Hace mil años, en un valle oculto de Nørhaven, se conocia una leyenda que el dragón legendario, conocido como el "Dragón Dorado", nacerá en un "receptor", el oráculo profétizo, que" una joven guerrera lo tendrá en su interior, y solo encontrando a quien su corazón anela despertara".Los clanes idearon una batalla de guerreros, fue cuando el poder de Aria despertó pero.. Su poder aun era una parte,
Aria, una hermosa Joven muy dulce, pero su gran error fue confiar en su amiga Lyra, quien astuta y ambiciosa, llena de celos al ver como los príncipes la querían, motivada por su deseo de obtener poder para sí misma y proteger sus propios intereses, comienza a planear su muerte, lleno de mentiras a los príncipes, culpando de estar aliada con el príncipe Kael, el villano , quien ni quiera la conoce, Muriendo cruelmente frente a todos.
..Pero nadie se vio venir que ese fue su final para el valle, desatando la furia de los dioses, quien dio la reencarnación de otra alma a Aria.
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Hablaré
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El primer grupo estaba comenzando. Aria miró concentrada la distancia entre los arcos y dónde debía apuntar. Agarró sus cosas, preparándose para entrar; notó que el lugar era angosto y que, en realidad, no hacía falta ir uno detrás del otro. Todos podían disparar a la vez y terminar rápido.
—El lugar es angosto, todos podemos tirar a los arcos. Eso nos daría ventaja —comentó.
—Se hará en forma de escalera. Si lo hacemos todos juntos, podríamos chocar —respondió Lucas serio.
—No si cada uno tira desde su lado. Los arcos están formados en hileras, y si en la competencia están en zigzag también podríamos —explicó—. Mira: dos acá y otros dos acá…
—Haz lo que te digo —gruñó con enojo—. No se hará así.
Aria apretó los dientes. Los demás rieron. Se colocó anteúltima en la escalera.
《Esto será más que molesto》
El primer grupo terminó. Lucas entró y los demás lo siguieron a paso rápido mientras apuntaban. Aria se concentró, apuntó a uno de los objetivos y, cuando tiró, el soldado de atrás la empujó.
—Pero qué… —balbuceó. Hizo caso omiso; no podía enojarse o quedaría en evidencia.
Ely vio aquello y se levantó de golpe.
—¡Eso fue trampa! —soltó indignada.
El joven soldado que la acompañaba miró hacia donde señalaba Ely, enfocando por primera vez la escena de Aria con su grupo.
Aria intentó de nuevo. El reloj corría. Era el último objetivo. Apuntó… y otra vez fue empujada.
—Maldito… —dijo entre dientes.
La prueba terminó.
—¿Qué fue eso? ¡Fallaste dos veces! Terminamos últimos. No puedes hacer esto en la ceremonia; si tú fallas, todos perdemos —reclamó Lucas furioso.
—Entonces diles a tus estúpidos perros que no me empujen. Ellos solos sabotean tu estúpida escalera —replicó Aria, señalando al que la había empujado.
—No sé de qué hablas. Este no es lugar para niñas; seguro te caíste con tus pies de bebé —se burló el soldado, y los otros rieron.
Lucas hizo una mueca divertida.
—Tch… ¿Así que estos serán los grandes guerreros del reino? Qué vergüenza —dijo Aria. Todos fruncieron el ceño—. Pensé que mi padre tendría hombres de verdad y no niños idiotas que vienen a jugar… Qué lástima.
Se dio vuelta para irse, pero Lucas la jaló.
—Escúchame bien… Tú no perteneces aquí. Es mejor que te vayas, niña llorona.
Aria apretó los dientes. Miró a Ely, que negó rápidamente. Sabía que Aria estaba en su punto máximo de enojo: la vena de su frente estaba a punto de explotar.
—Oh no… —susurró Ely.
Aria se posicionó con fuerza, tomando el brazo de Lucas y haciéndolo girar por el aire. Cayó de espaldas con un golpe seco. Aria se lanzó encima y lo agarró del cuello antes de que pudiera levantarse.
—Escúchame bien, idiota… No vuelvas a tocarme así. Porque la próxima vez que me jodan, apuntaré a sus estúpidas cabezas y desaparecerán sus cuerpos en el mar —lo apretó con fuerza.
Ely corrió hacia ella, asustada.
—Ari… suéltalo, está morado —susurró desesperada—. ¡Ve por el General! —ordenó al joven, que salió corriendo.
Nadie podía creer cómo Lucas, el más fuerte del grupo, no lograba soltarse. Él intentó levantarse usando su peso, pero Aria se soltó y lo pateó con una técnica marcial que lo dejó nuevamente en el piso. Se preparó para contraatacar. Lucas se levantó con la cara roja y el labio partido.
—¡SUFICIENTE! —rugió Ricardo, llegando junto al subjefe. Ambos tenían los ojos como platos al ver cómo Aria había dominado a su mejor guerrero.
Ely tomó a Aria de la mano, girándola hacia ella.
—Tus ojos, Ari… están rojos. Cálmate —susurró en su oído.
