Sahara es una chica dulce y amable, que para salvar la vida de su hermana tuvo que entregarse a un mafioso; pero ella se equivocó, da todo por una familia egoísta y esa decisión cambia su vida, ahora ella tiene que empezar a vivir sola, a valerse por si sola, sus problemas empiezan con esa desicion.
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CAPITULO 13. A MIS HIJOS NO LOS TOCAS
Las dos al escuchar su respuesta se quedaron sorprendidas, no se esperaban esa respuesta, inquietas, le preguntaron ¿Por qué?, porque esa respuesta; Sahara, toma la mano de cada una y con su voz tranquila les dice.
· Yo les agradezco mucho a las dos, pero no quiero ser una carga para nadie, tengo que adaptarme a estar sola con mis bebés, a enseñarme a cuidarlos, a valerme por mí misma; no se molesten por favor, pero pónganse en mi lugar, solo escúchenme, miren si me voy a la casa de la doctora Claudia, ella tiene su esposo, necesitan su espacio y no me gustaría causarle un problema a una pareja tan linda como ustedes, porque los malos entendidos se dan o la otra cosa es que mis hijos pueden llegar a irritarlo, con su llanto a no dejarlos descansar. Para la doctora Mariela, aunque vive sola, necesita su espacio, tal vez tiene su pareja, sus momentos de relajación, no quiero ser una molestia y aparte mis bebés, no la dejaran descansar, eso no es justo para ninguno de las dos; aparte que va a pasar cuando tenga que regresar, tendría que adaptarme a estar sola, mejor desde el principio.
· Claudia, entendió bien lo que decía y tranquilamente exclamo.- Sahara, que vamos a hacer contigo, primero piensas en los demás que en tu propia comodidad; pero tal vez tengas razón, las malas interpretaciones se pueden dar y mi esposo no es un hombre fácil; pero quiero ayudarte, así que mañana te traigo una buena despensa vendré a checarte diario, así que yo también quiero una llave de tu departamento, necesito estar al pendiente de ti.
· Mariela molesta le dice.- Yo creo que estarías muy bien en mi departamento, hay elevador, hay dos habitaciones, está mucho más amplio que aquí, tendrías más espacio; creo que hasta podrías quedarte a vivir ahí conmigo, podría compartir renta, las dos somos solteras, no la llevaríamos bien. Pero ya no voy a insistir, te daré tu espacio, el tiempo lo va a decir todo; yo voy a venir a verte diario, hacerte de comer, a checarte, a revisar a los bebés, porque no pienso dejarte sola.
Sahara les dio las gracias a las dos, por último les pidió de favor que metieran el permiso de maternidad; las dos le dijeron que sí, le dejaron una sopa preparada, para que desayunara, comiera y cenara, todo le dejaron en orden, se llevaron la basura con ellas. Cuando Sahara se quedó sola con sus bebés, se dedicó a cuidarlos, a estar al pendiente de ellos; pero como era de esperarse, los primeros días fueron difíciles para ella, las desveladas, el cansancio, adaptarse a su nueva vida.
Mariela y Claudia diario después del trabajo pasaban a verla, le ayudaban hacer haceos, a lavar la ropa de ella y de los bebés, le hacían comida para todo el día, le traían despensa, fruta para que estuviera comiendo, verduras cocinas, siempre trataban de cambiarle su comida para que comiera sano y pudiera disfrutar.
El hospital le dio dos meses para que se hiciera cargo de sus bebés, fue difícil para ella, pero logro hacerlo y desde ese día su vida cambio; ella solo se dedicaba a trabajar por las noches, cuidar de sus hijos por el día, así fue durante los primeros tres años, de su casa al trabajo y nunca dejo que nadie los cuidara. Ella se empezó a olvidarse de sí misma, si olvido que también existía ella como mujer y no solo como madre, se olvidó de sus sueños; Sahara sé cerro en su mundo, donde no podía sentir miedos, ni tristezas, no podía ser débil ante nadie, tenía que ser fuerte por sus hijos, una fiera para protegerlos y poder darles una buena vida.
