sacrificar la felicidad de su hija menor para fortalecer el poder de la familia, y no dejaría que este acuerdo de matrimonio se anule por nada 》
Elara llegó con el al altar, subió sin mirar a su " Padre " dejándolo con un beso en el aire y una rabia en ella.
— ¿Qué significa.. Este vestido? .. – Murmuró entre dientes Darius
– No creo que te guste, pero si tanto te molesta te lo diré —se acercó a su oído – Tu maldito infierno..
Darius apretó los dientes, todo su cuerpo se puso alerta, fue como ver a su propio enemigo, cuando Selene tocio al ver su acercamiento y como no la dejaba de mirar.
– Shh.. Si interrumpes fuera – dijo Elara a Selene quien abrió los ojos con la cara roja dejándola en vergüenza
Los invitados intercambiaron miradas. Murmullos. Algunos bajaron la cabeza.
Darius estaba por decir algo, pero ella le apretó las uñas en las manos haciendo que entrecierre los ojos.
—¿Cómo osas hablar como una cualquiera?
Murmuró alado de Elara, ya mirando juntos al sacerdote.
— No es cualquiera Idiota. Es hablar libremente. Te guste o no, No soy uno de tus malditos hombre. - contestó firme — Pero si no te gusta, me iré, me dan asco los hombres como tú.
Se estaba liberado cuando Darius la tomó por la cintura, eso no salió desapercibido por los demás, y menos por Selene que apretó los dientes
— No pienso quedarme en el altar, es mejor que coperes..
– No es mejor que tú coperes.. Si me amenazas Darius, tendrás que dormir con un ojo abierto toda las noches, porque no me temblará la mano para cortarte la lengua.
Darius la miró fijamente, nada en su rostro mostraba miedo, al contrario, mostraba una sonrisa macabra.
El sacerdote continuo con los votos, todo se dictó como se decía, pero cuando le tocó a Elara, sonrió.
– Yo Elara Veyren, te tomo como Esposo, comandante Darius Kaelthorn.. Hasta que la muerte te separe de mí..
El sacerdote y los presentes quedaron en silencio solo la risita de Elara resonó en ese silencio, Darius frunció el ceño apretando los puños.
《 Como puede ser tan descarada.. Esta mujer no es nada a la misma que me juro amor ayer mismo en rodillas 》
– Puede Besar a la novia.– dijo El sacerdote
Elara sabía que Darius diría que no, antes de que hablara hizo una mueca
– No gracias.. No quiero que se contagie el mal de boca.
Bajó del estrado, Darius quedo la palabra en la boca siguiéndola con rabia. Ante la mirada de todos, quiso tomar si mano, pero ella se corrió algo que hizo que bufara más.
Subieron a los autos, Elara miró el modelo hermoso, era igual al que veía en los museos de guerra, el mismo que un día compró solo por colección.
– ¿Qué fue todo eso? - dijo Darius detrás de ella
Elara no le prestó atención, estaba mirando alrededores tenía que ubicarse bien en donde estaba y el lugar.
– Te estoy hablando mujer – Tomo bruscamente su brazo
Pero Elara giró su cuerpo haciendo que caiga contra el capo mientras clava su codo en su garganta
– Escucha bien pedazo de idiota. A mí no me hablarás así, primero te quitaré la lengua y segundo no me toques.– apretó más su codo.
Darius abrió los ojos no podía con su fuerza y ese movimiento rápido lo sacó de lugar.
– Pues... Ami tampoco me ordenas
– Entonces cada uno por su lado Comandante.
Lo soltó de golpe haciendo que tosa, pero ya le saco el arma sin que sé dé cuente entrando al auto.
Darius gruñó mirándola, pero no pudo subir porque tranco la puerta, poniendo en marcha este tomando rumbo y dejándolo ahí parado.
Sacando el arma ante su vista por la ventana
– Esa mujer.. ¿Cómo? - Se tocó su cinturón y no tenía su arma.
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