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Tronos Y Guerra La Prueba De Las Cuatro Tierras

Tronos Y Guerra La Prueba De Las Cuatro Tierras

Status: Terminada
Genre:Acción / Completas / Sistema / Intrigante / Futuro / Juegos y desafíos / Apocalipsis
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Andrés JC

En un futuro distópico devastado por una ola de calor, solo nueve ciudades quedan en pie, obligadas a competir cada tres años en el brutal Torneo de las Cuatro Tierras. Cada ciudad envía un representante que debe enfrentar ecosistemas artificiales —hielo, desierto, sabana y bosque— en una lucha por la supervivencia. Ganar significa salvar su ciudad, mientras que perder lleva a la muerte y la pérdida de territorio.

Nora, elegida de la ciudad de Altum, debe enfrentarse a pruebas físicas y emocionales, cargando con el legado de su hermano, quien murió en un torneo anterior. Para salvar a su gente, Nora deberá decidir hasta dónde está dispuesta a llegar en este despiadado juego de supervivencia.

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El eco del sinsajo

Habían pasado más de cinco horas desde que Nora y los demás entraron a la segunda tierra

Nora se encontraba bajo el sol abrasador del desierto, con el calor implacable golpeándola sin piedad. A pesar de haber vivido toda su vida en un mundo transformado por la ola de calor, donde la temperatura nunca había sido benigna, este lugar era diferente. No había sombra alguna, ni un respiro en el aire seco. Cada aliento era como inhalar brasas, y el sudor que corría por su piel se evaporaba tan rápido que apenas dejaba rastro.

Después de horas de avanzar sin descanso, Nora se vio obligada a detenerse. Se dejó caer sobre la arena, apoyando la espalda contra una pequeña duna, buscando alivio en esa inclinación mínima que pudiera darle algo de sombra. Su respiración era pesada, sus labios se habían resecado hasta el punto de agrietarse, y su cuerpo parecía estar al límite de sus fuerzas.

—Debo seguir... tengo que seguir —murmuró para sí misma, apretando los dientes.

Nora sabía que detenerse era arriesgarlo todo. Los demás seguían avanzando, y el reloj no se detendría para ella. No podía permitirse el lujo de descansar, pero su cuerpo ya no obedecía a su mente. El sol era un enemigo al que, por mucho que intentara ignorar, no podía vencer tan fácilmente.

Mientras intentaba recuperar aliento, su mirada vagó por el horizonte. A lo lejos, una forma oscura rompía la monotonía de las dunas. Una estatua, apenas visible entre el temblor del calor en el aire. Algo en esa figura captó la atención de Nora, dándole una chispa de esperanza. Podría ser una pista, una señal, cualquier cosa que la acercara más al objetivo.

Reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, Nora se levantó, apoyándose en la duna mientras tomaba aire. A paso lento y cansado, comenzó a caminar hacia la estatua. Cada paso era una batalla, pero la curiosidad y la necesidad de encontrar respuestas la empujaban hacia adelante.

Al llegar a la estatua, Nora pudo distinguir sus detalles. Era una figura humanoide, con los brazos extendidos y la cabeza inclinada hacia el cielo, como si estuviera esperando algo. La estatua parecía antigua, desgastada por los elementos, pero había algo más. En el pecho de la figura, había una pequeña cavidad que contenía un pedazo de papel.

—¿Qué es esto...? —susurró Nora, estirando la mano temblorosa para tomar la nota.

Al desplegar el papel, leyó el mensaje que estaba escrito:

"Dos horas, donde canta el sinsajo, la niña que llora."

Nora frunció el ceño, sintiendo cómo su mente se llenaba de preguntas. Era el segundo desafío, estaba segura de ello. Pero las palabras eran un enigma que no lograba descifrar de inmediato. ¿Qué significaba? ¿Quién era la niña que lloraba? ¿Dónde estaba el sinsajo?

—Maldita sea... —murmuró, mirando alrededor, esperando encontrar algo que pudiera darle una pista.

La arena se extendía en todas direcciones, el calor ondulaba el aire, y el silencio del desierto la rodeaba por completo. No había señales, no había caminos, y la sensación de soledad se intensificaba. Nora cerró los ojos, tratando de pensar con claridad, a pesar del agotamiento que sentía.

De repente, un fragmento del pasado apareció en su mente. Eli, su hermano. Cuando eran niños, Eli solía cantarle una canción. Una canción que hablaba de una niña que miraba por la ventana, y del canto de un ave. Esa ave era un sinsajo. Recordaba claramente la letra de la canción:

"La niña mira la ventana por dos horas seguidas, a lo lejos un ave canta, es el sinsajo que tiene libertad."

