Un sexy genio y su mejor amigo. Pondrán el mundo de cabeza para conquistar a sus amores. Esas dos hermosas jóvenes fueron escogidas por ellos desde su niñez, pero no están dispuestas a ceder tan fácilmente y lucharán por cambiar el rumbo de su destino. Sin contar que estos dos leones territoriales no están dispuestos a dejarlas escapar.
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CAPÍTULO 11
Fausto se sintió muy complacido al ver la inseguridad en los ojos de su ahijado. Tal vez, estaba siendo muy cruel con el joven, Pero no quería ver a su pequeña sufrir.
Máximo Jr. se despidió de sus suegros y salió de la casa. En el camino hacia su auto, sacó su teléfono y llamó a su tío.
Después de una breve charla, el sexy genio puso su auto en marcha.
Mientras tanto en París, las dos amigas disfrutaban de sus merecidas vacaciones. Ellas decidieron visitar la playa artificial. Querían broncearse y relajarse un poco.
Ellas lucieron unos hermosos trajes de baño y se robaron más de una mirada.
—Buenas tardes, señoritas. —les saludo una voz masculina detrás de ellas.
—Al parecer se están cayendo los ángeles del cielo. —se escuchó otra voz.
Luna levantó la mirada y aprovecho la discreción de sus lentes oscuros para examinar estos dos especímenes que venían con tablas de surf.
Christine, por su parte, se quedó paralizada, sus mejillas se sonrojaron y sus manos comenzaron a sudar.
Luna vio de reojo a su amiga y se sonrió con burla al ver su expresión de rantocita asustada.
Entonces entendió que todo dependía de ella. Luna se sentó en la silla y bajó sus lentes un poco con sus dedos para ver a los galanes en vivo y directo. Ella les sonrió de una manera seductora y les respondió mordiendo la punta de su dedo índice.
—Buenas tardes, ¿Cómo estuvo el mar?
—Hermoso y salvaje como ustedes. Se podrán imaginar.
Los galanes sonrieron entre sí y con un poco más de confianza, guardaron sus tablas, para después tomar dos tumbonas y se sentarse junto a ellas.
Christine seguía inmóvil, ella tomó su teléfono y fijó su mirada en la pantalla, tratando de ignorar a los presentes.
Luna bufó y negó con la cabeza.
—Disculpen a mi hermanita, ella es muy tímida.
Christine por su parte rodó los ojos, ella no estaba interesada en conocer a ningún otro chico. Solo quería pensar y reflexionar sobre su futuro.
Los hombres que se presentaron como Chris y Liam, comenzaron a conversar y a bromear con Luna. Los jóvenes eran realmente divertidos, tanto así que Christine no había podido evitar reír ocasionalmente.
El ambiente se fue tornando amistoso y Christine fue integrándose a la conversación. Después de unas horas solo eran cuatro amigos compartiendo un radiante sol y unas refrescantes bebidas.
La tarde terminó y las chicas se despidieron de sus nuevos amigos. Ellos las invitaron a cenar, Pero Luna declinó la invitación al ver la expresión incómoda de su amiga.
Los chicos aceptaron algo decepcionados, pero les hicieron prometerles que darían un paseo en yate al día siguiente.
Luna estaba fascinada con Chris, pero Luna aún estaba renuente a aceptar la compañía de otro hombre. Ella sentía remordimientos.
Luna no podía para de reír al recordar la expresión de su amiga, cuando Liam se despidió de ella con un beso en la mejilla.
Christine se quedó paralizada, prácticamente corrió hacia la habitación, Luna terminó de despedir a los chicos y fue tras ella.
Luna comenzó a reír a carcajadas al ver a Christine con el rosario en la mano.
—Ja, ja, ja. Chris por Dios. Solo somos amigos, estarán aquí por tres días, disfrutemos de su compañía. Solo debemos dejarles claro que no buscamos más que eso.
Christine miraba a su amiga con una expresión de reproche en sus ojos, mientras negaba con la cabeza.
—No, Luna. Una cosa es encontrarlos por casualidad y conversar con ellos y otra muy distinta es hacer citas para verlos. Eso se presta para malas interpretaciones.
Luna se sonrió y abrazó a su amiga, ella entendía su punto de vista. Ella tampoco estaba interesada en tener una aventura, ni nada parecido. Pero era grato disfrutar de una buena charla y reírse de vez en cuando.
—Ok amor. Vamos a dejarlo todo a la suerte. Mira romperé, esta servilleta, dónde anoté su número de teléfono y veremos qué pasa. Ok sin citas. —le dijo Luna sacando de su bolsillo el frágil papel y destruyéndolo con las uñas y arrojándolo a la papelera.
Christine le sonrió y se aferró al cuerpo de su amiga.
—Gracias Luna. Ahora sí voy a ducharme para dormir.
Luna se lanzó en la cama e hizo un recorrido por todos los recuerdos del día y una sonrisa llena de nostalgia llegó a su rostro.
—Te extraño, mi mafioso de juguete. —susurró Luna, mientras miraba la foto de su amado en el celular.
Al día siguiente, los chicos estaban impacientes, ellos observaban el reloj y sus teléfonos. Luna había acordado avisarles para dar su paseo, Pero ya habían pasado más de media hora del tiempo acordado.
—Creo que no vendrán. Mejor nos vamos —le dijo Liam a Chris, subiéndose al yate. Chris, un poco decepcionado, solo asintió y caminó detrás de su hermano.
Mientras tanto, Luna los observaba desde lejos con unos binoculares. Ella quería asegurarse de que ellos se fueran para bajar a la playa.
Christine no quería volver a verlos y Luna quería respetar su decisión.
Las amigas se tomaron un rico desayuno y volvieron a la playa.
Christine aprovechaba la tranquilidad del mar para leer su novela favorita, mientras Luna prefería caminar por la arena y jugar con las olas.
La mañana transcurrió con toda normalidad y los chicos regresaron para almorzar en el hotel. Ellos estaban decididos a buscar a las hermosas chicas que los tenían cautivados.
🍾🎄NOTA DE LA AUTORA 🍾🎄
Les deseo que pasen una Feliz Navidad junto a sus seres queridos.
Más capítulos por favor 🙏.
Gracias.