Tres amigos, tres historias diferentes. Un solo destino.
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Un Leal
— Gracias a los dos por todo, en serio. Me siento muy agradecido de tenerlos a ambos como jefes y que me brinden su amistad.
— Oye, no te pongas así, los agradecidos somos nosotros de haber conocido a alguien tan especial como tú, porque debes saber algo, mi hermano y yo somos muy apáticos con la gente, pero contigo no es así, te vemos como si fueras un hermano menor.
El señor Tarid lo dijo así, y eso me hizo sentir muy bien, ellos me veían como un hermano, nadie antes me dijo algo así, ni siquiera Rodrigo con quién había compartido casi toda mi vida.
Por eso, decidí aceptar la ayuda de mi jefe y de su hermano, me medí algunos de sus trajes para la fiesta. Al final, terminé viéndome mucho mejor de lo que pensaba, e incluso recibí algunos elogios de ellos.
— Wow, viéndote así, hasta pareces un Rashid, nadie pondrá en duda que eres nuestro hermano menor.
— Estoy de acuerdo con Celin, nuestro Jacob tiene todo el perfil de un Rashid, ¿Por qué no lo adoptamos como hermano?
— Me parece bien, adoptémoslo.
Ambos hablaban de mí y yo no entendía nada. Luego salimos de allí y pasamos por Rut a su casa, ella nos esperaba en la entrada y juro que se veía muy linda. Jamás había visto a Rut en un vestido, y menos en uno así, ella siempre andaba en pantalones amplios con camisas leñadoras, tenía un estilo muy varonil, pero ahora ella se veía tan distinta.
— Hola, ya llegamos, te ves muy bien.
Se lo dije algo nervioso, en serio me tenía sorprendido.
— Wow, tú también estás muy guapo, oye, pero ese no es el traje que Rodrigo te mando.
— El que me mandó me quedo muy grande y no se me veía bien, así que por ahí alguien me prestó este.
— Te dije que te lo midieras antes, pero como siempre no me haces caso, lo que importa, es que te ves muy bien y que vas a ir.
— Gracias, por favor señorita súbase a su carruaje.
Mi jefe conducía, su hermano era el copiloto y Rut y yo íbamos en la parte de atrás, mire mi mano y allí traía la liga con la que pensaba recoger mi cabello antes de entrar en la hacienda, no me lo había querido cortar, pero al menos para no avergonzar a Rodrigo, quería recogerlo.
Eso lo hice apenas llegamos, me sentía raro al hacerlo pero era necesario. En esa fiesta estaba todo el mundo, la gente había sacado sus mejores ropas para estar allí, y bueno, alguien se nos acercó a Rut y a mí, y nos invitó a seguirlo.
— Creo que Rodrigo nos mandó a llamar, ¿vamos?
Rut me habló y miré a mis jefes disculpándome con ellos. Así ambos fuimos a encontrarnos con nuestro amigo, nos llevaron al segundo piso, donde estaban unas personas reunidas y allí en medio de ellos estaba él, pero quien se acercó a saludarnos fue su abuelo.
— Oh, miren a quienes tenemos aquí, Chuli muchacho, como estás de cambiado, que bien te ves, y tu princesa, ven aquí, dale un abrazo a este viejo.
El abuelo de Rodrigo siempre fue muy cariñoso y sencillo, al parecer seguía siendo así. Rodrigo se acercó también a saludarnos, había cambiado muchísimo, su cabello lo había pintado de otro color, ahora lo tenía amarillo, ¿De cuando acá este man era rubio? También sus ojos se veían de un color diferente ¿Eso se podía? Digo, cambiarse el color de los ojos, jumm. Y ni se diga de lo que traia puesto, hasta un arete le vi, ja, tanto que criticaba a los Leal, y ahora se veía exactamente como uno de ellos.
— Aquí están mis amigos, vengan déjenme saludarlos. Oye Chuli, y ni así te quitaste ese pelero, y tu Rut que rica estás
— Hola Rodrigo, que bueno es verte de nuevo. Se lo dije entre dientes, me cayó mal su actitud y más aún ese comentario tan fuera de lugar que le hizo a Rut, ¿Rica? ¿A que se refería con rica?
— Hola Rodrigo, bienvenido otra vez a Santo Tomás.
Ella le dijo eso y lo abrazo, y el le correspondió el abrazo, pero vi que sus manos bajaron de una manera muy incómoda por las caderas de Rut, creo que ella se dio cuenta, porque se safo de inmediato de su agarre.
