Mientras regresaba contento después de haber hecho una buena compra, la vida de Fabián terminó en un accidente.
Pero su vida no terminó ahí, sino que despertó en el cuerpo de uno de los personajes del libro que había leído, era un personaje que se consideraba carne de cañon en el mundo de las novelas bl (boy's love), así que tendría un final trágico al ser usado como objeto de sacrificio.
Y para cambiar ese destino, Fabián tenía que cambiar un poco la trama de la historia, y lo que debía hacer, era divorciarse.
Tenía varios planes, desde la A hasta la Z, solo que antes de que pudiera completar todos sus planes, su esposo, el alfa Vadim Meyer, lo descubrió.
Sin una salida, Fabián decidió contarle a Vadim los planes que tenía su familia contra él para poder divorciarse finalmente, creyó que el alfa estaría de acuerdo, pero la reacción del alfa no fue la esperada...se veía más bien consternado, y luego simplemente se rio.
"Ja ja ja, tu deber es cuidarme, gracias por preocuparte por mí"
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Capítulo 11
El osado esposo no salió de su habitación en los siguientes días.
Fabián recibía sus comidas en su habitación, Sebastián era el encargado de llevar los alimentos para el joven, ya que este no quería salir para nada.
"¿No preguntó nada?"
"No, Señor, su esposo sigue con su horario habitual, se va temprano en la mañana y regresa para cenar y dormir"
"De acuerdo, gracias Sebastián"
Fabián preguntaba lo mismo todos los días y recibía la misma respuesta de Sebastián.
Desde el día en que Fabián le dio ese golpe a Vadim, ya habían transcurrido cinco días, faltaba una semana más para que el alfa viajara y conociera por fin al omega protagonista de esta historia, la persona de su total obsesión y deseo.
Como faltaba poco tiempo para el día de su libertad tan deseada, Fabián empezó a empacar sus cosas y preparó un buen discurso para cuando Vadim regresara de su viaje.
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Faltando tres días para que el alfa se fuera de viaje, Fabián salió de su habitación, pues estar encerrado tanto tiempo en una habitación era agotador.
Tomaría un poco de sol con Daisy y volvería a su habitación antes de la hora de la cena.
"Muy bien, como tu ala sigue en recuperación, está prohibido tratar de volar, ¿no quieres ser lastimada por ese idiota otra vez, verdad?", hablaba Fabián con Daisy mientras bajaba por las escaleras.
En sus brazos, Daisy comenzó a aletear y a desesperarse.
"¿Qué sucede?, ¿recordar a ese idiota te asustó?"
"Señor"
"Oh, buenos días, Sebastián"
Al llegar al final de las escaleras, Sebastián estaba ahí de pie.
"Su esposo está aquí", informó el buen Sebastián, "iba camino a su habitación para informarle"
Muy sutilmente, Fabián miró de reojo hacia el salón de espera, la figura del hombre sentado sobre el sofá resaltaba en el salón vacío.
Cuidando sus pasos, Fabián caminó de retro subiendo las escaleras con dirección a su habitación.
En ese momento, Vadim quien lo había estado mirando se levantó del sofá, haciendo que Fabián se detuviera en el lugar.
Correr o enfrentar al alfa, Fabián tenía esas dos opciones.
El resultado final sería desastroso si elegía cualquiera de esas dos opciones, pero, Daisy debía estar a salvo y no terminar convertida en un pato a la naranja.
Bajando de vuelta, Fabián colocó a Daisy en los brazos de Sebastián y caminó lentamente hacia el salón.
Vadim observaba al joven desde su lugar, intrigado por lo que este haría a continuación, imaginó que en cuanto su osado esposo notara su presencia, este se pondría a correr con aquel animal en brazos, pero no.
Tal cual niño castigado, Fabián se colocó con vista a la pared en la esquina del salón y levantó ambos brazos, eso fue lo único que se le ocurrió hacer en esta situación.
Había sido atrapado, ¿cuál sería su sentencia por haber golpeado al intocable Vadim?, seguramente no sería algo bueno.
Imaginando varios escenarios posibles, como que le destrozaran la mano con la que había golpeado al alfa o que se la cortaran, o que fuera arrojado a un río, o que fuera puesto como objeto de caza, Fabián se resignó a su destino, tal vez la vida de su personaje terminaba aquí por haber cambiado la trama de la historia por Daisy.
Pero, ¿qué será de Daisy?, sí, Fabián no podía rendirse aquí, tenía que encontrar una salida aunque le faltara una mano.
"... Yo, lo sien..."
A mitad de sus sinceras palabras de disculpas, Fabián sintió una gran presión en su cuello.
Con facilidad, Fabián fue tomado por el cuello por Vadim, no sabía en qué momento el alfa había llegado a su lado.
"Cof, Cof, Cof"
La presión sobre su cuello hizo que Fabián empezara a toser en busca de aliento, colocó ambas manos sobre la gran mano que presionaba su cuello para tratar de apartarlo, más todo intento fue inútil.
Tomado por el cuello, Fabián fue puesto delante del alfa, cara a cara.
Soltando un poco su agarre, Vadim observó el rostro del joven con detenimiento, además del miedo en sus ojos, una fuerte determinación y enojo podía verse en esos ojos húmedos por la presión.
La mirada de Fabián estaba fija en esos ojos dorados que lo miraban con extrañeza, y al sentir menos presión sobre su cuello, Fabián estaba listo para lanzarle una patada al alfa, solo que este bloqueó su pierna con su propia pierna como si lo hubiera predicho.
"Para esconderte por varios días, eres un tipo bastante atrevido", soltó Vadim al joven arrojándolo sobre el piso, "¿o es que eres tan tonto y no mides las consecuencias de tus acciones?"
"Cof, Cof, Cof, Cof", respirando con más facilidad, Fabián empezó a toser repetidamente.
"La próxima vez no será tan fácil", dijo Vadim listo para salir de la casa después de ocuparse de Fabián, luego de esta advertencia, esperaba que el omega fuera obediente y se mantuviera callado como siempre.
"Y con respecto a ese sucio animal", se dirigió Vadim a Sebastián que estaba de pie debajo de los escalones junto con Daisy, "lo voy a cenar esta noche, aunque dudo que sepa bien"
"Sí, Señor"
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Vadim llegó a la hora de la cena como siempre, fue a asearse y luego bajó hacia el comedor.
Sobre la gran mesa se sirvieron diversos platillos, entre los cuales destacaba el pato a la naranja en el centro.
Vadim se sentó en el asiento principal de la mesa y esperó a que el chef sirviera la cena como se acostumbraba, Fabián no se veía por ningún lado, debía estar desconsolado dentro de su habitación y debía estar recapacitando por lo que había hecho, eso fue lo que pensó Vadim.
Sin embargo, el que salió de la cocina no fue el chef, sino Fabián.
El joven omega caminó al centro de la mesa, levantó los cubiertos y comenzó a cortar el pato a la naranja, sirvió la carne en dos platos separados dándole la porción más grande a Vadim.
Tomando su propio plato con la carne servida, Fabián fue a sentarse a su lugar, tomó los cubiertos ya preparados sobre la mesa, cortó un pedazo de carne y se lo llevó a la boca.
Una segunda porción, una tercera, Fabián comió con gusto el delicioso pato a la naranja acompañado con las guarniciones.