CORRIENDO A LA VELOCIDAD DEL AMOR

CAPÍTULO 11.

Faltando horas para terminar con su turno, Briana fue sorprendida por un grupo de la prensa que estaban desesperados por tener la primicia de haber entrevistado a la esposa de Kilian Becker. Briana se preocupó e intento evadirlos a como diera lugar, escondiéndose en los baños de personal. ¿Cómo diablos habían averiguado tan rápido su lugar de trabajo?, es decir, ella sabía que esto pasaría, pero no imagino que tan rápido.

La prensa quería irrumpir en el baño con desespero para poder conseguir una declaración de la chica. Sin embargo, ella estaba asustada y preocupada.

Minutos después, afuera, escucho unos gritos y luego golpearon a la puerta. Era su supervisora, quien le dijo que la acompañe inmediatamente a su oficina.

Briana la siguió y después de entrar cerro la puerta detrás de sí.

—Esto es vergonzoso, Briana. —Exclamo la mujer. —¿Cómo puede ocurrir algo como esto en un hospital?

—Yo… lo siento, no sé cómo lo supieron…

—¡Está en todos los medios de comunicación tu escándalo amoroso! ¡Esto iba a pasar en cualquier momento!

—¡Pero es que no es mi culpa!

—Mira Briana, lo siento, de verdad. —Exclamo. —Pero esto fue informado al jefe y hemos tomado la decisión de despedirte. Lo siento, de verdad. Pero esto es un hospital muy prestigioso y no podemos permitir esta clase de escándalos. En la semana te será depositada tu liquidación. Puedes recoger tus cosas.

Briana suspiro furiosa. No respondió nada, simplemente se giró sobre sus talones y fue a recoger sus pertenencias. No insistiría.

Audrey ingreso a los vestidores, apenas se enteró de la noticia para apoyar a su amiga.

—¿Qué harás ahora? —pregunto ella.

—Buscaré otro trabajo, supongo. —Exclamo Briana.

—Esto es tan injusto, no puedo creer que te hayan despedido. ¡Ni siquiera es tu culpa!

—Olvídalo. —Dijo Briana. —Tengo que ver como salir de aquí.

—Tengo una idea. —Exclamo Audrey. —Sígueme.

Briana tomo sus cosas y Audrey tomo su bolso y salió sin cambiarse. Su turno había terminado, así que, dirigió a Briana al subsuelo del hospital, en donde permanecen estacionadas las ambulancias y al llegar a una de ellas, golpeo la puerta, despertando así al conductor que estaba de guardia en la noche.

—George. —Exclamo Audrey.

—Hey, ¿cómo estás Audrey? —pregunto el chico abriendo la puerta entre dormido.

—Necesito un favor.

—Dime. —Dijo George.

—¿Puedes llevar a Briana a su casa? —pregunto. —Es que, ya sabes… Está la prensa esperando afuera y…

—Es poco ético, Audrey. —Dijo él.

—Lo sé, pero no es muy lejos, lo prometo. —Exclamo ella.

—Está bien, suban. —Dijo el hombre.

—Ve tú. —Dijo Audrey. —Yo llevaré tu coche.

Briana asintió y subió a la ambulancia. Salieron delante de Audrey quien había bajado la ventanilla para que la vean y así distraerlos. El plan salió exitoso. La prensa observó en dirección a ambos vehículos, pero al no ver nada sospechoso siguieron en sus posiciones a la espera de que Briana salga del hospital.

Minutos después, llegaron al edificio en donde la chica vive. Briana le agradeció a George el gesto e ingreso a los estacionamientos del edificio en donde Audrey ingreso con su coche. La espero a que estacionara y luego, las dos subieron al ascensor que las llevaría al piso en donde la pelirroja vivía.

—Eso estuvo increíble. —Dijo Audrey. —Logramos evadirlos con éxito.

—Sí, aunque ahora soy una cirujana desempleada en su primer año de residencia. —Suspiro.

Ambas entraron al departamento de Briana. En el sofá había un rubio de cuerpo escultural, durmiendo sin camiseta y de brazos cruzados, haciendo que sus brazos y pectorales se marquen aún más. Audrey se quedó con la boca abierta al verlo y miro a Briana con el ceño fruncido.

En la cocina, sentado en la barra, estaba Kilian, quien también tenía el torso desnudo y estaba tomando una taza de café.

—Te envié un mensaje. —Dijo el moreno de ojos grises, poniéndose de pie para recibir a las chicas.

—Lo leí. —Dijo ella. —No pude responder.

—Disculpa a Dominic, él…

—No te preocupes. —Dijo Briana restándole importancia. —De verdad no me molesta.

Kilian asintió.

—Ella es Audrey. —Exclamo Briana. —Y él es… Kilian.