Nora sintió una mezcla de emociones al recordar esa canción. Eli siempre la había cuidado, y esas canciones habían sido una fuente de consuelo en los días más oscuros. Pero ahora... ¿cómo se suponía que aplicaría eso aquí? No sabía qué debía hacer. Se quedó mirando la estatua, como si esperara que esta le diera alguna respuesta.

Mientras intentaba descifrar el enigma, una figura apareció en la distancia. Jackson, de la ciudad de Greenfield, avanzaba hacia otra estatua similar, situada a varios metros de donde estaba Nora. Ella lo observó con atención, tratando de entender qué estaba haciendo.

Jackson se paró frente a la estatua y, para sorpresa de Nora, comenzó a cantar. La misma canción que su hermano le había cantado. Era claro que también había descifrado la pista. Nora observó cómo Jackson continuaba cantando, y después de un momento, la puerta de la estatua frente a él se abrió, revelando un pasaje hacia el interior.

—Así que... cantar es la clave —dijo Nora para sí misma, dándose cuenta de lo que debía hacer.

Respiró hondo, intentando reunir el coraje necesario. Se paró frente a la estatua y comenzó a cantar la canción que tanto había escuchado de labios de su hermano. Su voz era suave al principio, pero poco a poco fue ganando fuerza. El calor, el cansancio y el miedo se desvanecieron momentáneamente mientras cantaba. Las palabras salían con cierta nostalgia, y a medida que cantaba, la puerta en la estatua comenzó a abrirse lentamente.

Nora miró el pasaje oscuro que se revelaba frente a ella. Había logrado pasar el desafío, o al menos eso creía. Estaba a punto de entrar cuando, de repente, escuchó un grito desgarrador.

—¡Nooooo! —la voz de Jackson resonó en el aire, llena de pánico.

Nora se detuvo en seco y giró la cabeza justo a tiempo para ver a Jackson entrar en el pasaje de su estatua. Luego, su voz se desvaneció en un silencio absoluto, como si hubiera sido tragado por la oscuridad. El corazón de Nora comenzó a latir con fuerza. Algo no estaba bien. Había algo siniestro en todo esto.

—Eso no puede ser lo correcto... —murmuró, dando un paso hacia atrás, alejándose de la entrada.

Miró la estatua con desconfianza. Había algo en esa oscuridad que le hacía sentir un miedo profundo, instintivo. Todo su ser le decía que no debía entrar. Jackson había entrado, y ahora su voz se había desvanecido. ¿Qué había dentro de esas estatuas?

Nora respiró hondo, cerrando los ojos un momento. No podía permitirse un error, no ahora. Su instinto le decía que debía encontrar otra forma. La canción... Tal vez había más en el mensaje, tal vez no se trataba solo de cantar.

"Dos horas..." pensó, recordando las palabras de la nota. La canción hablaba de mirar por la ventana durante dos horas. Quizás esa era la verdadera clave. No entrar, sino esperar.

Nora se apartó de la estatua y buscó un lugar cercano donde pudiera ver la entrada sin ser vista. Se ocultó detrás de una duna, con el corazón latiendo con fuerza. Decidió esperar y observar, tratando de entender si su teoría era cierta. El calor seguía siendo insoportable, pero Nora sabía que no podía rendirse. Eli siempre le había enseñado a seguir adelante, a confiar en sus instintos.

Y así, mientras el sol seguía su curso, Nora esperó. Miró hacia la estatua, viendo cómo la entrada permanecía abierta, oscura e inquietante. El tiempo pasaba lentamente, y cada minuto parecía una eternidad. Pero en su interior, Nora sabía que esa era la única manera de sobrevivir.

No se trataba solo de encontrar la meta, se trataba de entender el desafío. El verdadero significado detrás del sinsajo, la niña que llora y la ventana. Tal vez, solo tal vez, la respuesta no estaba en lo que todos los demás habían visto, sino en lo que ella recordaba del amor y cuidado de su hermano.

Nora se prometió a sí misma que, si lograba sobrevivir a esta prueba, nunca olvidaría lo que la había llevado hasta allí. Y, sobre todo, nunca olvidaría las palabras de Eli, quien siempre había estado con ella, hasta que los fue elegido para ser el representante de Altum hace tres años

--Espero que Marcus lo logre incluso Jared, sé que no debo encariñarme con ellos porque al final todos morirán en la prueba --dijo Nora, con mucha tristeza

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