Yo Erika, he reencarnado en Alina la desafortunada chica destinada a morir de la manera mas miserable e humillante. Pero no, yo no pienso morir así, porque yo, acabaré con los que la hicieron sufrir y les mostraré que nadie, debe meterse conmigo o acabarán en el infierno.
NovelToon tiene autorización de Arhuchim para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capítulo 15-amargo recuerdo
Era ya de noche, la habitación era iluminada solo por la luz de la luna que entraba por la gran ventana del balcón, como era una noche algo fría, estaban cerradas; en la cama, Lucían estaba sentado con la espalda contra la cabecera, mientras que Alina dormía a su lado, su respiración era entrecortada, pues no hacía mucho que tuvieron su momento de pasión; se suponía que solo hablarían sobre el pasado de la chica, pero después de eso, una cosa llevo a la otra y acabaron en la cama, pero, nunca había tenido tanta necesidad de hacerle el amor a una mujer, pero con Alina era diferente, se sentía sumamente atraído a ella y claro, las veces que lo han hecho, han sido lo momento más apasionantes.
- debería dormir un poco, alteza...
Alina abrió los ojos, esos profundos ojos azules, Lucían pasa su mano, apartando el flequillo del rostro de la chica.
- lo haré, solo pensaba un poco...
- piense mañana, por ahora, es mejor que descanse.
Alina se apoya de los codos para levantar un poco su cuerpo, Lucían se desliza para acostarse y la atrae contra su pecho para abrazarla, le ha gustado dormir así con ella. A la mañana siguiente, un carruaje se prepara, para que el emperador regrese a la mansión del príncipe Luke, mientras disfruta del paisaje por la ventana del carruaje, recuerda todo lo que Alina le contó, empezando por su niñez, donde al cumplir los 4 años, su madre comenzó con un estricto régimen de enseñanza, para que aprendiera a leer y escribir, al cumplir los 5 años, ya leía, aunque no perfectamente, lo que, causaba que su madre le pegara en las palmas de las manos con una regla, si se equivocaba al leer un poema o cualquier otro texto con palabras complejas, la hora de la lectura, se volvió una hora de tortura para ella, cada día se despertaba asustada de equivocarse, para cuando 7 años, su régimen de belleza empezó, le ponían corsé, así como tacones diseñados para ella, pues a esa edad, una niña no las usa, también debía hacer dietas, por lo que jamás probó postre alguno, en las fiestas de té de otras niñas, no se le permitía asistir, pues su madre temía que comiera pasteles o galletas, es ahí donde comenzó sus problemas para socializar, pues nunca pudo estar con niñas de su edad, a los 10 años, debido a las dietas, su cuerpo seguía pareciendo al de una niña de 8 años, mientras que otras niñas eran más altas que ellas, a esa edad, su padre la llevó por primera vez al palacio, por supuesto con la intención de impresionar al emperador con sus excelentes modales y claro que lo logró, incluso la propia emperatriz la alago, al punto de invitarla a su palacio, un gran logro para el Conde, pues ese era su propósito; cuando cumplió 11 años, la emperatriz la presentó ante el príncipe heredero, es decir, Luke, siendo un niño muy amigable, no dudo en llevarse bien con ella, ya que era una niña muy linda, para cuando ella cumplió los 12, la emperatriz solicitó con los Condes una reunión para pedirla como prometida de Luke, los Condes encantados aceptaron, Alina estaba feliz, por primera su madre le sonrió y la felicito con abrazo, pero, eso, solo fue el principio de su pesadilla, ya que el entrenamiento se hizo más intenso, al punto de dejarla sin comer dos o tres días para que no subiera de peso, si se equivocaba en algo, incluyendo en su manera de vestir, la condesa le pegaba con un fuete, en la espalda descubierta, aun cuando apenas era una niña de 13 años, en ese entonces la emperatriz ya la mandaba llamar al palacio, para que conviviera con Luke, ambos se llevaban bien, siendo de las pocas veces que sonreía y se sentía realmente libre, en una ocasión, Luke le dijo, que si ella llegase a necesitar ayuda o cualquier otra cosa, no dudase en decirle, pues al ser su futura esposa, él, la protegería de todo. Con esa promesa, Alina se armo de valor para decirle al joven príncipe que quería vivir en el palacio.
- no me deje volver a casa, alteza.
Luke ríe ante su petición, pues se le hacía algo divertido que fuese esa su petición.
- vendrá al palacio cuando sea mi esposa, se lo prometo.
Alina agachó la cabeza, sabía que su petición era demasiado, como para ser cumplida.
- si, cierto...hasta eso, debo aguantar.
- si, si, aguante, además somos niños, no podemos vivir juntos.
Alina se sintió decepcionada, al verla así de triste, Luke se lo comentó a la emperatriz, pues la manera en la que ella lo pidió, era extraña, porque Alina le sujeto la mano.
- sus manos temblaban.
- supongo que estaba nerviosa, eres un niño guapo, cualquier mujer se sentiría nerviosa.
Bromeo la emperatriz, pero, si le pareció extraño, así que, para cuando Alina visito nuevamente el palacio, la mando llamar, preguntando el porque quería vivir en el palacio tan pronto, Alina se mantuvo en silencio y con la cabeza baja, pero, la emperatriz insistió en saber el porque.
- porque si no hago bien las cosas, mi madre me golpea.
Soltó finalmente Alina, sorprendiendo a la emperatriz, quien se horrorizó del solo pensar que una madre golpeará a su hija, así que mando llamar a la Condesa, pero esta río ante lo dicho por la emperatriz.
- perdone majestad, mi hija solo esta molesta, porque últimamente esta en su etapa rebelde.
- la acusación es grabe, condesa Bennett.
- lo se y lamento eso, Alina quería un vestido, estaba encaprichada por el, al punto de gritarme a mi y a su padre, por eso le di una cachetada, pero esa fue la única vez que le pegue y me sentí una pésima madre.
La condesa comenzó a llorar, causando pena en la emperatriz, por supuesto se sintió mal por haberla querido acusar de algo tan grabe, se disculpo y la dejo marcharse, para eso, cuando la condesa y Alina llegaron a la casa, la pobre chica, sufrió golpe tras golpe, por haber hablado; desde esa vez, nunca más volvió a decir nada, creyendo que la emperatriz, estaba de acuerdo con ese trato que le daba la condesa.