Ambos se saludaron amablemente. Pero Audrey estaba extraña y eso no paso desapercibido para Kilian y Briana.

—Vaya, creo que aún estoy soñando. —Exclamo la voz de Dominic, quien se había puesto de pie desperezándose. —Hola Briana. —Dijo dándole un beso en la mejilla.

Luego su vista se posó en Audrey, quien lo veía a detalle.

—Me alegra verte después de tanto tiempo. —Exclamo él, observándola.

—Jamás creí que…

—¿Qué?, ¿pensaste que si evadías mis llamadas no volveríamos a vernos jamás? —la enfrento él.

—No es lo que yo…

—¿De qué hablan? —interrumpió Briana. —Dijiste que no recordabas nada de aquel fin de semana.

—Bueno es que…

—No lo puedo creer. —Exclamo Kilian, elevando los brazos en un gesto dramático.

—¡No recordaba lo de la boda! —Dijo Audrey. —Dominic no se refiere a eso.

—¡Te llamé durante un año, cada día después de aquello! —Reclamo él.

—¡Lo sé! —Dijo ella.

—¿De qué hablan? —pregunto Briana.

—¡Hablo de que tu amiga me rompió el corazón! —Exclamo Dominic.

—¡Basta! —Exclamo Kilian. —Dominic, ve a calmarte.

Kilian se disculpó con Briana y acompaño a su amigo al cuarto que, supuso, le pertenecía a la pelirroja. Se quedó junto a él por un momento. Sabía perfectamente que durante los últimos años, su mejor amigo estaba sufriendo a causa de una mujer, pero jamás se imaginó que se trataba de Audrey, Dominic jamás le hablo acerca de aquello. Era un hombre bastante cerrado con las cosas que le lastimaban y a pesar de que Kilian insistía, él no quería dar sus razones. Con el tiempo, Kilian dejo de preguntarle, al darse cuenta de que recordar aquello, le dolía aún más. Dominic no dijo una palabra. Solo comenzó a llorar, queriendo dejar salir todo ese dolor que lo consumió por tanto tiempo, mientras que Kilian, no dijo una palabra. Solo se quedó a su lado, poniendo su mano en su hombro en señal de apoyo. Dom, era como un hermano para él y, podía sentir su dolor en carne propia.

—¿Qué fue lo que ocurrió? —preguntaba Briana a Audrey.

—De verdad no recuerdo absolutamente nada sobre la boda. —Dijo ella. —Pero… Sí, recuerdo a Dominic. Después de aquella noche, ¿recuerdas que fui de vacaciones con mi familia por unas semanas? —Briana asintió. —En aquel viaje supe que estaba embarazada. Al principio sentí rabia y dolor. Sobre todo porque sabía que lo mío con Dominic no era más que una aventura de una noche. Conserve su número, le dije lo ocurrido y Dominic quería hacerse cargo de ambos, pero la verdad es que no estaba segura, así que dijimos que lo hablaríamos y tomaríamos una decisión conjunta. —Dijo haciendo una pausa para secar sus lágrimas.

—¿Qué ocurrió luego? —Dijo Briana, ofreciéndole pañuelos.

—Durante un almuerzo en un restaurante, comencé a sentirme mal y me desmayé. Sentía un fuerte dolor abdominal y había demasiada sangre. —Exclamo. —Se trató de un embarazo ectópico. El feto estaba creciendo fuera del útero, tarde o temprano lo perdería. Sin embargo, Dominic no lo tomo así. Para cuando llegó, ya no había embarazo. Él creyó que me practique un aborto aun sabiendo que él quería tener al niño.

—¿Nunca se lo dijiste? —pregunto Briana.

—Me envió mensajes y me llamo cada día durante un año para preguntar como me sentía. Pero yo no respondí jamás. Quería olvidarme de todo aquello y creí que esa seria la forma. Al saber que se establecería aquí, me preocupe demasiado. Y mi sorpresa fue aún más grande al saber todo esto.

—¿Ibas a dejarme creer eso durante toda la vida o me lo ibas a decir en algún momento? —pregunto Dominic, quien apareció repentinamente sorprendiendo a ambas.

—Escucha Dom. —Dijo Kilian. —Creo que si bien deberían hablar sobre este asunto, ahora no es el momento. Ambos están nerviosos y perturbados. Por no decir que ambos están cansados también. Será mejor que descansen y cuando estén más tranquilos, hablen sobre el asunto.

Ambos asintieron.

Briana acompaño a Audrey a descansar en su habitación, mientras que dejo que Dominic se acomode nuevamente en el sofá. Luego, ella y Kilian fueron a la cocina para beber un café y conversar mientras velaban el sueño de sus mejores amigos. El día de hoy había tenido demasiadas emociones.