De Regreso a Mis Días de Escuela

"¡Rara!" gritó Cindy con una voz algo alta. Se sentía avergonzada por su hermana adoptiva.

No solo la niña llamada Rara se sorprendió. Incluso Clarissa se tambaleó de su asiento.

Rendi miró a Cindy con una mirada difícil de interpretar. Cindy bajó la vista.

"Lo siento...", dijo Cindy antes de salir corriendo hacia atrás.

Vergüenza... Eso era lo que sentía Cindy. Estaba enamorada de Rendi desde el primer momento.

"Vaya... Persíguela, Ren, pobre niña. Seguro que está muy avergonzada", dijo Clarissa al ver que Rendi solo se quedaba atónito en su lugar.

"¿Y qué se supone que debo hacer?", preguntó Rendi como un tonto.

"¿Me preguntas a mí?", preguntó Clarissa, a lo que Rendi asintió.

"Si me preguntas a mí... Estás preguntando a la persona equivocada, hermano".

De repente, los ojos de Clarissa se abrieron como platos cuando los niños que estaban reunidos antes también entraron repentinamente. Incluso dejaron algunas cosas atrás.

"Vaya... Parece que mi presencia está causando problemas, Ren", dijo Clarissa con tristeza.

Recogió algunos muñecos y comida que estaban tirados en el suelo. Luego los colocó sobre la mesa.

Rendi seguía parado en su lugar. Quién iba a pensar que sucedería algo así. Le gustaba Cindy. Pero su afecto no era más que el cariño de un hermano mayor hacia su hermana menor.

"¡Persíguela!", dijo Clarissa después de terminar de recoger los juguetes.

"¿Y tú qué?", preguntó Rendi confundido. Por un lado, quería perseguir a Cindy, pero tampoco quería dejar a Clarissa sola.

"Te espero aquí", respondió Clarissa con calma.

"De verdad... ¡No me vayas a dejar!"

Sin esperar la respuesta de Clarissa, Rendi entró. Clarissa lo esperó sentada en una silla. Poco después llegó la dueña del orfanato.

"Vaya... ¿Dónde está el joven Rendi?", dijo la dueña del orfanato mientras traía una bandeja con bebidas y pasteles.

"Adentro, señora", respondió Clarissa con sinceridad.

"¿Dónde están los niños?", preguntó la madre del orfanato mirando a su alrededor buscando a los niños del orfanato que estaban jugando allí antes.

"Adentro, señora".

"¿Por qué no entras, nena?"

"Es más agradable aquí, señora, fresco", dijo sin pensar.

"Perdón, nena, si soy indiscreta. ¿Qué relación tienes con el joven Rendi?", preguntó la dueña del orfanato con algo de nerviosismo.

"Casualmente vamos a la misma escuela, señora. ¿Pasa algo?"

"No pasa nada. Solo preguntaba. Normalmente el joven Rendi viene solo o con su hermana mayor".

"Oh... Pensé que tenía algo que ver con Cindy".

Clarissa siguió conversando con la dueña del orfanato mientras esperaba la llegada de Rendi. Mientras tanto, Rendi siguió a Cindy a su lugar favorito.

Rendi conocía a Cindy desde hacía mucho tiempo. Así que sabía muy bien el lugar al que Cindy iría cuando estuviera triste.

Resultó que la suposición de Rendi no era incorrecta. Cindy estaba sentada en el columpio que estaba detrás del orfanato.

Rendi se acercó a Cindy lentamente. A pesar de eso, Cindy todavía podía notar su presencia.

"¿Puedo sentarme aquí?"

"Por supuesto, hermano".

"Gracias".

Ambos se quedaron en silencio. Rendi seguía pensando en las palabras correctas para no lastimar a la chica a su lado.

"Lo siento", dijeron ambos al mismo tiempo.

"Eh..."

"Adelante tú primero", dijo Rendi.

"Lo siento".

"¿Por qué tienes que disculparte?"

