Juliet ha reencarnado en Rosalie, quien ha estado casada con el Marqués Paul, un hombre que le ha sido indiferente por 4 años, hasta que un día trae a casa a Aina, le mujer que siempre ha amado y la hace su concubina, pero Rosalie ya no es la misma y hará lo posible por librarse de ese matrimonio, para no convertirse en la villana de la historia.
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capítulo 7- un paseo
Tabatha había traído a una instructora para que educara a Aina, aunque esta aprovechaba dar las clases cuando Paul no estaba, pues por orden de Tabatha trataba muy mal a Aina, según las notas, la verdadera Rosalie disfrutaba ver aquello sin decir nada, pues era como una manera de vengarse por haberse robado el cariño de su esposo, un cariño que en realidad nunca tuvo; con tantos hombres guapos por el mundo y la verdadera Rosalie peleaba por uno que no vale la pena.
Que bueno que a ella no le importa Paul, ni mucho menos Aina, dejará que su historia siga, incluso espera que la molesta suegra la deje en paz, porque si no, se verá en la penosa necesidad de golpearla de nuevo.
- aquí estás, vaya vida la que te das, nisiquiera haces nada.
- ¿y según usted que debería hacer? Hasta donde recuerdo, todo lo que me corresponde, usted lo hace, se adueñó por completo de la gestión de la casa.
- eso es porque eres una inútil, pero al menos deberías ir y acomodar mi habitación o servirme el té, en algo debes servir.
- ¿yo hacer algo como eso? Señora, debe estar quedando loca por la edad.
- hazlo, ve a traerme té, esta vez no esta mi hijo para defenderte.
- o más bien la que va necesitar que la defiendan es usted. No me moleste si no quiere que le tire los dientes.
- vaya que te crees valiente, sigue así y haré que mi hijo se divorcie de ti.
- me harías un favor, así usted tampoco tendrá de donde presumir que pertenece a la familia real.
Tabatha no busca que decir, al parecer le había dado justo donde le duele, ya que lo único que le importa a esa mujer es subir de estatus, por eso aceptó que su hijo se casará con Rosalie, porque pensó que de ese modo su hijo sería nombrado príncipe, pero para su mala suerte eso jamás sucedió debido a que Rosalie no era una princesa muy querida en el palacio pese a que la reina la adoptó como su hija.
- si ya no tiene nada más que decir, me marcho.
- ¿a donde crees que vas? No has hecho lo que te pedí.
- y no lo haré, vieja estúpida.
Rosalie levanta un poco la falda de su vestido para poder correr, por ahora ya puede salir, ya que Paul quitó esa restricción como una manera de disculparse con ella, Rosalie y Lys suben a un carruaje para marcharse de la mansión, prefiere pasar su día fuera para no cruzarse con Tabatha, total quien la debe se soportar es Aina, es una pena pero la chica también debería aprender a defenderse.
- no creo que este bien salir sola señora...¿y si el marqués nuevamente se enoja?
- deja que se enoje, no le debo nada.
Llegaron al pueblo, Rosalie se puso una capa y comenzó a caminar por el mercado, mirando todo lo que ahí exhibe, habían lindas joyas y adornos para el cabello, quizás no era de alta calidad pero eran muy bonitas. No muy lejos de ahí, Paul estaba caminando por ahí con sus guardias cuando noto a Rosalie, ella hablaba muy alegremente con la comerciante, pues estaba comprando unos aretes y un peine que le había gustado mucho, Paul no recuerda cuando fue la última vez que vio a Rosalie reír así, pues desde que se casaron él la ha dejado de lado y siempre que la veía esta mantenía la cabeza agachada y una expresión de tristeza. Paul vio una bufanda de color verde, así que la pide y se acerca donde esta Rosalie.
- veo que estás aprovechando que ya puedes salir de nuevo.
Rosalie chasqueo la lengua, mientras que Lys hace una reverencia.
- como puede ver no estoy haciendo nada malo, la vendedora es mujer, no se preocupe.
