Valeria y César comienza de nuevo después de su divorcio. Ahora deberán superar los obstáculos si quieren volver a estar juntos.
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Dos semanas después
...Dos semanas después...
Hace mucho calor en los últimos días. Afloje los primeros botones de mi camisa, el sudor está por cada parte de mi cuerpo.
Mi oficina parece una sauna. Ni el aire acondicionado me hace sentir más fresca. Quiero quitarme cada prenda de mi cuerpo, echarme a una piscina de agua helada.
Quedarme dentro de ella, hasta que mi cuerpo quede congelado.
Últimamente, creo que ya entre a la menopausia, y me siento como una mujer mayor.
No puedo más, me levantó de la silla, me quito el saco y lo dejo encima del escritorio. Voy a hacia la ventana, la empujo hacia un lado, y permito que el aire entre.
Tres botones de mi camisa no son suficientes, para que el aire entre a mi cuerpo y se sienta más fresco.
Solté todos los botones, me quedé en puro sostén. La parte inferior de mi cuerpo estaba expuesta; a cualquiera que entrara a mi oficina.
Por suerte, nadie entra sin que yo lo permita. Así que por esa parte estoy tranquila. Después de un rato, mi cuerpo comienza a sentirse mejor.
Mis manos juegan con mi cabello mojado, haciendo que se seque. Con el viento que entra por mi ventana.
No siento en que momento abren la puerta y entran a mi oficina, hasta que escuché una voz familiar detrás de mí.
____ Lo que te falta es un buen sexo. Tal y como lo hacíamos antes.
Volteo inmediatamente. César estaba de pie, junto a la puerta de mi oficina. Entre sus manos, trae un gran ramo de rosas rojas.
La sonrisa juguetona en sus labios y esa mirada seductora. Mi corazón saltó de inmediato dentro de mi pecho.
Me siento feliz de volver a experimentar esta mirada ardiente recorrer mi cuerpo. Me hace sentir desea, sensual.
____ César, ¿quién te dio permiso de entrar? ___ Intenté cubrir con torpeza, mi cuerpo.
_____ ¿Por qué te portas como si no conociera ya todo de ti? ___ Me dice dando un ligero paso hacia delante.
____ Si no lo recuerdas, lo nuestro quedó en el pasado. Ahora son una mujer alejada de ti. ___ Dije con seriedad.
____ Lo dices como si yo fuera una adicción. ___ Responde.
____ Para mí lo eres César. Y tú lo sabes bien. ___ No podía mentir, César mejor que nadie sabe que es mi maldita debilidad.
____ Llamé a la puerta, tu secretaria no se encontraba en su lugar de trabajo; así que entré.
____ Ah. Parece ser que Cecilia tiene cosas más importantes que estar en su lugar de trabajo. Tendré que hablar con ella. ___ Susurré.
____ ¡Sal!
_____ No estoy en condiciones de establecer una conversación contigo. ___ Señalé la puerta de salida.
En lugar de hacerme caso e irse, el muy descarado continuó avanzando. Yo retrocedo unos pasos hacia atrás, golpeando mi espalda contra la ventana.
_____ ¿Tanto miedo me tienes? ____ César usa un tono de voz muy sensual.
_____ Vete, o llamaré a seguridad. ____ No sabía que más decir.
Temía caer de nuevo en sus brazos, hacerle el amor como antes. De olvidarme de todo, y que solamente, estemos él y yo.
____ Llama a quien tú quieras. De nada va a servir. ___ Dice, girando su cuerpo hacia altas, y fue a ponerle seguro a la puerta.
____ César, vete. No me hagas caer en la tentación. ____ Ordene.
Una línea aparece entre sus labios, recorre mi cuerpo de una manera ardiente. No podía controlar mi cuerpo, quería estar otra vez en los brazos de César.
_____ Ven, gatita. Ven a lado de tu hombre. ___ Esas palabras eran como un hechizo para mis oídos.
Me aleje de la ventana y caminé lentamente a donde está César. Mis piernas tiemblan, sé lo que me espera, y no voy a luchar en contra de eso.
Al llegar a él, me arrojé a sus brazos, sin importarme nada. Mis manos se enredaron en su cuello, mis labios se unieron a los de él con mucha pasión.
Su lengua recorrió el interior de mi boca, ese sabor a menta, es delicioso, lo extrañaba tanto.
El ramo de rosas cae al piso, sus manos se colocan en mi cintura. Haciendome sentir mujer de nuevo.
Las manos de César fueron bajando de mi cintura, hasta mis nalgas. De nuevo me siento viva. Él es el único que me hace sentir así, es el único que me hace perder la cabeza de esta manera.
Me levantó del piso, me lleva al escritorio. Aquí las palabras sobran, y el deseo y el amor, es evidente.
César separa sus labios de los míos y va bajando lentamente por mi cuerpo. Mi piel se eriza de una manera única. Mi cuerpo sabe perfectamente, quién es su dueño; quién es ese hombre que hace perder la memoria.
____ ¡Ahhhh!
Solté un gemido al sentir una de las manos de César; ingresar debajo de mi falda. Su dedo entra en medio de mis piernas, moviéndose de un lado a otro con suavidad.
Siento como mis músculos se tensan, ese hormigueo que eriza mi piel. No conforme con hacerme enloquecer con solo dos dedos, con su otra mano, suelta mi sostén.
Mete a su boca mi seno derecho, y los dos mesones de mis dos pechos se ponen duros. Tan duros como dos pequeñas rocas.
Eché mi cabeza hacia atrás, los gemidos escapan de mis labios.
_____ Ahhhh... ¡Así!
César me acuesta en el escritorio, va bajando suavemente por mi pecho, recorre mi vientre hasta bajar mi falda. Mis bragas desaparecen de mi cuerpo, eleva mis piernas encima del escritorio.
Me siento demasiada húmeda, de pronto una ola de placer recorre todo mi cuerpo. Hace mucho tiempo no me sentía así, me fascina.
César lo hace perfecto, sabe bien lo que me gusta. Al terminar de darme placer con su boca, me toca a mí. Con las piernas temblorosas bajé del escritorio, me pongo de rodillas delante de él.
Desabroche el botón del pantalón de César. Delizando el pantalón lentamente hasta caer al piso. Mis manos, como mis labios, anhelaban esto. Con una sonrisa, acerqué mi boca a su P***. Le brinde tanto placer, como en los viejos tiempos.