Después de caer inconsciente Valeria, una exitosa cirujana de 34 años, despierta en el cuerpo de una joven noble llamada Mu Wanru, en una distancia ficticia inspirada en la antigua China. Mu Wanru ha sido envenenada por sus hermanastras.
Ahora atrapada en un cuerpo frágil y en una corte plagada de intrigas. Valeria deberá usar su mente moderna y sus conocimientos médicos, su carácter fuerte para sobrevivir. Sin intención de convertirse en la concubina de nadie y menos de un emperador cruel.
Pero un general frío y distante con oscuros secretos, se interpondra en su camino y en su corazón.
¿Qué hará Valeria para poder sobrevivir?
¿ Quién será ese General?
Te invito a leer esta increíble historia, llena de intriga, romance y pasión.
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El juramento olvidado
El ministro Mu llega a su residencia y ve a Wanru arrodillada.
---- ¿por qué Wanru esta arrodillada?,--- pregunto el ministro a su sirviente personal
--- ministro, la señorita recibió a un joven médico, estuvieron solos por más de una hora, la señora la castigo por eso,---- respondió el sirviente
---- últimamente Wanru recibe muchas visitas,--- dijo el ministro, miro a su hija y se acercó
---- Wanru, --- llamo el ministro
--- padre, ¿puedo hablar?,--- pregunto con cautela Wanru mirándolo
---- dime,---- el ministro miraba fijamente a su hija menor
--- El joven que vino a visitarme es un médico que envió el maestro Liu, y no estuvimos completamente solos, Xiao Mei, mi sirvienta estuvo ahí, pero la señora Su Rong no me quiso escuchar solo me castigo,--- respondió Wanru
El ministro la miraba fijamente no vio rastro de nerviosismo en su hija, ---- Su Rong es mi esposa principal, no puedo simplemente quitarte su castigo, pero tú te estás recuperando, levántate y ve a descansar, mañana levántate temprano iremos al templo toda la familia, ---
Wanru se levantó con ayuda de su sirvienta, hizo una reverencia a su padre y se retiró al ala oeste.
El ministro se quedó en silencio, observando como su hija se alejaba con pasos lentos pero dignos. El roce de su vestido contra el suelo y el murmullo de Xiao Mei sosteniéndola rompían el silencio del patio, no había lágrimas, ni súplicas, solo resignación en el porte de Wanru.
El sirviente aguardaba en silencio, inclinado con respeto.
---¿Dónde está la señora Su Rong ahora?,--- pregunto el ministro, sin apartar la vista del corredor por donde se había ido su hija menor.
--- En su salón de té, ministro ha mandado preparar infusión de jazmín, --- respondió el sirviente.
---- Que prepare también una para mi, iré hablar con ella, --- ordenó el ministro con voz grave
--- Si, ministro, --- respondió el sirviente antes de retirarse rápidamente
El ministro cruzó el jardín central, caminando con la serenidad de quien está acostumbrado a guardar sus emociones. Entró al salón de té donde Su Rong lo esperaba sentada con la espalda recta, una expresión serena en su rostro, sus ojos se entornaron ligeramente al verlo.
--- Has vuelto temprano, --- dijo Su Rong sin levantarse
--- Y he encontrado a mi hija, arrodillada castigada como una sirvienta, --- dijo el ministro sentándose en la silla frente a su esposa
--- Recibió a un hombre sola, durante más de una hora, ¿ qué se supone que debería hacer?, es una señorita de esta casa, no una cualquiera, --- respondió Su Rong dejando la taza con un leve clinc
--- Wanru explicó que el joven fue enviado por el maestro Liu y que su doncella estuvo presente. A veces un castigo mal impuesto puede parecer más un acto de celos que de corrección, --- dijo el ministro con firmeza sin alzar su voz
Su Rong frunció el ceño, apenas perceptible,--- no soy una mujer celosa, solo protejo la reputación de esta casa, la gente habla, ---
--- La gente siempre habla, Su Rong pero no son ellos quienes se arrodillan bajo el frío suelo. Es mi hija y mientras yo viva, no permitiré qué el resentimiento se disimule con el pretexto de la disciplina. Su Rong en el pasado no hice nada por proteger a Wanru y su madre, pero las cosas han cambiado. Mañana iremos todos al templo,--- dijo el ministro levantándose para salir del salón de té
Su Rong lo miró con los labios apretados pero no respondió, sabía que si su esposo investigaba la muerte de la madre de Wanru, estaría en muchos problemas, ya que la concubina estaba embarazada, ella no podía permitir que tuviera un hijo varón eso sería fatal para su posición de esposa principal.
Mientras tanto en el ala oeste.
Esa noche Wanru no pudo dormir, se quedó sentada frente a la ventana contemplando la luna que brillaba entre nubes grises, Xiao Mei se quedó dormida sobre la puerta con un manto sobre sus hombros.
Mientras el incienso ardía suavemente, Wanru sostenía entre los dedos una pequeña cajita de madera, cerrada con un lazo rojo. Dentro una carta escrita con caligrafía firme y precisa del joven médico, "CUÍDESE BIEN SEÑORITA WANRU"
Ella suspiró, el juicio constante de una mujer que la odia, una mujer que intento matarla. Pero mañana en el templo pensaba rezar por su libertad. Aunque muy dentro suyo sabía que era imposible.
Wanru miró en su cintura llevaba la mitad de un jade verde claro con forma de flor de ciruelo, se preguntó por qué la verdadera Wanru, cargaba un jade rotó.
Lejos de la capital, en la lejana frontera donde el viento era más crudo y el silencio más denso qué las montañas, el general Xie Liangchen contemplaba la luna llena que colgaba como un farol. La guerra había sido su única compañía durante años y ahora al borde del regreso, los recuerdos volvían con mas fuerza.
Sus dedos ásperos por el manejo constante de la espada sostenía un trozo de jade verde con forma de flor de ciruelo. Era la mitad de un colgante, partido años atrás, la única prueba tangible de un encuentro que había marcado su vida.
Recordaba apenas la mirada de la niña que lo había salvado, su voz suave, el olor a flores en su cabello. Ella había vendado su herida con manos temblorosas, escondido su cuerpo herido bajo tablones, en un almacén de su familia y arriesgado todo por un joven desconocido. Cuando la fiebre cedió y pudo incorporarse, él le había hecho una promesa sin pensarlo dos veces.
"Cuando sea digno volveré a ti y te tomaré como esposa".
Nunca supo su nombre, lo único que tenía era ese trozo de jade. Ahora años después regresa a la capital con un decreto imperial el compromiso en matrimonio con la hija menor de ministro Mu.
Una joven que solo sabía era la hija de una concubina, una hija ilegítima, enfermiza.
Xie Liangchen cerro su puño sobre el jade, no importa ese compromiso, te buscaré y cumpliré mi promesa, aunque no seas mi esposa principal, serás mi única amada en mi corazón.