Sebastian Sandoval es el Demonio de la cuidad, un mafioso de los bajos mundos, es drogado por una admiradora quien pagará muy alto el costo de meterse con el demonio.
Isabella Gaona una joven angelical pero con un carácter fuerte será quien domine al gran demonio con sus diferencias y un gran motivo que los termina uniendo.
Samantha es la Nena de ambos..
NovelToon tiene autorización de Meche para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo #13 te traen de cabeza.
La niña estaba somnolienta y poco a poco fue abriendo más sus ojitos. Debía tener una recuperación de 15 días con sumo cuidado y su madre se encargaría de eso.
Isabella Gaona: "Nena de mi corazón, ¿te sientes bien?"
Samantha: "Mami, tengo mucha sed, quiero agüita."
Isabella Gaona: "Espera, ya te doy un poquito de agua. No te muevas mucho."
Isabella atendió a su nena hasta que Antonio entró a la habitación.
Médico Antonio: "Hola, Samantha. ¿Cómo te sientes?"
Samantha: "Padrino, bendición. Estoy bien y me siento bien, pero mi mami no me deja moverme."
Médico Antonio: "Dios te bendiga, mi nena preciosa. Y sí, puedes moverte tranquilamente. Solo debes ser cuidadosa."
Samantha: "¿Viste, mami, que sí puedo jugar con mi osito caramelo?"
Isabella Gaona: "¿Estás seguro, Antonio?"
Médico Antonio: "Se operó para que ella pudiera tener una vida normal. Déjala que descubra el mundo. Solo debe tener de tus mejores cuidados. Ya pasado mañana se le dará el alta."
Isabella Gaona: "Gracias, Antonio. Tú siempre tan atento."
Isabella se abalanzó sobre Antonio, dándole un fuerte abrazo como siempre. Acostumbraban a ser muy melosos al momento de agradecer.
Sebastián, como siempre, en silencio, escuchaba toda conversación entre los amigos. Estaba siendo totalmente ignorado, pero eso no sería problema para él, pues tenía un plan en mente.
Antonio salió de la habitación, dejando al par de tortolitos para que pudieran conversar.
Samantha: "Mami, ¿puedes darme el peluche para dormir?"
Isabella Gaona: "Sí, mi nena. Ya te doy tu peluche."
Sebastián estaba fuera del ángulo de vista de la niña, por esa razón, ella no lo había visto. Sin embargo, él sabía que al verlo, ella reaccionaría.
Sebastián Sandoval: "Hola, preciosa. ¿Cómo te sientes?"
Samantha: "Hola, señor. Estoy bien, ¿y usted?"
Sebastián Sandoval: "Ahora que estás despierta, me siento más feliz que nunca."
Samantha: "Yo también estoy feliz porque cumpliste y me acompañaste como me lo habías prometido. Podía escuchar tu dulce voz en el quirófano."
Sebastián Sandoval: ¿Quieres dormir?
Samantha: Sí, tengo mucho sueño.
Sebastián Sandoval: Toma tu peluche y acomoda tu cuerpecito que yo te haré cariñito.
Samantha acomodó su posición mientras que Sebastián le acariciaba su cabellera, hasta que ella cayó en un sueño profundo.
Isabella Gaona: Gracias por dormir a mi hija.
Sebastián Sandoval: Nuestra hija.
Isabella Gaona: Sí, claro.
Sebastián Sandoval: Debo irme a trabajar, pero prometo venir mañana a primera hora para seguir haciendo compañía. Luego quiero que ella se recupere en un lugar que le he preparado.
Isabella Gaona: Vale, está bien. Te esperaremos.
Sebastián le dio su respectivo beso a la nena en la cabeza y salió dejando a ambas mujeres atrás. No tuvo el valor de despedirse de Isabella, pues no estaba acostumbrado a esos tratos. Debía ir a resolver unos asuntos en el club para luego ir a descansar.
Tenía planeado comprar una casa grande, porque su apartamento no era cómodo para ambas mujeres. Debía tener un buen jardín para los juegos de Samantha. No preguntó, pero según sus cuentas, la nena estaría próxima a cumplir años. Le quería organizar una gran fiesta con todos los juegos que a la niña le encantaban. No sabía qué tan grande podría ser su familia. La pensaba complacer en todo.
Llegó al club cómo lo había planeado.
Gonzalo: Jefe, me disculpa el atrevimiento, pero tenemos mucho trabajo.
Victor: Mejor puedes ir diciendo dónde has estado metido estos días. Tanto que hablas cuando me pierdo con Karla y mírate a ti.
Sebastián no prestó atención a ninguno de los dos y siguió hasta su oficina. Realmente tenía trabajo y no pensaba perder su tiempo conversando con esos atrevidos.
Realmente tenía que revisar unas cuentas y cuadrar una mercancía que debían recibir. Luego tenía que distribuirla por toda la ciudad. Al terminar todos esos pendientes, debería dedicarse a buscar el vecindario más adecuado y la casa perfecta para su nena.
Victor entró a la oficina de su amigo. Quería saber realmente quién era la mujer que lo traía de cabeza. En todos los años conociendo a su amigo, nunca lo había visto abandonar el trabajo. Tenía más de dos días sin ir a la empresa y igual fue con el club.
Victor: ¿No piensas contarme quién es la mujer que te trae de cabeza?
Sebastián Sandoval: ¿Y quién te dijo que es una mujer?
Victor: ¿Qué más podría cambiar tu rutina? No creo que sea más trabajo. Además, solo actuabas así de misterioso cuando estabas con Mónica.
Sebastián Sandoval: Ese nombre te queda grande en la boca. Mejor no te metas en mi vida que yo tampoco me meto en la tuya.
Victor: ¡Pero qué humor te gastas! No, no creo que sea una mujer. De haberlo sido, te aseguro que con caricias te hubiera apagado esa amargura.
Sebastián no sabía si era legal matar a su propio amigo. Era su único compañero, pero a veces le provocaba ahogarlo en gasolina y prenderle fuego.
Sebastián Sandoval: ¿Y tú qué haces aquí? ¿Acaso tu amante anda en sus días? Porque es la única manera, creo yo.
Victor: Oye, no metas a Karla en esta conversación.
Sebastián Sandoval: Igual tú, no te metas en mi vida. Debes mantener tu lengua al margen.
Victor: Eres un demonio. Quería contarte que me costó mucho, pero logré internar a Sofía en una clínica de rehabilitación. Acabaste con su vida.
Sebastián Sandoval: Eso le pasa a las personas que buscan hacerme daño de alguna manera. Ella misma forjó su destino.
Victor: Espero nunca ser tu enemigo jajajaja...
Sebastián Sandoval: Espero que ella sepa hasta dónde usar su lengua, o la próxima vez no vivirá para contarla.
Victor: ¡Qué miedo! ¿Nos tomamos unos tragos? Llegaron unas jovencitas nuevas y me gustaría ser el primero en probarlas. Quizás y dejo una solo para mí.
Sebastián Sandoval: Haz lo que quieras. No pienso tomar. Tengo una reunión muy importante mañana y no quiero llegar oliendo a alcohol.
Victor: Como quieras. Yo haré mi propia fiesta.
Victor se despidió de su amigo y salió en busca de un buen calentón, mientras que Sebastián quería adelantar todo lo posible y así dejar a Gonzalo a cargo del nuevo cargamento. Quería dedicar todo su tiempo a Samantha.