- no te estoy acusando de nada.
- pero su madre lo hará cuando regrese. Si me disculpa, hay más puestos por ver.
- espera.
Paul le coloca la bufanda y se la acomoda.
- al atardecer hace frío, te podrías enfermar.
Rosalie observa la bufanda, vaya que el marqués es amable cuando quiere, pero eso no repara 4 años de abandonó.
- lo tendré en cuenta. Con su permiso.
- Rosalie...hasta más tarde.
- si como sea.
Rosalie le resta importancia a las palabras de Paul y sigue su camino, incluso se quita la bufanda y se lo da a Lys para que guarde.
- esa señorita es muy linda y agradable.
Menciona la mujer que le vendió la joyería a Rosalie.
- el hombre que se case con ella será afortunado.
- ¿eh? Bueno, es mi esposa, pero las circunstancias son complicadas.
- oh vaya! Así que era la marquesa. Mi lord, usted tiene suerte.
- gracias.
Agradece que se hable bien de Rosalie, pero ella solo es una amiga de infancia y no puede verla de otra manera, su corazón le pertenece a Aina. Tal vez cuando pueda liberarse de las ataduras de su padre, dejara libre a Rosalie, le dará lo suficiente para que viva una buena vida hasta que encuentre un buen hombre con quien casarse.
《Ella ¿con otro hombre?》
Se pregunto así mismo, incluso vagamente imagino a Rosalie ante el altar con otro hombre, eso le hizo sentir molestia.
- eso fue extraño, me dio escalofríos.
Menciona Rosalie ahora que se habían alejado de Paul, si bien el marqués era un hombre guapo, pero no era para nada su tipo, le faltaba más porte, más músculo, así como aquel albino.
- quería tocarle ese pecho y esas piernotas...
- ¿de que habla señora?
- nada, nada, cosas que me invento.
Rosalie aprovecha para seguir comprando, ya que habían muchas cosas bonitas. Entrando la tarde, decidió volver a la mansión, en el carruaje ella se cubre bien con su capa pues era verdad que comenzaba a hacer frío.
- ¿quiere la bufanda que le dio el marqués?
- no, mi orgullo puede más que el frío.
Al llegar a casa, Lys baja con las bolsas de compras, para dirigirse a la habitación de Rosalie, pero cuando la castaña entra con la última bolsa, Tabatha se interpone en su camino.
- ¿de donde vienes? Te repito que eres una mujer casada y no puedes salir sola.
- no salio sola, fue conmigo al pueblo, madre.
- ¿que? Pero...¿por qué no dices eso niña? Solo te gusta hacerme quedar mal.
- madre basta...
Paul recién iba entrando y le hace una seña a Rosalie para que se retira mientras le pide a su madre seguirlo a su estudio, debido al trabajo no había tenido la oportunidad pero necesitaba hablar con ella.
- madre, te pido ya, que dejes de meterte en la vida de Rosalie, escuché todo el día que vino la reina.
- ¿escuchaste? ¿Que fue lo escuchaste?
- todo madre, por eso te digo que no molestes más a Rosalie, de seguir así me veré en la necesidad de pedir que te vayas de la mansión.
- Paul, soy tu madre, no puedes hacerme algo así. Yo solo lo hago por la imagen de nuestra familia, si Rosalie no se comporta arruinará la reputación.
- ¿así que ahora es Rosalie y no bastarda?
- b-bueno yo...
- madre, hice lo que ustedes quisieron, me force a casarme con Rosalie y encima la tratas así, si ella decide irse sabes bien quien sale afectado...
No es que eso le importe, pero lo ve como una buena manera de amenazar a su madre.
- comprendo, seré más cuidadosa.
- bien, hecha la advertencia, lo que pase si sigues molestando a Rosalie, ya no tendrá que ver conmigo y no quiero tus quejas.
Tabatha asintió y salió de la habitación molesta, pero eso no se quedará así, Rosalie sufrirá mientras siga en esa mansión.