"Por ser tan descarada al sentir algo por ti. Pero Cindy no puede evitar que este sentimiento se vaya. Perdóname".

"No tienes que disculparte. Nunca sabemos en quién se posarán nuestros sentimientos. Todos son libres de amar. Pero lo siento... Todo este tiempo solo te he considerado como una hermana pequeña", dijo Rendi con sinceridad.

No quería dar esperanzas cuando realmente no sentía lo mismo por ella.

Aunque Cindy ya lo había adivinado, le dolió que sus sentimientos fueran rechazados directamente. Aunque ya estaba preparada para esto.

"No tienes que disculparte. ¿La amas?", preguntó con voz ronca.

"¿A quién?", preguntó Rendi fingiendo no saber a quién se refería Cindy.

"Ish... No finjas que no entiendes. Cindy puede ver que te atrae".

"No lo sé. Yo mismo no lo sé. Pero me alegro cuando la veo feliz. Y me entristece cuando la veo triste", respondió Rendi con sinceridad.

"Ehm... ¿Estás enfadado con Cindy?"

"¿Por qué debería estar enfadado? Solo quiero recordarte que no te comportes así. Rara solo quiere tu felicidad, así que no la regañes".

"Cindy no está enfadada. Cindy solo está avergonzada".

Rendi habló con Cindy durante bastante tiempo. Clarissa se aburrió de esperar. Decidió dar un paseo por el orfanato.

Cindy se encontró con unas mujeres que estaban tendiendo algo. Clarissa se acercó a las mujeres.

"¿Qué están tendiendo, señora?", preguntó Clarissa amablemente.

"Estamos tendiendo Miler, señorita", respondió la mujer mientras la miraba. Luego volvió a su trabajo.

"¿Qué es Miler, señora?", preguntó Clarissa, que no estaba familiarizada con la comida que mencionaba la mujer.

"Es un tipo de galleta hecha de yuca", respondió la mujer sin mirar a Clarissa.

"¿Puedo ayudarla, señora?"

"Por supuesto".

Clarissa observó cómo trabajaba la mujer. Luego, lentamente, imitó su forma de trabajar.

"Si no es molestia, ¿se vende este Miler, señora?"

"Sí, señorita. Para ayudar a los niños del orfanato".

"Oh, ya veo. ¿Dónde compran los ingredientes, señora?"

"Algunos los cultivamos en el jardín, pero la mayoría los compramos en el mercado".

Clarissa seguía ocupada ayudando a la mujer. Mientras tanto, Rendi, que había terminado de hablar con Cindy, estaba confundido buscando a Clarissa.

"¿A dónde fue esa niña? Me va a dejar aquí", murmuró Rendi mientras seguía buscando.

"¿A quién buscas, joven?", preguntó la dueña del orfanato, que vio a Rendi con aspecto confundido.

"¿Ha visto a mi amiga?"

"Pero si estaba aquí hace un momento", dijo la dueña respondiendo a la pregunta de Rendi.

"Pero no está, señora", respondió Rendi con pánico. Temía que Clarissa se hubiera ido a casa antes.

"Busquemos por aquí. Esperemos que no esté lejos de aquí", dijo la dueña con sabiduría.

"Amén".

Como dijo la dueña del orfanato, Rendi buscó a Clarissa por el orfanato. Suspiró aliviado al ver a Clarissa no muy lejos de él.

"¡Cla!", llamó Rendi con una voz algo fuerte.

Clarissa se dio la vuelta. Luego se despidió de la mujer y se acercó a Rendi, que también caminaba hacia ella.

"Pensé que te habías ido a casa".

"Cómo me voy a ir a casa, si no conozco el camino".

"Lo siento... Tardé mucho", dijo Rendi sintiéndose mal por dejar a Clarissa demasiado tiempo.

"Tampoco tanto. Pero estaba aburrida, así que me vine a pasear por aquí".

"¡Vámonos a casa!"

"¡Vamos!"