Ella fue a la cárcel por un crimen que no cometió su marido la dejo sola, los 5 años que estuvo en prisión cuando salía la persona la juzgaba y decidió irse a otro país y cumplir sus sueños 6 años después regresa solo para visitar a su familia y por una promesa que le hizo a su madre muerta, allí se vuelve a encontrar con su marido.
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CAPÍTULO 13
Al otro día cuando volvió Estela con los niños hizo salir de la habitación a Fran y Dan para poder hablar tranquila con su amiga y lo que sucedió ayer después de que ellos se fueran.
Llegaron a la conclusión que por ahora no podía ponerse en contra de Daniel por lo tanto tendría que dejar que convivan con sus hijos para eso tendría que hablar con ellos y contarle algunas cosas.
— Mis pequeños necesitan hablar con ustedes de algo importante. — tendría que decirle que ese hombre era su padre aunque no quisiera.
— Si es de papá ya lo sabemos. — habló el mayor — Y no queremos saber nada de él. — Tomaron esa decisión hace mucho.
— No se trata si quieren o no saber de su padre. — suspiro lo quería lejos de ellos pero eso sería más peligroso. — Él quiere convivir con ustedes y por el momento quiero que lo hagan, también quiero que cada vez que vayan con él al volver le cuenten o le cuente a Estela o Brandon lo que sucedió en esa salida y también lo que hablaron. — Necesitaban protegerlos e información.
— Está bien, entendemos. — su madre los protegerá, ellos protegen a su madre de ese mal padre suyo.
Siguieron hablando con los pequeños y viendo que opciones tienen, cuando llegó Daniel a buscar a los gemelos ellos se fueron detrás de él sin rechistar tenían que ayudar a su madre.
Una hora más tarde.
— Ya pueden bajar. — se encontraban frente a una gran casa, era la casa donde Victoria y Daniel fueron felices por lo menos un año y medio antes de que todo sucediera.
Los niños sintieron temor al entrar en la casa pero no lo demostrarían, su madre no los mandaría a un lugar peligroso para ellos. Debían pasar tiempo con su padre si se le podía llamar padre, y eso harían.
— ¿Señor porque nos trajo aquí? — tenía curiosidad de porque estaban en esa casa. Dante creía que lo llevaría a un parque.
— Esta es la casa donde yo y su madre vivimos cuando nos casamos.— dijo fríamente. — Y esta será la casa en donde vivirán ustedes.— y miró a los gemelos. — Y no quiero que me digan señor soy su padre y me deben llamar así.
— Eso dices tú. — lo reto Fran. — Pero para nosotros no era más que un desconocido.
Daniel quiso gritarle pero se guardó su enojo porque no jugaría a su favor y debía tenerlo en sus manos.
— Acompáñenme le mostrare las habitación que tendrán en esta casa. — No podía llevarlos de inmediato a la casa pero lo haría en cualquier momento.
Caminaron detrás de él, pero Fran dijo. — No queremos habitaciones separadas, viviremos los dos en la misma habitación. — Si llegara a suceder algo él protegerá a su hermano y estar en habitaciones separadas se le complica.
— Sí señor, mi hermano y yo queremos la misma habitación. — Apoyo en la decisión a su hermano.
Daniel suspiro no podía hacer nada por ahora si querían estar juntos luego lo separaría.
— Como a ustedes más les guste.
Le mostró el dormitorio y lo llevó a recorrer la casa para que se familiarizaran con ella. Había un enorme patio por el que corrieron y se divirtieron olvidándose de que junto a ellos estaba Daniel. Se cansaron de correr y fueron a la cocina, le encantaba cocinar junto a su madre y en este momento tenían mucha hambre, Daniel lo seguía a todos lados.
Al llegar a la cocina se encontraron con una mujer de alrededor de sesenta años, esta se encontraba acomodando las compras que había hecho.
— Buenas tardes señora. — dijeron los gemelos
Nana que estaba distraída acomodando la compra, al escuchar aquellas voces saltó del susto tirando algunas de esta. Ella no estaba enterada de lo que sucedió, Daniel no habla con ella desde hace mucho tiempo, Nana se giró para ver quien habla cuando vio a dos copias pequeñas de Daniel juntando las cosas que se le habían caído del susto.
Por un momento recordó aquellos dos chiquillos que ella crio pero sacudió la cabeza sacando ese recuerdo de su mente para concentrarse en los chiquillos que tenía al frente que parecía tener alrededor de diez años.
— Hola niños. ¿Quiénes son?. — A tras de ellos está Daniel y ahí fue cuando se dio cuenta de todo esto eran los hijos de su jefe, sí porque ahora la hacía tratarlo como su jefe cuando antes era como su madre.
