Olivia Lancaster siempre ha sido la hija perfecta: obediente, refinada y dispuesta a sacrificar su felicidad por el bienestar de su familia. Cuando una crisis financiera amenaza con destruir el imperio empresarial que su padre ha construido, Olivia accede a un matrimonio arreglado con Ethan Montgomery, el frío y misterioso magnate que podría salvarlos de la ruina.
Ethan no está interesado en el amor. Para él, el matrimonio es solo un acuerdo de negocios, una forma de asegurarse el control absoluto sobre la empresa de los Lancaster. Sin embargo, lo que comienza como una relación puramente contractual pronto se convierte en algo mucho más intenso. Olivia despierta en él un deseo que jamás imaginó sentir, un anhelo que desafía todas las reglas que se ha impuesto a sí mismo.
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Capitulo 5
La sala del banquete estaba iluminada con una calidez dorada, las luces brillaban en candelabros de cristal que colgaban del techo como estrellas artificiales. La música suave flotaba en el aire, y el murmullo de las conversaciones llenaba el espacio, creando una atmósfera de elegancia y sofisticación. Olivia se sentía atrapada entre la opulencia de la celebración y la creciente incomodidad de tener que actuar como la esposa perfecta de Ethan Montgomery, un rol que no había elegido, pero que ahora parecía ineludible.
La gala de apertura de la nueva línea de productos de la empresa de su familia era el evento del año, y toda la alta sociedad había sido invitada. La presión de lucir como la pareja ideal era casi palpable, y aunque sabía que Ethan se comportaría como un caballero, su corazón seguía latiendo con incertidumbre.
—No puedes parecer tan tensa —dijo Ethan, al acercarse a ella con una copa de vino tinto en la mano. Su mirada se posó en ella, evaluando la tensión en sus hombros—. Solo respira.
Olivia lo miró, notando cómo el esmoquin ajustado acentuaba su figura imponente. Se sentía un tanto abrumada por su cercanía; su perfume masculino envolvía el aire, provocando una mezcla de sensaciones que la hacían cuestionar todo lo que había sentido hasta ahora.
—No es fácil actuar como si todo estuviera bien —respondió, intentando mantener un tono ligero, aunque la frustración burbujeaba bajo la superficie—. No soy una actriz.
Ethan arqueó una ceja, desafiándola. —Tú puedes hacerlo. Solo recuerda que estamos en esto juntos. La gente tiene que ver que somos un equipo.
Él le ofreció una mano, y aunque dudó un momento, finalmente tomó la suya, sintiendo una chispa de electricidad recorrerla. Su contacto era tanto un recordatorio de su compromiso como un sutil recordatorio de lo que había pasado entre ellos. La idea de interpretar un papel para el mundo exterior le resultaba extraña, pero también había un destello de emoción en el aire, algo que no podía ignorar.
Mientras se movían por el salón, Ethan mantuvo su postura perfecta, hablando con facilidad con los invitados, presentándola como su esposa con un tono que era a la vez autoritario y protector. Olivia hizo su mejor esfuerzo por sonreír, pero su mente estaba distraída, recordando la tensión que existía entre ellos, el beso no planeado que había encendido algo dentro de ella.
—¿Qué tal si nos robamos un momento para nosotros? —sugirió, con un toque de atrevimiento, cuando pasaron junto a una terraza que ofrecía una vista de las luces de la ciudad. No podía soportar la idea de pasar la noche atrapada en una actuación que no reflejaba lo que realmente sentía.
Ethan la miró, su expresión un poco sorprendido, pero luego asintió, guiándola hacia el exterior. La brisa fresca les dio la bienvenida, despejando un poco la tensión acumulada en el interior. Se detuvieron en el borde de la terraza, la vista era deslumbrante, pero Olivia solo podía concentrarse en Ethan.
—Esto se siente... extraño —dijo, buscando las palabras adecuadas—. Estamos aquí, pero al mismo tiempo, no estamos en ninguna parte.
Ethan giró su cuerpo hacia ella, la distancia entre ellos disminuyó, y por un instante, el ruido de la celebración se desvaneció. —Solo es un papel que jugamos por el momento. Pero eso no significa que no puedas disfrutarlo.
Ella sintió un tirón en su pecho ante su proximidad, la intensidad de su mirada parecía desnudarse por dentro. —¿Y si quiero que esto sea algo más? —preguntó, dejando escapar una pequeña risa nerviosa, sin darse cuenta de que estaba cruzando una línea peligrosa.
Ethan la observó fijamente, el calor de su cuerpo era casi abrumador. —Eso sería un problema, Olivia. No olvides que estamos en un acuerdo.
Pero antes de que pudiera decir algo más, Olivia se inclinó, dejándose llevar por la tentación. Sus labios se encontraron en un roce, un encuentro que comenzó suave pero rápidamente se transformó en algo más profundo, más urgente. El mundo a su alrededor se desvaneció, y en ese instante, no había reglas, solo el deseo que ardía entre ellos.
Cuando finalmente se separaron, ambos respiraron con dificultad, la realidad regresando como una ola. La celebración seguía sonando en el fondo, pero el tumulto en su interior era ensordecedor.
—Esto... —comenzó Ethan, pero las palabras se le escaparon, su mirada se oscureció y la tensión que había entre ellos creció, casi palpable.
—Lo sé —respondió ella, avergonzada y emocionada al mismo tiempo. La línea entre el deber y el deseo se estaba desdibujando, y cada segundo que pasaba en su compañía se volvía más complicado—. Pero no puedo evitarlo.
