Venganza & Destino

"¡Muy bien, no me casaré contigo! ¡Ahora ven a la habitación!", dijo el Sr. Lan.

Entonces, el Sr. Lan tomó la mano de Larisha, que permanecía en silencio debido a la inesperada sensación.

De alguna manera, El Sr. Lan logró calmar un poco los ánimos, y Larisha no esperaba sentir placer con un hombre que estaba tan distante de ella.

El Sr. Lan llamó a sus hombres para que entraran en la habitación y colocó unas barras en la puerta que conducía al balcón para evitar que Larisha intentara suicidarse nuevamente.

A pesar de eso, en la mente del Sr. Lan, surgió nuevamente la memoria de cuando besó a la joven que él detestaba. El aroma de Larisha y la dulzura de sus labios rosados lo llevaron a otro mundo.

En ese momento, Tan llegó corriendo desde el piso inferior de la casa del Sr. Lan.

"¡Señor! ¡Señor!", exclamó Tan apresuradamente.

"¿Qué pasa, Tan?", preguntó el Sr. Lan.

"¡Su hermana, está sangrando por la nariz y ahora está inconsciente!" informó Tan.

"¿Mi hermana? ¿A quién te refieres, Tan? ¿Laluna está aquí? ¿Qué le sucedió, señor?" Larisha empezó a entrar en pánico.

"Estamos en una situación complicada ahora", dijo Lan.

El Sr. Lan y Tan salieron de la habitación, a pesar de la petición de Larisha de ver la situación de Laluna. Lan continuó encerrándola en la habitación con algunos de sus hombres asegurando la puerta del balcón con rejas de hierro.

"¡Por favor, señor! ¡Es mi hermana, necesito ver cómo está!" gritó Larisha entre sollozos.

A pesar de los golpes desesperados de Larisha en la puerta, el Sr. Lan la ignoró. Finalmente, Tan y el Sr. Lan llegaron a la habitación donde Laluna estaba inconsciente.

"He contactado al médico, ¡pronto llegará!", dijo Tan.

"Parece que necesitará ser trasladada al hospital urgentemente. ¡Está muy enferma!", afirmó el Sr. Lan.

"Entonces, llevaré a Laluna al hospital de inmediato", exclamó Tan, mientras se apresuraba a llevar el cuerpo de Laluna al automóvil.

Mientras el Sr. Lan se dirigía hacia la piscina para llamar a uno de los hospitales en Singapur, descubrió que uno de sus amigos era el mejor médico allí. Al darse cuenta de la gravedad de la condición de Laluna, el Sr. Lan decidió que era necesario volar a Singapur para recibir un mejor tratamiento.

Larisha, preocupada por el estado de Laluna, agarró una de las herramientas que los hombres del Sr. Lan habían traído para instalar una reja.

"¿Qué quieres, señorita?" preguntó un subordinado.

"¡Cállate! ¡O te apuñalo con esto!", amenazó Larisha a los hombres del Sr. Lan.

Larisha intentó con todas sus fuerzas romper la puerta con la ganzúa. En su mente solo tenía la idea de ir a ver a su hermana. Después de varios intentos, finalmente logró abrir la puerta.

Corrió rápidamente a encontrarse con Laluna. Al llegar al primer piso, vio al Sr. Lan hablando con alguien cerca de la piscina. Larisha se acercó a él para preguntar por la ubicación de Laluna.

"¡Señor, ¿dónde está mi hermana?" gritó Larisha.

El Sr. Lan ignoró la pregunta y se mantuvo concentrado en la conversación con su amigo, preparando la habitación para que Laluna pudiera ser trasladada a Singapur lo antes posible.

Larisha tomó el teléfono celular del Sr. Lan, lo que molestó al Sr. Lan.

"Devuélveme mi teléfono, Larisha. ¿Por qué no estás en mi habitación?" preguntó el Sr. Lan.

"¡Dime dónde está mi hermana!" exclamó Larisha.

El Sr. Lan intentó recuperar su teléfono de las manos de Larisha, pero esta lo retuvo sin revelar la ubicación de Laluna. En un arranque de ira, el Sr. Lan logró arrebatar su teléfono a Larisha y la empujó hacia la piscina.

"¡Maldita chica! ¡Ya me tenías harto!" dijo el Sr. Lan, apunto de dejar a Larisha en la piscina.

Después de varios intentos, el Sr. Lan no escuchó señales de Larisha emergiendo a la superficie. Al mirar hacia la piscina, notó que el cuerpo de Larisha se ahogaba en el agua.

"Larisha", exclamó el Sr. Lan, quien de inmediato se lanzó a la piscina para rescatarla.

Splash...

Rápidamente, el Sr. Lan sacó a Larisha a la superficie y la llevó al borde de la piscina. Con nerviosismo, intentó reanimar a Larisha, quien parecía inconsciente, acariciando sus mejillas. Preocupado al ver que Larisha no abría los ojos, el Sr. Lan se cuestionaba la situación.

Aparentemente, Larisha había simulado no saber nadar, a pesar de que en la escuela secundaria siempre destacó en natación. Al abrir los ojos, Larisha miró al Sr. Lan.

"¿Dónde está mi hermana?" preguntó Larisha.

"¡Me engañaste haciéndome creer que te estabas ahogando?", interpeló el Sr. Lan molestamente.

"¡Dímelo de inmediato! ¡Tengo derecho a saber sobre mi hermana!", exigió Larisha.

Enojado, el Sr. Lan salió del agua y dejó a Larisha para vestirse. Al ingresar a su habitación, notó que sus hombres habían instalado una reja y reparado la puerta dañada por Larisha.

"Señor, ¿por qué está mojado?" preguntó uno de los hombres.

"¡Sal de mi habitación ahora mismo!", respondió el Sr. Lan con brusquedad.

"¡Entendido, señor! ¡Todo ha sido reparado!", aseguró uno de los hombres antes de abandonar la habitación.

Pronto, Larisha entró en su habitación y al ver al Sr. Lan desvistiéndose, decidió ingresar al baño.

"Su cuerpo no parece el de un hombre de 40 años. ¡Esta en forma como el de uno de 25 años! Pero no importa, debo cambiar de ropa y buscar a Laluna", murmuró Larisha.

Tanto Larisha como el Sr. Lan se cambiaron y se prepararon para marcharse.

"Señor, por favor lléveme con mi hermana. Mi hermana tiene leucemia y si su vida se extiende un poco más, no podré perdonarme si no estoy a su lado por última vez para escuchar sus palabras. ¿Puedo ir con usted , por favor?". El Sr. Lan no respondió a Larisha, pero abrió la puerta de su habitación, dejándola entreabierta, lo que ella interpretó como una invitación a acompañarlo.