Con la muerte de su padre, Alecxis se convirtió en el nuevo duque a una edad temprana. A pesar de su juventud, demostró una madurez y una determinación que sorprendieron a muchos. Asumió sus nuevas responsabilidades con seriedad y dedicación, trabajando incansablemente para mantener el legado de su familia y servir a su comunidad.
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el amuleto
La noche transcurre en preparativos. El rey Theron ordena que les proporcionen todo lo necesario para el viaje: caballos fuertes y bien equipados, provisiones abundantes para varios días, armas afiladas y armaduras resistentes. Aelia y Valerius, aunque campesinos, demuestran una sorprendente habilidad con el arco y la espada. Radko, con su experiencia como mercader, se encarga de organizar las provisiones y de trazar las rutas más seguras. Silvano, a pesar de sus heridas, se mueve con una agilidad sorprendente, limpiando y afilando su espada con una mirada sombría. Tú, por tu parte, te dedicas a estudiar el amuleto de piedra que te ha entregado el rey Theron. Sientes una energía extraña que emana de él, una energía que te tranquiliza y te protege. Te lo cuelgas al cuello, sintiendo su peso reconfortante. A la mañana siguiente, al amanecer, se reunen en el patio del palacio.
El rey Theron los espera, vestido con su túnica larga y elegante. ´Partís hacia las Tierras Sombrías´, dice, su voz resonando con autoridad. ´Confío en que cumpliran la misión y recuperaran la Máscara de Xok´tar. Pero recordad: las Tierras Sombrías son un lugar peligroso y traicionero. Estad atentos, confiad en sus instintos y no se dejen engañar por las apariencias´. les entrega un mapa detallado de las Tierras Sombrías, señalando la ubicación de la cabaña de Elara, el mago renegado. ´Elara es un hombre excéntrico y misterioso´, advierte Theron. ´No confíes ciegamente en él. Cuestiona todo lo que te diga y sigue tu propio juicio´.
se despiden del rey Theron y montán en sus caballos. Salís de la ciudad, atravesando las puertas de la muralla y adentrándose en el territorio salvaje. El paisaje cambia gradualmente a medida que avanzán . Los campos verdes y fértiles dan paso a bosques oscuros y retorcidos. El aire se vuelve más frío y húmedo, y una niebla espesa comienza a envolverlo todo. Sentís una sensación de opresión en el pecho, como si algo invisible los estuviera observando. Las Tierras Sombrías son un lugar inhóspito y desolado, un reino de sombras y misterios. A medida que se adentrán más en el territorio, notán que la vegetación se vuelve más extraña y retorcida. Los árboles parecen tener formas grotescas y amenazantes, y sus ramas se extienden como garras hacia el cielo.
El suelo está cubierto de musgo y hongos bioluminiscentes, que emiten una luz fantasmal en la oscuridad. Escuchán ruidos extraños en la distancia: aullidos de lobos, graznidos de cuervos y susurros ininteligibles que parecen provenir de las profundidades del bosque. El amuleto de piedra que llevas al cuello comienza a vibrar, emitiendo un calor suave que te reconforta.
De repente se escucha un grito sofocante en el bosque
El grito, aún resonando entre los árboles deformes,les hiela la sangre. Valerius, siempre atento, desenvaina su espada y se adelanta unos pasos, escudriñando la oscuridad. Aelia tensa la cuerda de su arco, apuntando hacia las sombras con una mirada decidida. Radko, aunque menos hábil en el combate, agarra con fuerza su cuchillo y se mantiene cerca del carro, protegiendo las provisiones. Silvano, con su rostro demacrado y su mirada sombría, se mueve con sigilo entre los árboles, buscando el origen del sonido.
Montas a tu caballo y avanzas con cautela, sintiendo la vibración del amuleto alrededor de tu cuello. La niebla se espesa, dificultando la visión, pero el amuleto parece guiarte, emitiendo un leve brillo que ilumina el camino. Sigues el rastro del sonido, adentrándote en el corazón del bosque.
De repente, vislumbras una figura tendida en el suelo, cerca de un claro iluminado por la luz fantasmal de los hongos. Te acercas con cautela y descubres a un hombre malherido, vestido con ropas harapientas y cubierto de sangre. Su rostro está pálido y demacrado, y su respiración es débil y entrecortada.
"Ayuda...", murmura con voz apenas audible. "Por favor... ayudadme..."
Valerius se arrodilla junto al hombre y le examina las heridas. "Ha sido atacado por algo salvaje", dice, frunciendo el ceño. "Tiene profundas heridas en el pecho y el abdomen."
Aelia se acerca con un frasco de agua y humedece los labios del herido. "Necesitamos detener la hemorragia", dice con voz preocupada. "Y llevarlo a un lugar seguro."
Radko se acerca con unas vendas y un ungüento curativo. "Intentaremos hacer lo que podamos", dice con amabilidad. "Pero no sé si sobrevivirá."
Silvano permanece en silencio, observando al hombre con una mirada fría y distante. "Deberíamos dejarlo aquí", dice con voz áspera. "Está demasiado herido para salvarlo. Solo nos retrasará."
Le miras con severidad. "No vamos a abandonar a nadie a su suerte", respondes con firmeza. "Lo llevaremos con nosotros y haremos todo lo posible para ayudarlo."
Con la ayuda de Valerius y Aelia, levantas al hombre herido y lo colocas sobre el carro, acomodándolo entre las provisiones. Radko le aplica el ungüento y le venda las heridas, tratando de detener la hemorragia.
Montás de nuevo en los caballos y continuás el camino, con el carro siguiendo a duras penas vuestro ritmo. El hombre herido gime de dolor, pero permanece consciente, aferrándose a la vida con todas sus fuerzas.
A medida que avanza, notas que la niebla se vuelve más densa y el bosque más oscuro y amenazante. Los ruidos extraños se intensifican, y sientes una sensación de peligro inminente. El amuleto de piedra que llevas al cuello vibra con fuerza, advirtiéndote de que algo terrible está a punto de suceder.