Ethan cerró los ojos un momento, como si estuviera luchando con su propia naturaleza, pero al final, su mirada se volvió hacia ella, intensa y decidida. —No podemos hacer esto.
Sin embargo, el deseo entre ellos era más fuerte que sus advertencias. Sabía que esa noche podría cambiarlo todo, y mientras volvían al bullicio del salón, Olivia no podía evitar preguntarse cuánto tiempo más podrían mantener las cosas como solo un acuerdo.
Mientras regresaban al interior, la música y las risas se mezclaban, creando una atmósfera de celebración que casi contrarrestaba la tensión que aún latía entre ellos. Olivia se sintió desorientada, como si estuviera caminando sobre una cuerda floja, y el miedo a caer la envolvía. Había sido un instante de pura pasión, pero el recuerdo del beso aún ardía en sus labios, y la forma en que Ethan la había mirado dejaba claro que había más de lo que ambos estaban dispuestos a aceptar.
La sala era un torbellino de colores y luces, y las miradas curiosas se posaban sobre ellos, esperando que el nuevo matrimonio brillara como una de esas parejas perfectas que todos admiraban. Ethan, con su porte seguro, parecía manejar la atención con facilidad, sonriendo a los invitados mientras la conducía de vuelta a la pista de baile.
—¿Estás lista para ser la pareja ideal? —le preguntó en voz baja, su tono burlón apenas ocultaba la seriedad de la situación.
—¿Ideal? —replicó ella, riéndose nerviosamente—. Solo intento no caerme en mis tacones.
Ethan se rió, una risa profunda que vibró en su pecho. Esa era la primera vez que la veía sonreír genuinamente desde que llegaron. —Si te caes, prometo atraparte —dijo, su tono ligero, aunque su mirada revelaba una profunda conexión.
Olivia sintió que su corazón se aceleraba ante la promesa implícita en sus palabras. Mientras la música cambiaba a una melodía más romántica, Ethan la guió hacia el centro del salón. Los invitados comenzaron a formarse a su alrededor, y, a pesar de la creciente presión, no podía dejar de notar cómo su mano se sentía tan segura envolviendo la suya.
Cuando la música comenzó, Ethan la tomó con firmeza y la condujo en un baile elegante. Cada paso estaba meticulosamente calculado, pero Olivia se dejó llevar por el momento. En sus ojos brillaba una chispa de diversión que la animó a relajarse, olvidando por un momento que esto era un matrimonio por conveniencia.
—Eres una buena bailarina —dijo Ethan, inclinándose hacia ella, su aliento cálido acariciando su piel.
—Tú tampoco eres tan malo —contestó, sintiendo cómo el rubor le subía por las mejillas. Su proximidad la desarmaba de una manera que nunca habría imaginado.
La mirada de Ethan se tornó seria, como si pesara cada palabra antes de pronunciarlas. —Olivia, tenemos que hablar de lo que pasó antes.
Ella sintió que la tensión regresaba, una mezcla de miedo y anticipación palpitando en su interior. ¿Podrían regresar a la frialdad que habían acordado mantener? ¿Era posible?
—Sí, lo sé —dijo, su voz un susurro—. Pero ahora estamos aquí. Solo... disfrutemos esta noche.
Ethan la observó, sus ojos grises profundos, como un océano embravecido por la tormenta. Finalmente, asintió, y por un instante, todo lo que los rodeaba desapareció. Se dejaron llevar por la música, y el tiempo pareció detenerse.
Mientras giraban y se movían juntos, Olivia sintió que sus corazones latían al unísono. La distancia emocional que habían mantenido se desvanecía, reemplazada por una conexión que desafiaba cualquier acuerdo. Sin embargo, en el fondo, una voz interna la advertía: esto era solo un juego, y una vez que las luces se apagaran y la música cesara, tendrían que enfrentar la realidad.
Finalmente, el baile terminó y las ovaciones resonaron en la sala. Las risas y el bullicio regresaron, pero dentro de ella, la mezcla de deseo y confusión crecía más intensa.
Olivia buscó la mirada de Ethan, esperando que él compartiera su inquietud, pero en su expresión había una determinación que la sorprendió. Era un hombre que estaba acostumbrado a tener el control, y ella se dio cuenta de que cada día que pasaba juntos solo fortalecía el dilema entre el deber y el deseo.
—Ahora que hemos hecho nuestra entrada triunfal como pareja perfecta, ¿qué sigue? —preguntó él, intentando volver a su tono ligero, aunque había un atisbo de seriedad en su voz.
—Lo siguiente es que hagamos que esto funcione, al menos por esta noche —respondió Olivia, intentando infundir un poco de alegría en el ambiente, a pesar del tumulto emocional que sentía. —Después de todo, no quiero que todos piensen que tenemos un matrimonio fallido, ¿verdad?
Ethan sonrió, pero sus ojos no alcanzaron la misma calidez. —Entonces, juguemos bien nuestros papeles. Pero recuerda, esto no es más que una actuación.
Mientras sonreía, Olivia no pudo evitar preguntarse cuánto de esa actuación sería realmente auténtica y cuánto se convertiría en su nueva realidad. En el fondo, sabía que esta noche sería un hito, una bifurcación en su camino que cambiaría todo lo que había planeado. Y en su corazón, una parte de ella anhelaba que el deseo, por fin, pudiera superar el deber.
ADEMÁS QUIERO REITERAR, QUE ESTA MUUUUUUY BIEN ESCRITA. GRACIASSSSSSS A LA AUTORA POR ESTA HISTORIA Y FELICITACIONES