—Me enfurecí… ojalá no lo hayan notado —susurró Aria, respirando en el hombro de Ely.
—No, pero… ¡qué buena eres! Pensé que lo matarías —dijo Ely. Ambas rieron un poco.
—Ustedes son un grupo y deben llevarse bien —reprendió Ricardo—. No puedo creer esto. Desde ahora no permitiré peleas. Están castigados: ustedes dos limpiarán los elementos de entrenamiento cada vez que terminen.
—Ellos empezaron. Solo son niños idiotas, y este les sigue el juego —refutó Aria.
—¿Qué dijiste, mocosa? —espetó Lucas, poniéndose en ataque otra vez.
—Basta los dos —gritó Ricardo. Aria rodó los ojos.
—Maldito llorón —masculló ella.
—Chillona —respondió Lucas.
—Si siguen así, los saco de la ceremonia —advirtió Ricardo. Ambos bufaron.
—Sí, General —respondieron de mala gana.
Ricardo suspiró.
《Esta niña sacó mi carácter… casi lo mata. Si le cuento a su madre la saca de inmediato》
—Quiero informarles que Miguel será su entrenador desde ahora. A mí se me presentó algo urgente. Él los guiará y me informará de sus avances… —todos asintieron—. Descansen. Luego continuamos.
Aria fue con Ely a tomar agua. Lucas fue a buscar hielo mientras la miraba con intriga e intensidad, sus ojos marrones fijos en ella.
《Tanta fuerza en ese cuerpo chiquito…》 pensó mientras probaba el sabor de su propia sangre.
Los demás lo rodearon, pero sus miradas iban hacia Aria… que no bajaba la mirada.
—Si las miradas mataran… —bromeó Ely.
—Perdón, Ely… no podremos ver el atardecer hoy —Aria se recostó en su hombro—. Ni los otros días… —suspiró.
Ely acarició su mejilla.
—Eso es por gruñona. Igual vendré a verte por las mañanas y volveré con mis doncellas —sonrió.
—Está bien… Dile a tu madre que no podré probar su rica tarta hoy… —se lamentó—. Yo que quería comer —miró con rabia a los chicos—. Por su culpa.
Ely le tiró de la oreja.
—Deja de enojarte. Te traeré un poco mañana. Quería que conocieras a mi hermano… Ahora seguro se burlará diciendo que eres una imaginación —rodó los ojos. Aria hizo lo mismo.
—Qué molesto… ¿por qué quiere conocerme? —preguntó. Ya le estaba resultando sospechoso.
—Porque es igual a mi madre: protector. Quiere ver si no eres alguien que pueda lastimarme… —suspiró—. Él es bueno. Solo que a veces creo que piensa que sigo siendo una niña.
Aria sonrió.
《Hermano sobreprotector…》
—Eso es bueno, te aman. Yo quisiera un hermano mayor, pero creo que terminaríamos peleados —rió.
—Sí, seguro, con ese carácter —agregó Ely. Ambas rieron.
Pasó un minuto. Ely tuvo que irse. Aria la despidió. Tenía que quedarse por el castigo, aunque Ricardo la acompañó y avisaría a su padre.
—Compórtate, Aria —advirtió su padre. Aria asintió.
Estaba por entrar cuando vio salir a Larisa y Marisa, muy sonrientes.
—Pero mira quién está aquí —dijo Larisa—. Parece que ahora vino por los soldados.
—No me sorprende… juntarse con la servidumbre no le beneficia —agregó Marisa.
Lucas y los chicos estaban a un costado y escucharon toda la burla.
—No me confundan con ustedes. No necesito un hombre para tener estatus —respondió Aria seca.
Larisa apretó los dientes.
—Te crees mucho… ahora que estás con la… maldita princesa —rió.
—Ay sí, como la llaman… “la princesa deforme y maldita” —rieron ambas—. Seguro ya te pegó la peste.
Aria apretó su arco. Una furia incontenible la atravesó. Disparó una flecha que atrapó el peinado alto de Marisa, clavándolo al árbol. Arrinconó a Larisa contra ella, pegándolas a ambas, mientras apoyaba su daga en el cuello de Larisa.
—Repite lo que dijiste… —Aria estaba furiosa.
Las dos temblaron. Intentaron pedir ayuda, pero Aria tapó la boca de Marisa, que luchaba por soltarse del peinado.
—Que les quede claro… Pueden hablar de mí, pero de Ely NO. No van a llenarla de sus estúpidas bromas —gritó—. Ella es buena, y su corazón no merece un par de podridas perras que solo mueven sus traseros por un poco de atención.
—No puedes hacernos nada… Si lo haces, diremos que tú dijiste eso. Nadie te creerá —balbuceó Marisa aterrada.
El joven soldado apareció detrás de Aria. Había escuchado todo.
—Señorita Aria —llamó.
—Vete.
—Joven Javier… ayúdenos, solo queríamos ser amables y nos atacó sin razón —lloró Larisa.
Javier bajó el brazo de Aria donde tenía la daga. Aria chistó los dientes.
