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MI PEQUEÑA ESPOSA༆

MI PEQUEÑA ESPOSA༆

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Matrimonio contratado / Matrimonio arreglado / Diferencia de edad / Casada con el millonario / Completas
Popularitas:5.3M
Nilai: 4.6
nombre de autor: Beatriz. MY

Mi nombre es Isabel del Castillo y, a la edad de dieciocho años, mi vida experimentó un cambio radical. Me vi obligada a contraer matrimonio con Alejandro Williams , un hombre enigmático y de gran poder, lo que me llevó a quedar atrapada en una relación desprovista de amor, llena de secretos y sombras. Alejandro, quien quedó paralítico debido a un accidente automovilístico, es reconocido por su frialdad y su aguda inteligencia. Sin embargo, tras esa fachada aparentemente impenetrable, descubrí a un hombre que lucha con sus propios demonios.

NovelToon tiene autorización de Beatriz. MY para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Frederick

           ༺Narra : Frederick༻

Regresé a la mesa sintiendo una mezcla de desagrado y frustración. No podía creer la osadía de Giselle al dirigirse a mí de esa forma. ¿Quién se creía que era? ¿Cómo se atrevía a amenazarme de esa manera?

Decidí tomar asiento y actuar con normalidad. No deseaba que nadie sospechara lo que había ocurrido entre Giselle y yo. Me senté con calma y me integré en la conversación como si nada hubiera sucedido.

Hice un esfuerzo por centrarme en el relato que mi padre compartía, pero mi mente no lograba escapar de la confrontación que había tenido con Giselle. Cada una de sus palabras retumbaba en mi cabeza, y me resultaba difícil mantener la serenidad. De repente, percibí una presencia familiar. Giselle había regresado y se acomodó en su sitio, justo enfrente de mí. Dirigió su mirada hacia mí con una sonrisa que no llegaba a iluminar sus ojos, y, a su vez, yo le devolví la mirada, esforzándome por ocultar cualquier emoción que pudiera traicionar mis verdaderos sentimientos.

El transcurso del resto de la cena fue completamente tranquilo y sin contratiempos. Todos los presentes parecían deleitarse tanto con los platillos servidos como con la agradable compañía que compartían en la mesa. Sin embargo, yo me encontraba en una situación diferente; contaba los minutos que quedaban para que la velada llegara a su fin, deseando que el momento de despedirnos llegara lo antes posible. Finalmente, el instante tan esperado llegó, y nos preparamos para decir adiós.

Mi padre y el señor Leopoldo se acercaron el uno al otro y se fundieron en un cálido abrazo, marcando el cierre de una noche que, aunque placentera para algunos, para mí había sido un tanto tediosa.

Cuando llegó el turno de Isabel, me acerqué a ella con precaución.

—Buenas noches, hermosa —comenté; al acercarme, noté la mirada de Alejandro sobre mí, incisiva como una estaca a punto de clavarme.

—Buenas noches, Frederick —respondió ella con una sonrisa.

—Buenas noches —pronunció ella, mirando a Alejandro, pero él, en lugar de responder verbalmente, simplemente asintió con la cabeza.

Con la intención de regresar a casa, comenzamos a acercarnos al vehículo. El chofer se acercó y abrió la puerta del auto, permitiendo que mi padre y yo subiésemos primero. Antes de que nosotros entráramos, se tomó un momento para ayudar a mi hermano, quien se encontraba en su silla de ruedas. Con sumo cuidado, el chofer lo levantó y, tras asegurarse de que estuviera cómodo, lo acomodó en el asiento del auto, mientras colocaba la silla de ruedas en el maletero. Al final, una vez que todos estuvimos bien instalados, comenzamos nuestro trayecto de regreso a casa.

Mientras avanzábamos en el viaje en automóvil, con el murmullo del motor de fondo, papá decidió romper el silencio que reinaba en el interior del vehículo.

—¿Cómo les pareció la cena? —preguntó, dirigiendo su mirada hacia Alejandro y hacia mí.—¿Isabel les agradó?

—Estuvo bien, y creo que es bastante interesante —respondí, tratando de ser amable.

