El Corazón De La Bestia

Maximiliano estaba en su oficina atendiendo todo tipo de pendientes, Violet era un gran país que podía dar mucho dinero, pero su antiguo gobernante no pudo sacar provechó, comprarlo fue fácilmente, como comprar una simple casa, tenía dinero y mucho, había heredado la fortuna de su abuelo , así como también había hecho su propia fortuna desde muy joven, aunque los negocios no eran todo lo que tenía que ver, tampoco encargarse de aquel país, tenía gente capaz para delegar ciertas responsabilidades, pero había algo que requería de su total atención y era el otro lado de la cara de aquel mundo, la magia, últimamente habían aparecido personas que amenazaban la tranquilidad de ciertas familias especiales, las familias de los que se consideraron como los hechiceros del mundo, Evans Rosental era uno de ellos y fue la primera víctima, era de sorprender que un hombre como él, haya muerto tan fácilmente, no dudo en empezar las investigaciones sobre esa muerte, habían logrado hacerse de los videos de aquella carretera, no se veía mucho, solo un hombre encapuchado asesinando fácilmente a Rosental, no era de gran ayuda, no tenían ni siquiera una pista de quien era ese hombre.

- Señor-  Dijo uno de sus hombres, se acercó y entregó otra tablet- Anoche, la señorita Rosental fue atacada – Continuó, Maximiliano tomo aquella tablet y dio clic en reproducir, observo desde el momento que ese hombre se paró en medio de la carretera y Alana freno de manera brusca, ella bajo del coche y comenzó a insultarlo, soltó una pequeña risa al ver que ni siquiera se intimido ante ese encapuchado, lo siguiente fue ver como se defendía hábilmente y al final uso su elemento de fuego, lo cual fue útil y logro hacerle daño, frunció el ceño y detuvo el video, justo donde podía verse un poco la frente de ese hombre y mechones de su cabello, miró el video donde Evans murió, ese hombre en ningún momento uso su elemento, sabía que también tenía el elemento fuego, Alana lo heredo de él, pero, ¿Por qué Evans no lo uso en batalla? De haberlo hecho no habría muerto.

- Es el mismo hombre- Dijo su guardaespaldas- El que mató a Evans Rosental y el que ataco a la señorita Alana Rosental, es el mismo- Terminó, Maximiliano asintió.

Maximiliano continuó viendo el video, después de que ese hombre se escapó, ella se encerró en el coche, hasta que llegó Sebastián Holmes.

- Ordena vigilancia para la señorita Rosental, pero sean precavidos, si su hermana se dio cuenta de nuestros investigadores, entonces ella tampoco es una tonta- Ordeno, entregándole la tablet.

Una vez que se quedó solo, saco su teléfono y fue directo al chat de esa chica, le había enviado un mensaje que la vería más tarde, pero ella ni siquiera se tomó la molestia en responder, sabía que asistiría a la cita, ella también estaba interesada en pasarla bien un buen rato, pero conociéndola ya, a pesar del poco tiempo, sabía que llegaría tarde, por lo que usaría su mismo juego, sonrió mientras pasaba sus dedos por su barbilla, recordando los momentos que había pasado con esa mujer, le encantaba como era en la cama, no se cohibía o se quejaba, había estado con infinidad de mujeres, pero ella era la primera que estaba satisfaciéndolo por completo y esperaba que fuera así por un largo y considerable tiempo.

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 Alana durmió casi todo el día, cuando despertó apenas tenía tan solo tres horas para su cita con esa Bestia, tomo el teléfono cerca del buró y pidió algo de comer, no quería bajar y encontrarse con aquellas perras, no es que les tuviera miedo, pero no tenía ganas de joderles la existencia, tomo su celular y le envió un mensaje de Anastasia, suspiró con cierto temor de que ella no le contestará, de que se haya escapado de nuevo, pero no fue así, Anastasia no respondió con un mensaje, sino con una llamada, ella se emocionó y contesto.

- ¿Ya te sientes mejor? – Pregunto Anastasia del otro lado, Alana rio.

- Si, mucho mejor, comeré algo y después me arreglare, quede de verme con esa Bestia en un par de horas- Respondió alegremente mientras caminaba hacia su closet.

