Recuperando La Felicidad

Entramos a la habitación y lo primero que notamos fue que solo había una cama y un mueble. Me quedo mirando y siento que el ambiente se pone un poco incómodo. Parece que él lo notó, porque al final habla.

—Jumm, ¿qué te parece? Te dejo la cama, yo dormiré en el mueble. —Me siento un poco incómoda, pero pienso que es mejor que él se quede en la cama. —Bueno, me voy a bañar, nos vemos luego.

Asiento con la cabeza y lo veo entrar al cuarto de baño. Luego, volteo mi mirada y me pongo a desempacar. Nos vamos a quedar aquí una noche y mañana nos vamos en la tarde, por eso traje poca ropa.

Salgo de la habitación para dar un paseo. Bajo hacia la entrada del hotel, cuando salgo, decido caminar un rato por los pequeños puestos de ropa y artesanías. Cuando paso por uno de los puestos, veo algo que me llama la atención: una hermosa cadena con un corazón de madera y el signo del infinito tallado en el medio. Lo miro y quedo deslumbrada por su belleza. El dueño del puesto lo nota.

—Señorita, ¿le gusta este collar? —me pregunta amablemente.

—Sí, es hermoso —mis ojos brillan al mirarlo.

—Te voy a contar una pequeña historia de hace cinco años, cuando conocí a la mujer que sería mi esposa hoy en día. Bueno, todo empezó cuando iba caminando por esta misma playa, iba tan distraído que no la vi. Me tropecé con esa chica, y cuando levanté la mirada, vi a una hermosa chica sentada en la arena, dibujando un corazón con un infinito en el medio. Me acerqué para preguntarle qué significaba, y ella me dijo: "El amor tiene infinitas formas de hablar, pero el amor más puro e infinito es aquel que no necesita palabras, sino hechos, para convertirse en realidad". Y ahí fue cuando, al escuchar su significado, descubrí que ella sería la mujer que iba a ser mi esposa y que debía conquistarla.

Me quedo mirando, no puedo creer que este collar tenga un significado tan bonito.

—Gracias por la historia. ¿Podría, por favor, envolver el collar y darme ese reloj? —le respondo con una sonrisa. Esa historia me gustó, y eso que no soy mucho de creer en el amor.

—Claro que sí, señorita. Pero mire, le voy a regalar la otra parte del collar, es su otra mitad. De seguro tendrá a alguien a quien regalárselo —me dice con una sonrisa, intentando ocultar la incomodidad por el hecho de que no creo en el amor.

—¿Cuánto cuesta todo? —le pregunto.

El envuelve todo y me lo pasa.

—Son 50 dólares. —Le pago y le regalo una pequeña sonrisa para luego marcharme.

Voy caminando hacia el hotel, pensando en el significado de esos collares que tengo en la mano. No puedo creer que los haya comprado.

—Ada, nunca sabes cuándo los vas a querer dar —me dice mi conciencia.

—Eso no va a pasar —me digo a mí misma.

Llego al hotel y subo a la habitación. Abro la puerta y me encuentro con Alex desnudo...