Cuando empezó a trabajar, sus pequeños pasaban la noche dormidos en la guardería y de día se los lleva a su departamento y cuando sus pequeños cumplieron tres años, por la noche seguían durmiendo en la guardería, daba gracias, cada que tenía un descanso iba a verlos dormir y en la mañana los recogía, los llevaba a casa, les daba de desayunar y después los llevaba al kínder, regresaba sola al departamento, hacia los quehaceres de la casa, hacia la comida y después dormía un par de horas, para regresar por sus hijos a las 12:30 del día; ella regresaba con los pequeños al departamento, comían los tres juntos, dormían unas horas y despertaban a las 4 pm, se ponía hacer la tarea con ellos, después jugaba y platicaba con ellos, así como su padre lo hacía con ella, después solo regresaban al hospital con sus pequeños.
Esa era su rutina, pero después de 4 meses en el kínder, le hablaron para pedirle que regresara al kínder, porque uno de sus hijos había peleado; ella estaba muy cansada y solo quería descansar, pero no le quede más que regresar al kínder. Al llegar, entro a la sala de recepción de la oficina de la dirección, justo a tiempo para evitar que una mujer furiosa le pegara a su pequeño; Sahara, al ver que la mujer levantaba la mano para pegarle a su pequeño, justo afuera de la oficina del director, ella se acerca precipitadamente y toma su mano, furiosa dice.
· Si tocas a mi hijo no respondo.
La mujer voltea a verla y con brusquedad quita su mano, altaneramente le dice.
· Tú no debiste tocarme, no sabes con quién te metes y si no quieres que nadie le diga nada a tu bastardo, entonces edúcalo bien.
Las palabras de la mujer molestaron mucho a Sahara, tal vez ella no hubiera dicho nada si las ofensas hubieran sido para ella; pero que no pensaba permitir o perdonar, era que ofendieran a sus pequeños y menos que intentaran pegarles. Furiosa levanta la mano y le da una bofetada tan fuerte que le partió el labio, furiosa le dice.
· En su vida vuelva a ofender a mis hijos, usted no tiene ningún derecho a expresarse así delante de mi pequeño y menos reprenderlos, para eso estoy yo, que soy su madre.
· la mujer furiosa le dice.- Tu mujer sucia, como te atreviste a pegarme, no sabes con quién te acabas de meter, voy a hacer que saquen a tus bastardos de este kínder y que no encuentres otro kínder para esos vándalos, que se queden sin estudio como animales que son.
· Sahara furiosa le da otra bofetada y con su voz alterada le dice.- Usted no tiene derecho de meterse con mis pequeños y si mi hijo hizo algo mal, yo pienso reprenderlo; pero usted va a dejar de ofender a mis pequeños, así que controle su lengua y deje de portarse como una niña malcriada, que se mira muy mal, es una adulta.
En ese momento se escuchó la voz alterada del director del kínder.
· ¿Qué está pasando aquí?, señora Estela, ¿pero qué le paso?, su labio está sangrando; rápido traigan el botiquín.
Estas últimas palabras se las grito a la secretaria y lo siguiente que se escuchó fu la voz molesta de Estela.
· Directo, como es posible que tengan en el kínder a los hijos de una mujer tan violenta como está; claro, sus hijos aprenden de ella, por eso, golpeo a mi hijo y director, le aclaro de una vez, si no expulsa a estos mugrosos, mi hijo no vuelve a pisar este lugar, también se olvida de la aportación de mi esposo, para lo del salón de juegos.
· Sahara molesta dice.- Así que todo se trata de dinero, director, piense muy bien lo que va a hacer, porque yo no me voy a quedar quieta, usted saca a mis hijos y yo le prometo que le hago un escándalo en redes, llevo el caso a los medios de comunicación; mis pequeños no son violentos y si mi hijo le pego al suyo, yo quiero saber ¿Por qué?, algo debió haberle hecho para que reaccionara así.
El director se empezó a sentir tenso, no quería dejar ir a Estela, la aportación de dinero que iba a recibir era realmente buena y no solo para lo que se iba a hacer, sino lo que le iba a quedar a él; pero al escuchar lo que Sahara le dijo, era algo que no podía permitir, un escándalo, aria que revisaran todo el sistema del Kínder y seguro iban a salir las irregularidades que había. Se puso nervioso, sin saber qué hacer, mirando a las dos mujeres, que lo miraban esperando una respuesta.