En el reino de Altravia, Selene, una princesa atrapada entre el deber y su corazón, se ve obligada a buscar esposo para salvar su linaje. Sin embargo, lo que comienza como un juego de alianzas políticas se complica cuando se enamora de Ascensio, un joven cazador con un secreto oscuro e inconfesable: cada noche de luna llena, una maldición lo transforma en un hombre lobo.
Mientras Selene lucha por descubrir la verdad detrás de los rostros sonrientes de sus pretendientes, Ascensio se enfrenta a su propia naturaleza monstruosa, intentando proteger a la mujer que ama. Pero en las sombras del bosque, fuerzas más oscuras conspiran para desatar una tragedia que podría cambiarlo todo.
Un romance prohibido, intrigas cortesanas y un misterio sobrenatural se entrelazan en esta historia de amor, ambición y redención, donde la luna ilumina tanto los secretos como las verdades más ocultas.
¿Lograrán Selene y Ascensio superar las barreras que los separan, o sucumbirán al peso de sus destinos cruzados?
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Capitulo 21: Fisura y Desesperacion
El bosque estaba sumido en un silencio sepulcral, roto solo por el eco del rugido que Ascensio había emitido momentos antes. La luna, ahora pálida y tenue, parecía esconderse tras un velo de nubes, como si no pudiera soportar ser testigo de lo que acababa de suceder.
Mael permanecía de pie, inmóvil, con la mirada fija en el cuerpo sin vida de Selene, o de lo que quedaba de ella. Las sombras bailaban a su alrededor, pero por primera vez, él no parecía controlarlas. Su respiración era errática, sus puños apretados al punto de romper la piel.
—Niño… —su voz salió rota, cargada de rabia contenida— ¿Qué has hecho?
Ascensio, todavía arrodillado junto al cuerpo de Selene, no respondió. Su mirada estaba perdida, incapaz de enfrentarse a lo que acababa de hacer. La sangre aún caliente de Selene manchaba sus manos, su rostro, su alma.
—¡Respóndeme! —rugió Mael, avanzando hacia él con pasos pesados. Pero antes de llegar a su lado, la tierra tembló.
De entre las sombras, la mujer misteriosa apareció, con una sonrisa que irradiaba satisfacción.
—Por fin. La llave ha cumplido su propósito.
Mael giró hacia ella, sus ojos ardiendo con una furia que ni siquiera sus propios poderes podían contener.
—Tú… esto es tu culpa.
—Oh, querido Mael, todos somos piezas en este juego. Incluso tú.
Ascensio finalmente levantó la cabeza. Sus ojos, vacíos pero oscuros, se fijaron en la mujer. Algo en su interior comenzaba a resonar con sus palabras.
—¿Por que yo? —preguntó con voz ronca, rota.
—Mi Ascensio —respondió ella, caminando lentamente hacia el altar, ahora bañado en una tenue luz púrpura—. Esto es lo que tú necesitas.
El altar comenzó a brillar con mayor intensidad, y una figura comenzó a emerger de la nada. Era Selene, o al menos algo que se le asemejaba. Su cuerpo estaba envuelto en sombras, sus ojos eran dos pozos vacíos.
Mael retrocedió, horrorizado.
—¿Qué esta pasando?
—Un regalo —respondió la mujer—. El primer paso hacia su verdadera naturaleza.
La figura de Selene se acercó a Ascensio. Aunque sus ojos eran irreconocibles, algo en su expresión era profundamente familiar.
—Ascensio… —susurró, su voz un eco distorsionado del pasado.
Él se puso de pie, tambaleándose.
—Selene…NO TU NO ERES ELLA
Pero antes de que pudiera golpearla, la figura se desvaneció, dejando solo un vacío que parecía consumirlo.
Mael ya no podía contener su ira. Sin pensarlo dos veces, ordeno a sus hombre lanzarse hacia la mujer misteriosa. Sin embargo, esta simplemente levantó una mano, deshaciendo la transformacion de todos ellos, como si fueran sus marionetas.
—No malgastes tus energías, Mael. Tu papel en esta historia apenas comienza.
Las palabras de la mujer golpearon a Mael con fuerza, pero antes de que pudiera responder, un estruendo sacudió el bosque. Desde el altar, raíces oscuras comenzaron a extenderse, envolviendo el área. Las sombras parecían cobrar vida, atrapando a todos en un laberinto de caos y desesperación.
Ascensio, aún inmóvil, sintió algo, la conexión que antes lo unía a Selene se desvaneció por completo, dejando solo un vacío insoportable. Al mirar a su alrededor, sentia que ya no valia la pena seguir viviendo.
La mujer misteriosa comenzó a retroceder, desapareciendo entre las sombras.
—Nos volveremos a ver, Ascensio. Esto es solo el principio.
Cuando todo se calmó, Mael cayó de rodillas, derrotado tanto física como emocionalmente. Miró a Ascensio con una mezcla de odio y desesperación.
—¿En que te convertiste? —preguntó, su voz apenas un susurro— Acabare contigo de una vez por todas.
Ascensio no respondió. Simplemente se dejo caer de rodillas.
Y mael se acerco con total desesperacion e intensiones de matanza hacia Ascensio.