Bruna es una mujer luchadora que enfrenta un dilema: invertir en su carrera sin descuidar a su hija Melissa, y vive el gran desafío de ser madre soltera.
Daniel Colatto, heredero de la mayor constructora del país, reacio a los niños y al matrimonio, ve su vida marcada al conocer a una persona que cambia sus convicciones y su destino...
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Capítulo 7
Bruna:
Tuve que aguantar la desconfianza de Leandra, pero conseguí la confianza del señor Colatto, que era lo más importante porque fue él quien me contrató. Aproveché que salí más temprano para pasar la tarde con mi princesa. Decidí dejarla en esta escuela hasta fin de año y solo el próximo año buscar una nueva escuela para ella. Tres semanas transcurrieron, el proyecto está marchando a todo vapor y ya fue lanzado, la empresa ya expuso su expansión y hoy llegué a la empresa y el clima era diferente, estaban todos sonrientes y alegres, cosa que es difícil. Fui recibida por Fernanda, que me dio un abrazo caluroso, no entendí, ella dijo: “Felicidades”, que yo no esperaba, ni siquiera pude entrar en mi oficina y ya fui jalada por Leandra. Era la primera vez que ella me halaba.
—Tengo que hablar contigo, Bruna.
—¿Sucedió algo?
—Sí, sucedió. ¡Tú! Tú entraste en esta empresa…
—Mira, Leandra, no quiero lío, pensé que ya te habías resignado con mi presencia, no estoy obligada a agradar a todos, solo quiero hacer mi trabajo y ganarme el sustento de mi hija.
—¡Eh, calma! No te estoy llamando para pelear contigo, niña.
—Ah, ¿no?
—No, quiero felicitarte. Nunca en la historia de la arquitectura, desde que se creó este premio hace más de 25 años, una constructora tuvo dos nominaciones para el premio. Tú y Daniel están nominados para recibir el premio principal.
—¿Qué historia es esa? No sé nada al respecto.
—No puedo creer que Daniel no te haya llamado para decirte que has sido nominada al premio estatal de arquitectura.
En este momento empiezo a temblar.
—Calma, no vayas a tener un ataque aquí.
Llama a Fernanda y le pide que me traiga un agua con azúcar.
—Fui nominada a un premio, no lo puedo creer.
—Puedes creerlo, Bru, eres el chisme del momento.
—Fernanda, es para trabajar y no para chismear.
De repente, las dos locas empezaron a gritar y nos pusimos a abrazarnos.
—¿Puedo saber qué está pasando aquí?
—¡Ay, Daniel, qué susto! Estamos celebrando la nominación de Bruna.
—¿El resultado salió y no lo sé? ¿Y ustedes están animándola a ella?
—Pero claro que no, yo animo a la empresa, cualquiera que gane estaremos felices, pero es el primer trabajo que presenta y ya ha recibido una nominación. Imagínate cuando esté en la cúspide de su carrera, te va a superar.
—Jajaja, muy gracioso, Leandra. ¿Ya se acabó la riña que tenías con ella?
—Supo ganarse mi confianza.
—Y por eso el comité femenino está todo reunido, ya nadie trabaja. Fernanda, quiero saber mi agenda de hoy.
—Sí, señor Colatto.
Los tres nos miramos y soltamos una carcajada, entonces Fernanda se despide y lo sigue.
—Lo que le dije a Daniel es verdad, Bruna. Supiste ganarte mi confianza demostrando tu talento, soy una persona muy rígida en el trabajo y terminé no estando de acuerdo en contratar a alguien sin experiencia, pero demostraste que tienes un gran talento. Daniel acertó al contratarte y discúlpame por haberte causado una mala impresión.
—Eso ya pasó, Leandra, lo importante es que somos buenas compañeras de trabajo y quién sabe si futuras amigas.
—Claro, ahora soy yo la que tengo que ganarme tu confianza.
Salgo de la oficina de Leandra y entro en la mía, pero no pasa mucho tiempo y ya soy llamada por el señor Colatto a su oficina.
—Entonces, Bruna, como ya sabes, porque en esta empresa la noticia llega antes que los hechos, nosotros dos fuimos nominados al premio de arquitecto estatal. Este, el que gana ya sube al nivel nacional y no podré enviar a un representante en tu lugar, tendrás que ir personalmente a la premiación. ¿Usted sabe de mi condición, señor?
—Es tu primer premio, Bruna. Tienes dos días para encontrar a alguien que cuide de tu hija y nos encontraremos en esta dirección. Aquí tienes tu invitación.
Cojo esa invitación y veo que es un reconocido club de lujo de la ciudad, seguro que el evento dura hasta tarde. Tendría que pedirle ayuda a Carol, pero no puedo dejar de ir.
Me entrega la invitación y se queda mirándome, es cuando escuchó dos golpes en la puerta y cuando miramos era una hermosa mujer.
—¿Estoy interrumpiendo algo?
—Lara...