Desde los 10 años, Latifa le ha confesado su amor al Príncipe Salomón y le ha pedido que se case con ella. Su destino es ser sólo una candidata a novia del heredero al trono del reino Sufan. Ella sólo es una agregada cultural, alguien a quien nadie ama y nadie extrañará una vez que se cumpla el objetivo de unir a los protagonistas.
Así era hasta que llegué yo, una persona madura que murió en otra realidad, pero esta es una nueva oportunidad para mi, así que no quiero seguir el destino marcado de Latifa, dejaré atrás rogar por el amor de un hombre, las declaraciones sin sentido y pedir el reconocimiento de los padres, es tiempo de darle a esta chica un destino donde ella sea la que tome las decisiones. ¿Habrá alguien que la quiera así?
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¿Dormimos juntos?
Zaid no pudo dormir toda la noche, así que se levantó más temprano de lo habitual y decidió ir al centro de entrenamiento para tratar de despejar sus ideas, al salir de los dormitorios vio a lo lejos una extraña figura que corría rumbo al bosque, sin saber por qué la siguió a la distancia y se sorprendió al ver a la señorita Leibe con ropa de hombre, se nota que es mucho más grande que ella.
La chica estaba corriendo y haciendo una serie de ejercicios que él desconocía, salta troncos mientras hace piruetas, pero suele caerse, y lo que más le sorprende, a diferencia de las damas que ha visto, no es delicada como para llorar inmediatamente, ella simplemente se detiene un momento y sigue adelante, es una persona realmente curiosa.
Su cabello de color rosa intenso hace destacar sus ojos grises, su mirada es tranquila y pese a ser delgada, su figura le recuerda a los relojes de arena, pero lo que más lo sorprende es que trata de saltar un muro, casi de su altura, que calcula en 1.70 o 1.65, así que se compadeció de ella y decidió preguntarle si necesita ayuda.
Zaid: Es demasiado alto, no lo alcanzarás de un salto… socia…
Latifa: Ah, buenos días socio… (dice jadeando) dime… ¿dormimos juntos? Que recuerde no lo hemos hecho como para no saludarnos primero… jejejeje
El comentario dicho tan despreocupadamente hizo que Zaid sintiera cómo un calor subía por su rostro rápidamente.
Zaid: (Apenado) Perdón… tiene toda la razón, me disculpo, buenos días Lady Leibe…
Latifa: Bah, no seas tan formal… sólo un “buenos días” y mi nombre bastan… y tienes razón, pero quiero estar allá arriba… ese es mi objetivo… así que tal vez deba buscar otro ángulo o alguna otra opción… y tu… ¿haces ejercicio por aquí? No te había visto.
Zaid: Tengo… algunos… decidí despejar mi mente haciendo ejercicio, voy al campo de entrenamiento.
Latifa: Bueno, no te entretengo entonces… que te vaya bien, yo voy a buscar otra opción… por cierto… esto queda entre nosotros, ¿verdad?
Zaid: ¿Que haces estas cosas? ¿O qué vistes como hombre?
Latifa: Todo…
Zaid: ¿Me tomas por un chismoso?
Latifa: No, claro que no… pero quería… estar segura… no he pedido permiso a la Academia para esto, por eso salgo temprano… bueno, te dejo para que vayas a tu entrenamiento… nos vemos Zaid, que tengas un excelente día.
Así simplemente se alejó, ondeando su mano y dedicándole una gran sonrisa. Aparentemente no es nada… pero es la primera vez que alguien diferente a Sir Yohan le dedica una sonrisa sincera y le desea un buen día… y eso lo hizo sentir cálido todo el día.
No se volvió a topar con Latifa en clases, así que le mandó un mensaje para encontrarse en la fuente cerca de la Biblioteca por la tarde y hablar de su encargo. Ella, en respuesta, le pidió comprar un libro llamado “Arte” de Giacomo Bertucci. Le costó trabajo, pero lo hizo y llegó con él puntual a la cita.
Para su sorpresa, cuando arribó al sitio acordado se encontró con Naya Palacios, quien lucía muy triste. Ella tiene ojos color durazno y un cabello negro lacio que da un toque delicado ante sus pequeños y delgados labios de color rosa, su figura es espigada y muy delicada… se sorprendió al verlo. Poco después, llegó Latifa quien amablemente los saludó a ambos.
Latifa: Hola chicos, mil gracias por venir. Señorita Palacios, sé que nuestras interacciones no son siempre las mejores pero me enteré de que perdiste un libro que, casualmente, mi amigo Zaid tiene y le pedí que te lo prestara, ¿no es así?
Zaid: Claro (dijo de manera torpe)
Naya: ¿En serio? Joven duque, ¿me prestará el libro?
Zaid sólo extendió la mano con el libro para que ella lo tomara. Pero su mente se nubló y no podía decir nada más… la sola visión de Naya lo dejó atónito.
Naya: Muchas gracias joven duque, en cuanto termine de utilizarlo se lo regresaré. ¿Hay algún problema con eso?
Zaid sólo meneó la cabeza negando e hizo un ademán dándole permiso para quedarse con el libro.
Naya: (Dirigiéndose a Latifa) Vaya, no creí que te debería un favor… pero esto no cambia lo que pienso de ti.
Latifa: Lady Palacios… te estoy ayudando y ¿sacas a relucir mi vergonzoso pasado? Ahhhh, bueno, (siendo teatral) qué ingratitud… entonces, deja el libro y sigue buscando…
Naya: ¡No…! Además, no es tuyo, el joven duque me lo prestó a mí… ¿verdad?
Zaid sacudió frenéticamente la cabeza afirmando que sí, así que Naya sólo dijo: Adiós…
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hay mi pobre zaid /Grimace/ ojalá se le aclare lo que siente por latifa y actúe como le dijo el tío lou