— Al parecer somos hijos de este señor. — dijo Fran señalando a Daniel. — Vinimos a ver si podíamos hacernos algo de comer porque estuvimos jugando en el patio y nos dio hambre. — por alguna razón le daba confianza la señora que estaba frente a ellos.
— Oh, en ese caso le preparare algo. — le sonrió a los niños. — ¿Señor quiere que le prepare también algo?
— No iré a mi oficina. — miro a los niños. — Mientras no esté aquí, quiero que se comporten. — le dio una mirada amenazante y los niños asintieron.
Nana comenzó a preparar algo de comer a los pequeños Fran y Dante mientras esto la miraban con una sonrisa. Nana no quería ser imprudente pero quería saber de la madre de los niños.
— ¿Y su madre no vino con ustedes? — No sabía quién era la madre de esos pequeños.
— Mamá se encuentra en el hospital. — Dijo suspirando Dante. — Y si se pregunta quién es nuestra madre es Victoria Campos.
Nana se quedó mirando a los dos pequeños Victoria era su madre, no lo podía creer. Nana dejó lo que estaba haciendo y se abalanzó abrazar a los gemelos eran los hijos de aquella tierna niña que vio ser feliz pero también pero ser derrumbada por la crueldad de ese ser que decía amarla.
Aunque ya hace mucho tiempo que ella se dio cuenta que estaban suplantando la identidad de su niño.
Fran y Dan se asustaron por la reacción de la mujer, nunca esperaron que ella lo abrazara.
— Terminaré de preparar la merienda y charlaremos.— Quería conocer más a los niños y también saber porque Victoria se encontraba en el hospital.
— Gracias señora. — en realidad no sabían qué decir.
— No me digan señora llámenme Nana. — dijo la mujer. — Ahora vayan a lavarse las manos ya está casi la comida.
Hicieron caso a lo que Nana le dijo y fueron a lavarse las manos.
Daniel entró a la cocina cuando sus hijos salían.
— Supongo por tu expresión que ya saben que son hijos de Victoria.— Esa mujer se había ganado a Nana la primera vez que la llevó a casa.
— Si, y no entiendo aun como Victoria dejó que los pequeños vinieran aquí.— Sabía lo que aquella niña había sufrido, pero algo más estaba pasando en esta historia que aún no se conocía.
— Ellos deben estar cerca mío y formar nuestro vínculo, ese que nos robó su madre.
Ella no les robó nada, solamente los protegió pensó Nana. Y también se daba cuenta que su jefe no le había dado muchas opciones.
Iba a decir algo más pero al ver al par de chiquillos se cayó no quería comenzar algo que los pudiera afectar su madre no estaba aquí para protegerlo pero estaba ella y los protegería.
Los niños escucharon la conversación de los adultos. Sin embargo hicieron como que no escucharon nada y entraron a la cocina y se sentaron en la mesa donde ya estaban los platos servidos.
— Nana gracias por la comida.— le agradeció Francisco.
— De nada mis pequeños. — les regalo una sonrisa llena de ternura.
— ¿Por qué volviste?— Esta vez le habló a su padre. — Pensamos que te ibas a quedar encerrado en su despacho. — O eso era lo que deseaban tenerlo lejos.
— Es mi casa y estoy en donde yo quiero. — le contestó con enojo.
— Estamos incómodo con tu presencia, recién te conocemos no pretenda que de un momento para otro nos sentamos cómodo con tu presencia.— Solo se quedaba allí porque tenía hambre y su madre le dijo que debían convivir con ese señor.
Daniel estaba frustrado debía ganarse a esos niños rápido pero al parecer sería difícil, y tampoco le estaba yendo bien en la vascularización no soportaba tenerlos en la casa aunque creyó buena idea traerlos aquí. Pero este era su lugar y sentía que lo estaban invadiendo.
— Me iré para no hacerlo sentir más incómodo.— Se levantó de donde se encontraba sentado para irse.— Lo único que pido es que no hagan desastre. Nana es la única empleada de esta casa y ya no está como para tener que andar limpiando desastre. A dura pena puede tener la casa limpia. — No quería más empleada en la casa porque podía robarle muchas privacidad y descubrir algo, Nana no era una mujer que se metiera en sus asunto y eso solucionaba mucho su problema.
— Lo entendemos, y la ayudaremos a limpiar nuestro desastre, nos educaron bien.— Dante estaba fastidiado de estar tenía que soportarlo por el momento.
Daniel salió dejando a los gemelos con Nana, la cual le saco plática y logró obtener información de su niña. Estaba segura que tenían un plan para proteger a su hijo y ella se encargaría de ayudarla.