Yohei huye de su país y del aplastante peso de su familia, sin saber que allí encontraría a alguien a quien amar, pero aquello de lo que escapa lo terminará encontrando.
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Capítulo 18
Yohei
Mi madre inspecciona la extravagante habitación, mientras espero a que devuelva el saludo, pero nunca lo hace. En su lugar, después de darle la aprobación al lugar, empieza a regañarme. Inmediatamente me levanto, para no estar tan en desventaja.
-Sabía que dejarte ir a ese país era un error, pero pensé que si se trataba de algo dispuesto por tu abuelo, estaría bien. ¿Pero lo primero que haces una vez que estás lejos de mis ojos, es meterte con tu compañero de cuarto?- pregunta y me sorprende que lo sepa. ¿Quién pudo decirle? ¿Quién sabía además de Reece y yo? ¿Fue Evelyn? -¿Cuánto más piensas desobedecer? Todo lo que hago es por tu bien y el de tu padre y mira como me pagas. ¿Qué hubiera pasado si alguno de tus tíos o tu abuelo se hubieran enterado y no yo? ¡Tu padre estaría fuera de la competencia por la herencia! Sabes lo importante que es para tu padre.
-No lo sé- digo, cansado de esta constante lucha que sucede desde que tengo memoria. –¿Cómo lo sabría, si no lo he visto en los últimos años? Ni siquiera viene para navidad o para alguno de nuestros cumpleaños, ya ni lo conozco.
-Él está sumamente ocupado- sigue mi madre, ignorando todo como siempre. –Es su deber y el nuestro es apoyarlo.
-¿Cómo podría alguien estar tan ocupado para ni siquiera ver a su hijo y a su esposa?- pregunto. –Incluso en el cumpleaños del abuelo, ni siquiera se acerca o nos saluda. Acéptalo madre, no le importamos, ¿por qué debemos vivir nuestras vidas para alguien a quien no le importamos?- la mirada vulnerable en sus ojos me hace creer por un segundo que estoy llegando a ella, pero luego vuelve a ser lo de siempre, decepcionándome.
-Estarás encerrado en este cuarto, mientras que te consigo una esposa respetable y no saldrás hasta el día de la boda y ese día te comportarás y dirás que sí, si no quieres terminar aquí encerrado hasta que tu abuelo decida su heredero. Luego del matrimonio, terminarás tus estudios aquí en Japón- me informa y se da vuelta para marcharse, al ver su espalda entro en pánico.
-Mamá- la llamo en español, haciendo que se detenga por un momento. –Lo amo… por favor.
-No me importa- dice, antes de marcharse. Haciendo que mi garganta se cierre y lleguen las ganas de llorar.
Mi madre no regresa nuevamente y la única visita que tengo es Endo-san, quien trae cualquier cosa que le pido, excepto algo que pueda utilizarse para salir o para comunicarme. Es por él que me entero de que mi madre encontró a mi próxima esposa. Una joven hija única de un empresario exitoso y de gran proyección y ellos aceptaron el matrimonio arreglado.
Escuchar eso fue horrible y sonaba como si mi futuro hubiera sido sentenciado. Lo triste es que no podía dejar de desear que apareciera Reece o el abuelo, alguien que me sacara de este lugar, alguien que me salvara, porque me veo impotente en este momento. Engañado y encerrado.
Fui iluso y caí en la trampa de mi madre.
Lo peor fue saber que no podría regresar a Norte América y volver a ver a Reece, a sentir su piel y sus besos. Lo más triste es que aunque odiara la idea de casarme con una mujer desconocida, en el momento en que lo hiciera, sabía que renunciaría a Reece y a cualquier otra persona, porque si hay algo que odio más que perder mi futuro así, es parecerme a mi ausente padre. Él es el culpable de que mi madre esté constantemente en este estado de inferioridad y de angustia, si tan sólo fuera la persona de la que madre se enamoró, él podría calmar su ansiedad y todos podríamos ser felices.
Si hay alguien a quien odio es a mi padre, porque él arruinó nuestra familia de esta manera. ¿Es tan importante heredar todo? ¿Aún a costa de su esposa e hijo? No lo creo y aunque no es justificación para mi madre, en cierto modo la entiendo, porque también he estado ahí cuando mis tías y tíos la desprecian y también lo he sufrido sobretodo de parte de mis primos. Al final de cuentas, ninguno tuvo nunca el poder para defenderse, no realmente.
Con el paso de los días, la boda se acerca a una velocidad alarmante, tanto que ya están preparando mi ropa para ese día, lo que me tiene durmiendo realmente mal y rogando a los cielos por ayuda, pero por sobre todo extrañando enormemente a Reece, tanto que cuando estoy medio dormido un día, siento como me besa la mejilla.
-Pequeño, despierta- me llama y no quiero abrir los ojos, porque en este sueño, puedo hasta sentir su olor y su calor. –Pequeño, no tenemos mucho tiempo, despierta- llama nuevamente.
-Reece, apresúrate- dice alguien más, lo que me hace reaccionar, porque suena tan fuera de lugar en este sueño, así que abro los ojos y veo efectivamente a Reece, inclinado sobre mí.
-¿Reece?- pregunto y él sonríe.
-Ya extrañaba estos pijamas anticuados- dice, tomándome y haciendo que me levante. –Te sacaremos de aquí- dice.
-Apresúrate- dice la misma voz de antes y veo que se trata de Jack, uno de los amigos de Reece, quien está mirando hacia el exterior, donde ambas puertas están abiertas.
Miro hacia Reece y ahora parece un milagro.
-Reece, te amo- digo, mientras lágrimas de felicidad caen por mi cara. Pensé que nunca más lo volvería a ver…
Reece se levanta y me besa fuerte, pero brevemente. –También te amo. Ahora salgamos antes que nos encuentren y terminemos en la cárcel de verdad.
Los sigo y nos encontramos con James y Sophie y a un Endo-san desmayado a sus pies. Así que asumo que fue de él de quien consiguieron las llaves.
-Vamos- dice Reece y todos se ponen en marcha hacia la salida. Sorprendentemente, siempre estuve en mi casa y fue sólo una habitación la que fue adaptada para encerrarme.
Cuando estamos casi allí, aparece mi madre de la nada con cinco guardias, bloqueando nuestro camino.