En un mundo donde las tradiciones patriarcales dictan el poder, Arya Eryndor, la hija menor de una familia noble, lucha por demostrar que es digna de liderar su clan. Tildada de inútil y subestimada por sus tres hermanos mayores—Aric, Magnus y Kael—, Arya enfrenta conspiraciones internas y externas mientras intenta consolidar su posición como líder legítima.
Su vida da un giro inesperado cuando hereda una vasta fortuna y propiedades tras la muerte de un benefactor secreto, lo que le da los recursos para enfrentarse a sus enemigos y reconstruir la posición de su familia. Sin embargo, la traición dentro de los Eryndor no tarda en surgir, con Aric liderando los esfuerzos para desacreditarla y Magnus y Kael urdiendo planes que pondrán en peligro no solo su reputación, sino también su vida.
En medio de estas tensiones, Arya invita a Darian Arkavian, un enemigo histórico de los Eryndor, a un festival con la esperanza de negociar la paz y desarmar las hostilidades. Pero la llegada de Darian
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El colapso Interno
La noticia del ataque a las caravanas y la sospechosa invitación de Darian Arkavian encendieron una llama que amenazaba con consumir por completo la ya frágil estabilidad de la familia Eryndor. Arya, aunque mantenía un semblante firme, sabía que sus hermanos no desaprovecharían esta oportunidad para desestabilizarla.
Magnus, ansioso por exponer la supuesta incompetencia de Arya, organizó una reunión con varios líderes menores de las tierras sureñas, que ya estaban nerviosos por los ataques. En la sala de banquetes de una de las villas familiares, Magnus se dirigió a ellos con su tono acostumbrado de autoridad.
—Mi hermana ha demostrado que no tiene la experiencia necesaria para manejar una crisis como esta —dijo, caminando lentamente entre los líderes—. Mientras ella pierde el tiempo leyendo cartas de un enemigo, nuestros campos son saqueados y nuestras caravanas destruidas.
Un hombre robusto, Lord Alric, frunció el ceño.
—¿Y qué propone usted, Lord Magnus? Ella tiene el respaldo del testamento de vuestro padre.
—Propongo que actuemos como la verdadera fuerza de esta familia —respondió Magnus, golpeando la mesa con el puño—. Movamos nuestras tropas al sur, aseguremos nuestras tierras, y dejemos claro que los Eryndor no serán intimidados.
Los murmullos de aprobación llenaron la sala. Aunque no lo decían abiertamente, muchos preferían un líder como Magnus, alguien más cercano a las tradiciones patriarcales de la familia.
Kael, por su parte, decidió enfrentar a Arya directamente. Una tarde, mientras Arya inspeccionaba los registros financieros de las tierras sureñas en el estudio principal, Kael irrumpió sin anunciarse.
—¿Revisando números mientras nuestra gente muere en las fronteras? —dijo, su tono cargado de sarcasmo.
Arya levantó la mirada, manteniéndose tranquila.
—¿Y qué sugieres, Kael? ¿Que lance nuestras tropas sin estrategia alguna y las condene al fracaso?
Kael avanzó hacia el escritorio, inclinándose ligeramente hacia ella.
—Sugiero que aceptes la realidad. No eres apta para liderar. Por mucho que juegues a ser la heredera, esto es demasiado grande para ti.
Arya sostuvo su mirada sin pestañear.
—¿Y quién sería mejor, Kael? ¿Tú, que no puedes mantener una conversación sin recurrir a amenazas? ¿O Magnus, que preferiría empezar una guerra innecesaria solo para alimentar su ego?
Kael sonrió amargamente.
—Sigue hablando, hermana. Pero el tiempo está en tu contra.
Con esas palabras, se retiró, dejando a Arya con la certeza de que Kael estaba tramando algo más grande.
Mientras Magnus y Kael actuaban abiertamente, Aric tejía su red en las sombras. Había logrado infiltrarse en el círculo cercano de Arya, sobornando a un joven escriba encargado de entregar mensajes importantes. Una noche, mientras Arya dormía, Aric recibió un informe crucial: una copia del tratado comercial que Arya había firmado.
Aric se reunió en secreto con Lord Thane y otros miembros clave del consejo.
—Arya está hipotecando nuestra estabilidad para obtener apoyo externo —dijo Aric, mostrando el documento. Señaló una cláusula en particular—. Aquí, se compromete a compartir las ganancias de nuestras rutas comerciales con estas casas menores. ¿Y qué ganamos nosotros? Nada.
Lord Thane frunció el ceño.
—Esto podría ser suficiente para cuestionar su liderazgo. Si logramos que el consejo vote en su contra…
—Será nuestra victoria sin necesidad de derramar sangre —respondió Aric con una sonrisa.
Sin embargo, Arya no era ajena a las maniobras de sus hermanos. Gracias a los espías que había infiltrado en sus círculos, recibió un informe sobre la reunión de Aric y la creciente desconfianza en el consejo. Esa misma noche, convocó una reunión privada con Elias y Lady Sienna.
—Aric está jugando con fuego —dijo Arya, colocando el informe sobre la mesa—. Está manipulando al consejo, pero aún no tienen suficiente para destituirme.
Sienna asintió.
—Necesitamos algo que desvíe la atención. Una jugada que ponga a tus hermanos en una posición incómoda.
Arya pensó por un momento antes de hablar.
—Organizaremos un festival en honor a nuestro padre. Invitaremos a los líderes locales, al consejo… y a Darian Arkavian.
Elias la miró con incredulidad.
—¿Invitarás al enemigo a nuestra casa?
Arya sonrió ligeramente.
—Exactamente. Si Darian acepta, demostraré que no es una amenaza inmediata y que estoy manejando la situación diplomáticamente. Si se niega, mis hermanos quedarán como imprudentes al querer atacar sin pruebas.
Mientras Arya planeaba su movimiento, Magnus y Kael se enteraron de la invitación a Darian y reaccionaron con furia.
—Esto es una locura —dijo Magnus, golpeando la mesa en la sala de guerra—. Invitar al enemigo a nuestras tierras es una muestra de debilidad.
Kael asintió, pero había algo más en su expresión.
—O podría ser nuestra oportunidad. Si Darian pone un pie aquí, podemos asegurarnos de que no salga vivo.
Magnus lo miró con una mezcla de sorpresa y aprobación.
—Un movimiento arriesgado, pero efectivo.
El festival estaba a punto de convertirse en un campo de batalla político y, potencialmente, literal. ¿Podría Arya mantenerse un paso por delante de sus hermanos y de sus enemigos, o estaba jugando un juego demasiado peligroso?