No obstante, Alejandro continuó en silencio, con la vista fija en el paisaje que se extendía más allá de la ventana. Papá, al darse cuenta de la falta de respuesta, decidió hacer un esfuerzo por involucrarlo en la conversación.

—¿Y tú, Alejandro? ¿Qué opinas?

Alejandro giró lentamente su rostro hacia nosotros, sus facciones mostraban una expresión difícil de interpretar.

—Solo es una chica común, como cualquier otra —replicó con un tono de voz que reflejaba desinterés.

—No tengo la sensación de que sea como las demás. Hay algo en ella que me genera la impresión de que puede sorprendernos de verdad. Además, es bastante hermosa.

Alejandro me dirigió una mirada que combinaba incredulidad y desprecio.

—¿Ya te has cansado de Giselle? —inquirió, esbozando una sonrisa llena de sarcasmo.

La tensión en el ambiente se podía cortar con un cuchillo. Papá nos observaba con una expresión de preocupación, consciente de la fricción que siempre había existido entre Alejandro y yo.

—No es eso —respondí, tratando de aclarar mi punto de vista—. Simplemente tengo la convicción de que Isabel tiene algo especial, una cualidad única que la distingue.

Alejandro soltó una risa áspera, que resonó en el ambiente como una puntada de ironía.

—Claro, Frederick. Como si no supiera cuáles son tus verdaderas intenciones, —replicó con desdén.

Fue en ese momento cuando papá decidió intervenir, buscando suavizar la tensión que había surgido entre nosotros.

—Chicos, por favor, —dijo con un tono de autoridad, intentando poner fin a la discusión.

A partir de ahí, el resto del viaje se desarrolló en un silencio incómodo, donde cada uno de nosotros se sumió en sus propios pensamientos, evitando cualquier conversación que pudiera encender de nuevo el conflicto. La atmósfera estaba pesada, como si cada uno cargara con sus propias preocupaciones, sin atreverse a compartirlas.

Cuando finalmente llegamos a casa, el chofer saltó del vehículo con rapidez para abrirnos la puerta. Yo permanecí afuera, observando cuidadosamente cómo Oliver, el asistente de Alejandro, se acercaba con su característica eficiencia. Con una actitud cortés, nos saludó antes de ayudar a mi hermano a descender del coche. Mientras el chofer se ocupaba de bajar la silla de ruedas, Oliver se movió con agilidad para acomodar a Alejandro en ella.

—Llévame a mi recámara —ordenó Alejandro, utilizando un tono de voz que denotaba su cansancio.

Observé la escena en silencio, mientras una maraña de pensamientos se entrelazaba en mi mente.

—Ay, hermanito, veremos cuánto tiempo más lograrás aguantar en esta situación.— murmuré en voz baja como un susurro al viento.

Papá y yo entramos en la casa, dejando atrás el bullicio y la agitación de la noche. El vestíbulo nos recibió con una suave iluminación que emanaba de una lámpara de pie, produciendo una atmósfera serena y acogedora. Todo parecía en calma, como si el mundo exterior estuviera muy lejos. Papá se dio la vuelta hacia mí, y en su rostro se podía leer una profunda expresión de cansancio, como si las preocupaciones del día lo hubieran pesado más de lo habitual.

—Buenas noches, hijo. Ha sido un día largo. Nos vemos mañana —comentó, dándome una suave palmada en el hombro antes de dirigirse a su habitación.

—Buenas noches, papá —respondí, mientras lo observaba alejarse por el pasillo.

Permanezco un momento en el vestíbulo, atento a los sonidos de la casa mientras Oliver conducia la silla de ruedas de Alejandro hacia su habitación. Decido seguirlos, manteniendo una distancia apropiada.

—¿Requiere algo más, señor? —preguntó Oliver, siempre atento a las necesidades de mi hermano.

—No, eso es todo por hoy. Gracias, Oliver —respondió Alejandro.

Me acerqué un poco más, lo suficiente para escuchar la conversación con claridad, sin ser intrusivo.

Observé cómo Oliver asistía a Alejandro para acomodarse en su cama, garantizando que todo estuviera en orden antes de marcharse.

