Angie Beltran es una hermosa y tierna muchacha que conoce a Pablo Aragón en un accidente , dónde el amor entre ellos surge al instante , haciendo la promesa que después de terminar cada uno su carrera se casarían y formarían una familia , Pero la obsesión de una mujer por Pablo los separa dos años , ella sin saber porque no llego el día de si boda y el pensando en ella cada dia . ¿qué pasará cuando se vuelvan a ver?¿ella lo escuchará?.
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CAPITULO 13
El día ha llegado, finalmente la voy a convertir en mi esposa. Estoy nervioso como un niño pequeño y todo mi cuerpo tiembla como una gelatina.
—Hijo, deja quieto ese traje, estás perfecto —se burla de mi , padre.
—Deja de reírte de tu hijo —interviene Marcela—. Está nervioso, míralo, mujer, solo quiero ayudar a que se tranquilice él y Samuel.
Vámonos, tenemos poco tiempo para llegar a la iglesia.
Andando, no veo el momento de ver a Angie con su lindo vestido de novia —y yo a Melissa—, habla Samuel con una sonrisa.
Mientras nos dirigimos hacia la iglesia, mi mente se llena de recuerdos de todos los momentos que he compartido con Angie. Desde nuestra primera cita hasta el día en que le propuse matrimonio, cada instante ha sido mágico al lado de Angie ya vamos hacia la iglesia y en el camino veo unas camionetas negras que nos cierran el paso.
De ellas se bajan unos hombres armados. —Papá, si salimos de aquí con vida, vete lejos con mamá y con Valeria. —¡Hijo! —papá, no digas nada, por favor. Esto debe ser obra de Salomé, la madre de Angie. Mientras nosotros bajamos, ustedes salgan por el otro lado del auto y bajen por ese barranco. —¡Hijo! Mamá, lo importante es que ustedes se salven. Les prometemos, con Samuel, sobrevivir. Salgan del auto, Pablo y Samuel. ¡Los amamos!, chicos.
Nos bajamos del auto y miramos disimuladamente cómo mis padres, junto a mi hermana, bajan el barranco sin que ellos se den cuenta. Uno de ellos hace una llamada, donde se escucha: "Jefa, los tenemos en nuestro poder. ¿Qué hacemos con el auto?". "Quemarlo y que él mire cómo mueren sus padres en ese auto. En unos días voy a visitarlos, jajaja". Nos amarran y nos suben a una camioneta, pero antes le prenden fuego al auto y explota. Ellos creen que mis padres estaban ahí.
Estábamos aterrorizados, sin poder hacer nada para evitar lo que estaba sucediendo. La camioneta se puso en marcha y comenzamos a alejarnos del lugar, mientras veíamos las llamas como consumían el auto de mis padres. No podíamos creer que Salomé hubiera planeado algo tan cruel.
Durante el trayecto, no podíamos evitar pensar en lo que nos esperaba cuando llegáramos a nuestro destino. ¿Qué harían con nosotros? ¿Cómo íbamos a escapar de esta situación? Todo parecía perdido, pero teníamos que mantener la esperanza de que encontraríamos una forma de salir de esta pesadilla. Finalmente, la camioneta se detuvo frente a una cárcel en un lugar remoto y nos bajaron. Nos soltaron las esposas y nos entraron. Nos revisaron y nos dieron una ropa que debíamos colocarnos. —Esto no puede ser, Pablo —me dijo Samuel, sentándose en una de las camas de la celda.
—Lo sé, Samuel. No podemos rendirnos ahora —respondí, tratando de mantener la calma a pesar de la angustia que sentía en mi pecho.
Intentamos pensar en cómo podríamos escapar de esa cárcel, pero cada opción que se nos ocurría parecía imposible de llevar a cabo. Estábamos atrapados en un lugar desconocido, sin saber si alguna vez podríamos volver a casa.
Pasaron las horas y la incertidumbre comenzaba a carcomer nuestras mentes. No sabíamos si Salomé volvería por nosotros, si estábamos condenados a pasar el resto de nuestros días en aquella celda. Pero no podíamos permitirnos en sentirnos derrotados. Debíamos mantener la esperanza, buscar una oportunidad de escapar y reunirnos con nuestros padres.
Así que nos prometimos a nosotros mismos que nunca perderíamos la fe, que lucharemos con todas nuestras fuerzas para buscar una salida. En ese momento, en medio de la oscuridad y el miedo, encontramos una fuerza interior que nos impulsaba a seguir adelante. Y con esa determinación, nos preparamos para enfrentar lo que sea que el destino nos tuviera preparado.
Sabíamos que no sería fácil, que tendríamos que enfrentar numerosos obstáculos y peligros en nuestro camino. Pero estábamos dispuestos a todo con tal de recuperar nuestra libertad y volver a casa.
Nos pusimos de pie, con la determinación brillando en nuestros ojos. Nos aferramos a la esperanza de que algún día lograríamos escapar de aquel lugar y reunirnos con nuestros seres queridos.
Y así, juntos, nos armamos de valor y valentía para enfrentar lo que sea que el destino estuviera preparado para nosotros. Nos prometimos a nosotros mismos que nunca nos daríamos por vencidos, que lucharemos hasta el final.
Porque sabíamos que, mientras mantuviéramos la esperanza y la fuerza en nuestro interior, nada ni nadie podría detenernos. Y con esa convicción en nuestros corazones, nos dispusimos a hacer frente a nuestra adversidad con la determinación de quien está dispuesto a luchar por su libertad.
No llevamos mucho tiempo en esta maldita cárcel, pero ya estoy desesperado. Pedí mi derecho a una llamada, pero resulta que no la tengo, y Samuel tampoco. —¿Qué crees que estará pasando por la cabeza de Angie y Melissa? —preguntó Samuel, mirando la noche a través de esa pequeña ventana con lágrimas en los ojos. —Nos deben odiar —le contesté, sentándome a su lado.
"Maldita vieja", grita mi amigo, impotente.
—No sé cómo lograron involucrarnos en todo esto. Angie y Melissa nunca nos perdonarán por no llegar a la boda y dejarlas plantadas en el altar —dije resignado, pensando en las consecuencias de nuestras acciones.
Samuel soltó un suspiro y se pasó una mano por el cabello, visiblemente afectado por la incertidumbre de nuestro futuro. —No puedo creer que estemos metidos en este lío. No sé cómo vamos a salir de esto —comentó, con voz temblorosa.
Nos miramos en silencio por un momento, compartiendo la angustia y la impotencia que sentíamos en ese momento. Ambos sabíamos que solo podíamos confiar en nosotros mismos para encontrar una salida a esta pesadilla.
—Debemos mantener la calma y pensar con claridad. No podemos permitir que esto nos consuma —dije, tratando de infundir un poco de esperanza en el ambiente.
Samuel asintió lentamente, reconociendo la importancia de mantener la cabeza fría en medio de la tormenta. Nos abrazamos brevemente, encontrando consuelo en la presencia del otro...
Continuara...
Ojalá que de aquí en adelante todo empiece a ponerse en su lugar. Vendiendo la verdadera amistad y el amor familiar 🙏🙏🙏🙏🙏