— Sabía que ese vestido te haría lucir increíble, y mira que no me equivoqué, siempre me imaginé en como te verías si te vistieras así, como las mujeres normalmente deberían hacerlo, y mira que no me equivoqué, estás divina.
Juro que entre más lo escuchaba, más me parecía estar ante Roger o Bruno, y esa sensación de malestar empezó a hacer de las suyas.
— Oye amigo, espero que no estés molesto conmigo por lo de la cárcel, la verdad es que el día que me sacaron, creí que también a ti te habían sacado, pero me enteré después que pasaste un mes allí encerrado, ni sabes cuánto lo siento y también lamente ese hecho, gracias a Dios y a ese abogado que se condolio y te saco de allí, lo buscaré para agradecerle por eso. Y para compensarte por ello, te tengo una propuesta, quiero que seas mi capataz, aquí en la hacienda te voy a apagar muy bien, también podrás vivir aquí y deshacerte de esa mugrosa choza en la que vives, aquí conmigo, vas a cambiar tu forma de vida, ya lo verás.
Quizás lo que Rodrigo me decía no estaba mal, mi lo hacía con mala intención, tal vez era yo quien estaba demasiado prevenido, y que le caía mal todo lo que él decía.
— Pues gracias amigo, pero yo ya tengo un trabajo, no sé si eso lo sabías, y estoy muy bien con la gente con la cual estoy trabajando, me tratan bien y me pagan muy bien también, aún así, ni pienso dejar mi choza como dices tú, si la pienso arreglar pero no dejarla ni deshacerme de ella. ¿O que? ¿También mi casa y todo lo que tenga que ver conmigo te produce vergüenza ahora que eres millonario?
— Oye, ¿pero por qué te pones así? Solo era una pequeña broma, por supuesto que se lo apegado que eres tú a tus cosas, cálmate y disfruta de todo lo que he organizado para ustedes, vengan conmigo, quiero presentarles a unas personas.
La verdad, yo quería irme de aquí, me sentía fuera de lugar y la actitud de Rodrigo, me tenía más enfermo aún. Me sorprendió que Rut no me dijera nada, y al observarla, pude ver que no estaba tan cómoda como quizás espero, eso me molestó aún más, Rodrigo se estaba comportando como un idiota.
Ambos lo seguimos, nos presento personas que ni al caso, pero la tapa llegó luego.
— Chicos quiero presentarles a Tiffany Olsen, ella es mi novia y mi futura esposa, amor, ellos son mis amigos de los que te hablé, él es el Chuli, y ella es Rut.
— Oh, cuanto gusto conocerlos al fin, amor pero ella no es como tú decías, me imaginé no se, a una chica ruda y con músculos, pero mírala, es muy linda y se ve tierna.
— Se ve así, pero tienes que mirarla en acción, es más ruda que cualquier hombre, por eso la molestaban diciéndole machito, pero el Chuli y yo siempre la defendimos.
En este punto quería partirle la cara a Rodrigo, pero trate de contenerme y mejor tome la mano de Rut y le pedí que bajaramos.
— Rodrigo, nosotros vinimos con algunas personas que deben estarnos esperando abajo, así que vamos a ir con ellos, un gusto conocerla señorita. Vamos Rut.
Ella apretó mi mano y no dijo nada, pero yo sabía que estaba totalmente lastimada, ni yo que era un bruto sin educación ni familia, me atrevería a ser tan desgraciado.
Fue una noche catastrófica para mi, ni bailamos, no hubo risas y pude conocer un poco más a Rodrigo. No quedaba rastro del amigo que alguna vez tuve.
Al final de la noche, mi jefe y su hermano nos llevaron de vuelta a Rut y a mí. pero decidí quedarme en su casa, ella no estaba bien y aunque no lo dijera, yo lo sabía.
— ¿Podemos hablar? Se que lo que pasó allá te hizo mucho mal hoy, y la verdad es que no me gusta verte así.
— Debes estar pensando que soy una tonta, tu siempre tienes razón en lo que dices, no se que me hizo pensar que Rodrigo...
Ella no termino la palabra porque se puso a llorar, y la verdad eso le rompió el corazón.
— Ya habías dicho que lo dejarías atrás, que te olvidarás de él y seguirías adelante con tu vida ¿Que pasó con esa determinación?
— No sé, tuve una tonta esperanza, pero ya no más, te prometo que ya nunca más.
Trate de consolarla, y luego ya me fuí a mi casa, era tarde y no estaba bien que estuviera con ella a solas en su casa a esas horas. Pero planeaba conversar con ella al día siguiente, no quería verla sufrir más por el tonto de Rodrigo.