—Frederick, ¿qué haces ahí parado? —preguntó al percatarse de mi presencia.

—Solo quería asegurarme de que estuvieras bien —respondí al entrar finalmente en la habitación.

Alejandro me observó con recelo.

—Estoy bien. No tienes por qué preocuparte por mí —afirmó en un tono decisivo.

—Lo sé, pero aun así… eres mi hermano, así que debería implicarme más en tus asuntos —respondí.

Alejandro suspiró y se reclinó en su cama, cerrando los ojos.

—Buenas noches, Frederick —dijo, dando por concluida la conversación.

—Hasta luego, hermano—respondí, mientras salía de la habitación y cerraba la puerta tras de mí.

Me encaminé hacia mi recámara, sintiendo el peso de la noche sobre mis hombros. Mientras me preparaba para dormir, me recosté en la cama, permitiendo que mis pensamientos se desvanecieran poco a poco mientras el sueño me envolvía. Mañana sería un nuevo día, lleno de desafíos y oportunidades. Pero por ahora, solo deseaba descansar y dejar atrás las inquietudes del día.

༺Frederick Williams 27 años ༻

1
Beatriz
Cuando Isabel se entere que puede caminar,se va a enojar por haberle mentido
Beatriz
A las autoras se les vienen tantán cosas a la cabeza que escriben y escriben apuradas por no dejar escapar la musa de su inspiración que pierden el hilo de la trama y escriben incoherencias en tiempo modo y lugar,pero las lectoras si estamos pendiente de la trama y sus detalles que no se nos escapan sus inconsistencia. Nadie es médico a los18 años a menos que sean superdotados y empiecen universidad a los 12 años
Beatriz
Don Ignacio no sería mejor dar un paso al costado y no atrás?
Beatriz
Patrona y empleada apenas se conocen, demasiado,pronto para que la señora tuteee a su patrona por más confianza y buen trato que le haya dado
Beatriz
Las cámaras? La pobre chica pobre pagará los platos rotos
Beatriz
Guísele le va a destruir el vestido. Si piensan en divorcio desde un principio para que se casan en una iglesia
Beatriz
Si como no. Va a gastar pólvora en gallinazo. Le va a salir el tiro por la culata. La maldad se regresa y golpea fuerte
Beatriz
Beatriz Morales ,si exactamente estaba pensando en eso. Al principio al parecer eran hermanos por parte del padre y ahora resulta que son de padre y madre. Autora,acaso se le chispotio? O hay un gran secreto familiar. Otra cosa,con semejante accidente solo se ganó una fractura? El accidente de Alejandro fue casi igual y el casi muere y quedó “lisiado “. Aunque al parecer está fingiendo por una buena razon
Anael Suárez
será el ex. ... de Isabel
ay que jugarreta le depara el destino
Anael Suárez
autora hubieras puesto una foto del vestido para que sea mejor ilustrado en nuestro pensamiento 😘
Anael Suárez
jajaja no puede haber mayor ardición que participar y colaborar de los preparativos de tu ex prometido
Anael Suárez
una vez perdido ,perdido queda y con la terquedad que representa Alejandro ya no puedes hacer nada para borrar lo bandida que fue Gisell
Anael Suárez
Hola buen relato y observación se dice que estudia medicina no que ya la terminó
Akleon
No se entiende tu redacción, hago esfuerzo por no perder el hilo pero cuesta. Carmen no es la hermana de Giselle , es la madre.
Carmen Mena
Gracias autora por compartir su trabajo, me encanta la conexión que tienen Isabel y Alejandro.
Geovanny Berrio Marsiglia
Esto es una historia ficticia novela osea se puede graduar a los 5 años.
Puede volar como superman, puede hablar con los animales. Por que a todo le ponen algunas lectora tantas quejaderas qué mala costumbre.
Josefina Azamar Olivera
me gusta excelente comienzo
Marita Geno
suena un poco loco que 4 años sin verse sobrevivan pero si es amor verdadero lo hace jiji
Marita Geno
que acaso el no pudo viajar ni una sola vez para verla o ella a el
Marita Geno
me encanta esta pareja como fueron desarrollando sus sentimientos
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