- Alana, deberías cancelar el contrato, la empresa no es importante realmente- Hablo aquella chica con preocupación en su tono- No es tienes que acostarte con ese hombre…- Continuo.

- Descuida, no es como si no lo disfrutará, me deja totalmente acabada, pero me gusta el sexo con él- Respondió sinceramente y despreocupada, Anastasia rio.

- Bueno, pero ten cuidado, no te vayas a enamorar- Dijo sarcásticamente, Alana comenzó a reír con fuerza.

- De lo que me puedo enamorar es de su tremendo…- No terminó al escuchar que tocaron la puerta, pero Anastasia logró entender lo que quería decir y empezó a reír. Alana abrió la puerta era uno de los empleados que llevo su comida, la dejo en una mesa y después se retiro

- Tal vez debería seguir tu consejo y probar a la bestia- Comentó, Alana se quedó pensativa unos segundos.

- Con la condición que me dejes probar a Sebastián- Sugirió, escuchó un profundo silencio del otro lado.

- No, está prohibido para ti – Respondió con cierta voz amenazante, Alana comenzó a reír, entonces su hermana no le era indiferente a ese hombre.

- Uh, descuida, mis limones no son de su agrado- Respondió despreocupada. – Bueno, te pasare a ver antes de reunirme con la Bestia – Dijo acercándose a la charola de comida.

- Claro, aquí te veo ¿Te quedarás a dormir? – Preguntó, Alana comenzó a reír.

- Ay no, ya les arruiné la noche ayer, necesitan su propia diversión- Dijo animada.

- Descuida, está castigado aún – Dijo divertida, Alana quiso preguntar a qué se refería, pero Anastasia se despidió de ella y colgó la llamada.

Alana se sentó a comer, mientras revisaba sus redes sociales, aún hablaban sobre la cancelación de su boda y sobre los cuernos que le pusieron, suspiró molesta, continúo viendo hasta que llegó a una imagen de la gala, ella caminando del brazo de Maximiliano, abajo decía “La nueva conquista de Alana Rosental”.

- Que no jodan- Soltó molesta, normalmente los hombres eran de quienes se hablaban cuando lo veían con una bella mujer, pero este no era el caso, hablaban de ella como si fuera una facilota que se metiera con cualquiera. – Estúpida bestia- Gruño mientras se llevaba un bocado a su boca, tomo captura de aquella imagen y se la mando a Sebastián, pidiendo que diera eliminaran de redes sociales esa información, dejo su teléfono y siguió disfrutando de su comida.

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Maximiliano estaba en una reunión cuando recibió un mensaje, saco su celular de su saco y observo que era de aquella mujer, lo dejo sobre la mesa y trato de poner atención a la reunión, pero no tardo ni diez segundos y tomo de nuevo el celular, abriendo directamente el mensaje, la imagen de él y ella en la noche de la gala con el título de “La nueva conquista de Alana Rosental” fue lo primero que vio, sonrió levemente, pero su sonrisa desapareció y frunció el ceño al leer el mensaje escrito abajo.

“Borra esa mierda, no quiero que me relacionen con esa estúpida bestia mandona, besitos Sebas, te veré en un rato más, xoxo”

Maximiliano apretó su teléfono y se aflojo la corbata, la sangre le hervía de furia, Alana Rosental sí que lo provocaba en todos los sentidos, tenía deseos de castigarla y hacerla sufrir como un enemigo, pero más eran sus deseos de tenerla en su cama y gimiendo su nombre, suspiró y miró su teléfono ya hecho pedazos en sus manos, miró al frente aquella reunión había dejado de ser importante para él, se puso de pie y salió de aquella sala sin decir una sola palabra, dejando a todos confundidos, pero nadie se atrevía a cuestionarlo, le temían y mucho.

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Dana Carles observo aquella imagen que ya era tendencia en todo Amatista, Alana Rosental estaba ahora ligándose a Maximiliano Kingsley, soltó una maldición, odiaba a esa mujer, siempre teniendo mejores cosas que ellas, mejores hombres, había querido quitarle a Joan porque es demasiado guapo no había conocido a ningún hombre así y odiaba que Alana lo tuviera, pero ahora su nueva presa era Maximiliano Kingsley, ese hombre valía mucho más que Joan, tenía un estatus muy alto y una gran fortuna, no era necesario preguntar qué tan poderoso era, si ya había comprado un país como algo normal.

