Que pasaría si un día despiertas y estás en el pasado una nueva oportunidad, una nueva vida.
Podrá la princesa Diana cambiar el destino de todo un reino.
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Sorpresa
En un gran palacio en Thaslis, están Dunkan con Luciel, el Rey en el trono se ve su evidente estado físico, ambos son presentados por el nuevo ministro.
-Vaya emperador es un gusto tenerte aquí junto con tu hijo.
-Majestad, mucho gusto.
-Espero que su camino haya sido tranquilo.
-Así fue, llegamos ayer, Pero nos dijeron que estaba indispuesto.
-Así es, mi estado de salud es un poco delicado, mi reina me ha cuidado todo este tiempo, mi hija se encuentra bien, me hubiera gustado que viniera.
-Ella está en el palacio, está en perfecto estado.
-Me alegra, ahora supongo que su visita es para fijar los términos del matrimonio de nuestros hijos.
-Supone mal majestad, para que eso pase primero debera nombrar a la princesa Diana, Princesa heredera.
-Pero que? Este reino tiene un príncipe, es mi hijo.
-Así es, un niño, un pequeño niño, alguien que no es apto para reinar.
-Es la condición, si ella no es nombrada princesa no habrá matrimonio.
Los nobles presentes no aceptan a Diana, pero los de alto rango lo dudan, a la sala entra el gran duque del Norte, quien hace años no iba al palacio.
-Buen día, yo estoy de acuerdo en eso, la princesa es hija de la hermana de mi primer esposa, sobrina del gran duque del Oeste, ella tiene la edad y si se casa el príncipe sería el rey.
-Se nota que estás informado, eso es sospechoso.
-Le dice el Rey-
-No, sospechó fue la muerte de sus hermanos majestad -Le decía desafiante-
-Cuida tu lengua, duque estás presente ante tu rey.
-Mi lealtad es hacia la corona, si Diana reina, regresarán mis tropas, reabriré mi territorio y los nobles a mi cargo le juraran lealtad a ella.
Los nobles al ver al duque entienden que el norte la respalda, en seguida se abre nuevamente la puerta y una mujer muy hermosa entra.
-Buenas tardes, no es necesario que se levanten -Ella va hacia el trono, hace su reverencia hacia el rey-
Majestad, Liliana de Lara, Duquesa y señora de los mares del sur, tristemente traigo la noticia de la muerte de mi padre, una tormenta y piratas en el mar, un triste incidente como el de la princesa heredera ¿no cree?
El rey se pone nervioso, aquella mujer frente a él la hija del duque, siempre fue así, es la heredera desde hace un par de años, cuando su hermano murió.
-Lamentable, muy lamentable... Tome su lugar.
Ella pasa frente a Dunkan haciendo reverencia.
-Vaya es bueno verte, no has cambiado mucho ALTEZA...
-Duquesa, usted tampoco.
Luciel solo ve a su padre, él solo aclara la garganta y ella toma su lugar junto al duque del norte.
-Llegas tarde?
-Alexander, estoy de luto.
-Si claro.
-Hablamos luego.
Luciel solo ve como ella es importante.
-La conoces?
-Este... Si, desde antes que nacieras.
-Haaa, le diré a mi madre.
-Luciel! No es para tanto
Dunkan solo evade el tema, el rey no sabe que hacer y pide reunirse con sus nobles, Dunkan va con Luciel al palacio que les dieron.
Al poco rato le avisan que tienen visita.
-Vaya principe, eres igual a tu padre.
-Duquesa, el ya viene.
-Liliana como estas.
Luciel había pedido té para ellos, Dunkan se sienta frente a ella.
-Tu hijo es atractivo, se parece a ti cuando tenías su edad, tengo un hijo solo dos años más grande que el.
-Cof cof... Que?
Dunkan se ahoga con su té, Luciel solo le pasa una servilleta, ella solo sonríe de lado, bebé tranquila su té.
-Bueno yo me retiro, creo que ustedes tienen que hablar en privado.
Luciel solo se levanta y se va, no sin antes ver a su padre con ojos de desaprobación.
-Que te pasa, quieres verme morir, si le dice a su madre me va a matar.
-Jajaja, se de la fama de la emperatriz, escogiste bien.
-Es broma verdad
-Lo de mi hijo? No es broma el tiene 19 años y tiene el cabello plateado.
-Tu, la última vez que te vi fue en el puerto.
-Si lo recuerdo, tú ibas de regreso a la capital porque tu matrimonio había sido decidido.
-Dime que es mentira.
-Pues...
-No estés jugando.
-Vamos Dunkan, aunque fuera tu hijo, fue criado por mí, él es el próximo duque, es un almirante, comandara la flota de Terán, si estoy aquí es porque Alexander me habló de cierto niño en tu reino, es el hijo del príncipe verdad?
-Que? Quiero verlo.
-No, Dunkan, jamás voy a intervenir en tu vida, me entere de mi embarazo cuando llegue al puerto, mi padre casi me mata, pero mi madre me defendió, cuando nació él solo lo vio y lo supo, no dijo nada, pero hace unas semanas me dijo que iría contigo y pediría que lo reconocieras y le dieras su lugar.
-A que te refieres?
-Lo quería utilizar para llegar a la corona, así como quieren usar a Diana, por eso cuando el se fue, tristemente lo atacaron los piratas, a pesar de todo mi esposo es un gran Almirante y tiene hombres leales.
Dunkan se levanta y está enojado, ella nunca dijo nada y ahora de la nada tiene un hijo.
-Te atreviste a ocultar a un hijo mío, como pudiste.
-Dunkan, te ibas a casar, yo no quise intervenir, lo nuestro fue una aventura, un par de noches, yo lo hice para que no me obligarán a casarme, jamás imaginé que el té no funcionará, pero tú tienes magia y después le dijeron que no funcionaba, que tenía que ser otro té, se que estas molesto, te juro que lo he criado bien, es un hombre de honor, sin ambicion por la corona, al contrario el quiere una vida tranquila.
-Dios, lo dices tan tranquila, Aina va a matarme.
-No creo, fue mucho antes, pero dime, el pequeño Edward está vivo?
-He, estamos hablando de otra cosa.
-Dime! Si es así te juro que el sur estará con Diana, el rey ya lo sabe, lo dije antes de salir y Alexander está en la misma postura.
Dunkan se calma un poco suspira y se sienta de nuevo.
-Si está vivo y a buen cuidado, Diana debe ser reina, así en un futuro el verdadero Rey tomará su lugar.
-Entonces así será, mis hombres estarán al servicio de la Reina, el rey aceptará, son tres ducados a favor, junto con los nobles leales a ellos, los de su consejo no les conviene oponerse...
-Espera, espera, dime por qué me lo dices ahora.
-Lo de mi hijo? Pues por qué lo vas a ver él viene conmigo y yo no sabía que estabas aquí, es igual a ti, obviamente te darías cuenta.
-Madre?
-Oh! Por Dios! Padre, mi madre te va a matar -Decia Luciel que regresaba-
Ambos se quedan viendo y son iguales, Dunkan solo se levanta y efectivamente, con solo verlo no hay duda.
-Este...que les parece si vamos a comer -Decía la Duquesa-
Los tres voltean a verla, se admiran de lo calmada que ella está.