—No es tu problema. Vete —repitió.
—Joven Javier, cuánto miedo tuvimos… quisimos ser amables porque supimos que ella usa a la princesa… y la llama de una forma cruel… —dijo Larisa.
—Sí, ella difamó sobre su maldición —agregó Marisa, liberándose por fin del peinado.
—¿Eso es cierto? —preguntó Javier mirando a Aria. Las dos sonreían detrás de él.
—Cree lo que quieras, no me importa.
En ese momento, Lucas y los demás salieron, cortándole el paso a Aria.
—Ah, no me jodas… —exclamó Aria.
—Joven Lucas, ayúdenos —lloraron ambas.
—No podemos ignorar lo sucedido. Difamar a un miembro de la familia real es condena —dijo Lucas mirando a Aria.
Aria suspiró.
《Bien… San Pedro, ahí te veo》
Sacó su espada de la espalda, esperando el ataque.
Lucas sonrió.
《Sí que tiene agallas esta mujer》
—Joven Javier, llame a su padre, el concejal. Estará ansioso por imponer un castigo —ordenó.
—Será un placer —dijo Javier… pero en vez de ir hacia Aria, caminó a su lado, pasando de largo. Aria lo miró sorprendida.
Larisa y Marisa chillaron cuando los guardias las tomaron del brazo.
—¿Creen que somos idiotas? Escuchamos todo lo que dijeron. No dejaremos pasar esto —dijo Javier frente a ellas.
Ambas se miraron.
—No… no escucharon bien… por favor… —suplicó Marisa.
—Sí… alguien más lo dijo, no nosotras —agregó Larisa. Marisa le dio un codazo.
—¿Quién fue? —gruñó Aria guardando la espada.
Las otras lloraron más fuerte.
—Tch… solo son sus conejillas de indias. Les hará lo mismo cuando todos sepan esto —dijo queriendo irse.
—¡Fue Lyra! —gritó Larisa.
—¡Cállate, Lari! —gritó Marisa.
—No. No pienso hundirme con esa bruja, y tú lo sabes —refutó Larisa.
Aria se detuvo.
《Bingo》
—Esto lo dirán frente al concejal real. Todos los escuchamos. Si mienten, saben las consecuencias —advirtió Javier.
Larisa confesó temblando. El miedo a quedar en la ruina por los rumores y que la hicieran cómplice de Lyra era mayor. La difamación real era pena de exilio.
El concejal ya estaba allí, furioso. Aria se recostó en la pared; nada la sorprendía. Sabía que Lyra era una mosca muerta… no de fruta: de mierda pura.
—Esto no será solo una advertencia —gruñó el viejo—. Sus padres ya fueron avisados. Guardias, llévenlas al despacho y vigilen hasta que lleguen.
Los guardias las arrastraron. Las dos lloraban; Marisa culpaba a su hermana por ser bocona.
—Señorita Aria —dijo el concejal—, lamento que haya estado envuelta en algo tan cruel. Supe que intentaron culparla —hizo una reverencia—. Si desea algo como disculpa, puedo concederlo.
—Sí. Quisiera que esto se informe a los reyes Kvalir. Aman a la princesa y seguro querrán saberlo —dijo Aria firme.
—Oh, sí. Se informará, no se preocupe. ¿Desea algo más? ¿Quizás un llamado de atención para la señorita Lyra? —preguntó curioso.
Los chicos miraron a Aria esperando que pidiera el castigo más duro.
—No. Solo que no se acerque a la princesa —respondió.
El concejal asintió, sorprendido.
《Curioso…》
—¿En serio no le dará un castigo? —preguntó Javier sorprendido.
—Si lo hago, la que quedaría mal soy yo. Prefiero que se agarre conmigo antes que con los demás. Con permiso —se fue sin mirar atrás.
Javier y los demás quedaron sin entender nada. Ellos habrían exigido azotes, humillación, exilio… pero ella no. Es como si quisiera que Lyra se enfureciera con ella directamente. Como si no le preocupara que la hiciera sufrir.
Pero nadie sabía que ese era el plan de Aria.
Conocía a Lyra: directa, explosiva, venenosa. Si se enojaba… estallaría.
Y la mejor forma de lograrlo era ignorarla, tratarla como alguien débil, insignificante.
Eso la volvería loca.
Y los chismes se encargarían del resto.
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lo intenté, llegué hasta este punto de la historia solo porqué la historia, la trama es buena, pero tantos errores gramaticales y de redacción, cansan honestamente, hacen que la lectura sea tediosa, el solo hecho de que en menos de 2 párrafos el mismo personaje tenga escrito de 2 o 3 formas diferentes el nombre, sumado a muchos otros detalles, hacen que el interés en la historia caiga.
Le aconsejaría a la autora, que antes de sacar una historia a la luz, lo lea y revisé con ojo crítico y si es posible que alguien más lo lea y le haga las críticas, entiendo que está es una plataforma gratuita y no puedo pedir una Ágatha Christie o un John Katzenbach o similar, pero si que las historias tengan un poquito de mejor redacción