Salió de su recamará, quería mostrárselo a su madre, pero en el camino se encontró con Alana vistiendo sus lujosas prendas, la miro de pies a cabeza, aquel corto vestido rosa de escote corazón, tirantes y corte A, corto hasta la mitad de sus muslos y tacones blancos, le hacían lucir perfectamente bien, no se veía ni siquiera vulgar, eso odiaba de ella, todo lo que usara le quedaba bien, su cabello negro azulado lacio perfecto estaba suelto, su maquillaje era suave, solo resaltaban sus ojos con un delineado negro y sombras pasteles, sus labios de un tono rosa.

- ¿A dónde vas, vestida tan zorra? – Preguntó mirándola de pies a cabeza.

- Que mierda te importa- Respondió con una sonrisa- Ay, pero descuida, no me volveré a revolcar con Joan, ese perro sarnoso es todo tuyo- Se encogió de hombros y comenzó a alejarse de ella.

- Entonces, ¿Es cierto que ahora te estas cogiendo a Maximiliano Kingsley? - Preguntó haciendo que Alana se detuviera y le dirigiera la mirada, Dana le mostró su celular, aquella imagen ya tenía millones de visitas, comentarios y reacciones. – Eres una maldita zorra- Se burló, Alana frunció el ceño, a estas horas esa noticia ya no debía existir, pero recordó que tampoco tuvo respuesta de Sebastián- ¿Coge mejor que Joan? – Preguntó de nuevo Dana, Alana la miró y sonrió.

- Mucho mejor, perra- Respondió mostrando su perfecta dentadura- Si quieres quitármelo, adelante, ya estoy acostumbrada a que vayas por mis sobras – La miró de pies a cabeza, sabía que Dana ahora tendría interés en ese hombre, siguió recorriéndola con la mirada, no lo negaba era bonita y tenía lo suyo, pero ¿Sería el tipo de mujer para Maximiliano Kingsley?  Mejor dicho ¿Podría siquiera aguantarle una ronda? Si así fuera, entonces ella sería su reemplazo y podría recuperar la empresa Rosental más rápido de lo pensado.

- ¿Crees que no puedo? – Pregunto desafiante Dana, no le gustaba que Alana se creyera tanto, siempre haciéndola inferior.

- Adelante, hazlo, quítamelo – Respondió y se dio la vuelta- Me harías un gran favor a mí y a mi entrepierna- Dijo en voz baja mientras se alejaba.

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Dana entró furiosa a la recamará de su madre, le mostro aquella noticia de Alana y su nueva conquista, después de la conversación que tuvo con Alana hace unos minutos, hacia rabieta como si fuera una niña, odiaba tanto a Alana.

- Tranquila, hija, ya tienes a Joan- Dijo tratando de calmarla.

- ¿Tenerlo? Él sigue aferrado a que volverá con Alana, solo me usa para coger, pero el muy perro sigue idiotizado con esa zorra- Soltó molesta, sentándose a su lado- Mamá, me reto a que le quite a Maximiliano Kingsley, eso significa que ese rumor es cierto- Dijo mostrando nuevamente su teléfono.

- Puede ser, pero hija, ese hombre no es cualquier cosa- Le dijo en tono preocupante.

- ¿Piensas que no puedo seducirlo? ¿Alana es mucho mejor que yo? – Gruño con su chillona voz, Maritza suspiró.

- No, claro que no, pero debes ser cuidadosa, Maximiliano Kingsley es un hombre muy poderoso, tanto en negocios como en el mundo de la magia – Explicó había escuchado ya hablar de él y lo temerario que era en ambos mundos.

- Por eso, debo quitárselo a Alana, ella no puede tener a ese hombre…es mucho para ella- Sonrió con malicia, ahora se encargaría de obtener a ese hombre, a Maximiliano Kingsley, se lo quitaría a Alana, así como lo hizo con Joan, ella no se lo merecía, eso pensaba.