Eloíse, una mujer hermosa de cabello negro, ojos profundos, grises como un día nuboso, corazón noble, pero con una vida miserable, al morir su madre, Eloíse es obligada a casarse a la mayoría de edad por su madrastra Karelin, la cual no soporta tenerla bajo su mismo techo, sus dos hermanastras se casan con el hombre de sus sueños, pero Eloíse debe casarse sin amor y sin recibir un cortejo como toda dama de la alta sociedad debería de recibirlo. Karelin se dedicó a buscar por todos lados al hombre con menos prestigio y malo del reino, sus amistades le aconsejaron cual sería el indicado, el duque Ciro, un hombre descrito como salvaje, malo y de poco prestigio por ser un heredero bastardo, el cual es buena opción para Eloíse, según karelin.
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Capítulo 10 Una nueva vida
Ciro
Estoy en mi despacho caminando de un lado a otro, ¿Cómo se le ocurrió a mi madre falsificar mi firma?
Estoy demasiado molesto por esta situación, yo nunca me quise casar, si lo hubiera querido... Yo mismo desposaría a una mujer, pero no deseo ni casarme ni mucho menos tener hijos.
Estoy perdido en mis pensamientos, cuando soy interrumpido.
— Mañana es 19 de febrero, es tu cumpleaños y...
— Yo no pienso celebrar nada y ni mucho menos hablarte, aún sigo molesto contigo, no sé cómo se te ocurrió casarme sin que yo lo supiera.
— Hijo, solo entiende que lo hice por ti.
— Yo no te pedí nada, así que al terminar el año del contrato... La dejaré y no me importa si te enojas conmigo.
— Eres un terco, si la dejas... Ella no podrá casarse nuevamente, quedaría como...
— A mí no me importa ella, lo hubieras pensado antes de hacer todo lo que hiciste a mi espalda.
Ya no me dice nada y sale de mi despacho molesta.
Paso trabajando toda la tarde hasta que llega la hora de cena, la cual pido que me traigan, sigo revisando informes, la noche pasa y el cansancio aparece.
Me levanto y veo la hora, ya es muy tarde... Así que me voy a mí habitación.
Camino hacia mi habitación y pienso si me hizo caso, le doy vuelta a la mesilla de la puerta y... Lo que sospechaba.
Esa insolente no me obedeció, la veo plácida acostada en mi cama, me voy acercando a ella, tiene el cabello suelto y en el rostro; veo que el cuello lo tiene marcado, es de piel Blanca y cabello negro, no provoca nada en mí, ella es una niña y... A mí me gustan de busto grande, experimentadas y de mayor edad.
Recuerdo que ayer olía muy bien, cuando la atropelle en la pared, pero... ¿Qué estoy pensando?
Salgo de mi habitación y me dirijo a la de enfrente, me desvisto y me acuesto a dormir.
A la mañana siguiente lo que no quería, mi madre con un enorme pastel.
— ¡Feliz cumpleaños mi querido rebelde!
— Aún sigo molesto, así que no me des un pastel.
Lo deja en la mesa de noche y se retira, ruedo los ojos y tomo una ducha rápida.
Estoy por salir cuando la veo caminar de espaldas, ojalá que no me la tope seguido, me encaminó a mi despacho y pido que me suban el desayuno.
No deseo ver a ninguna de las dos, estoy leyendo documentos importantes en mi despacho cuando soy interrumpido.
— Su majestad, perdone que lo moleste, pero le ha llegado está carta.
— Gracias, puedes retirarte.
La abro y comienzo a leerla.
Duque Ciro es un placer saludarle, me gustaría que se presentara el día de mañana en las tierras del norte, hay asuntos importantes que tratar sobre las tierras de su padre, es un asunto importante, así que deseamos verlo mañana.
¿Qué querrán decirme? Pero si es importante debo ir.
Me dirijo a la habitación dónde ahora estoy durmiendo, ya que alguien me quitó la mía.
— Hijo, permiso. Habla mi madre.
— Pasa.
— ¿A dónde vas? No me digas que te irás hasta que pase un año.
— No sería mala idea, pero...no me voy por eso, me han enviado una carta, diciendo que me presente mañana para tratar temas de mi padre.
— ¿Qué tiene que ver tu padre en todo esto?
— Eso es lo que mañana averiguaré.
— Bueno hijo, ve con cuidado.
— Regreso pronto.
Le doy un beso en la frente y me marcho.
El carruaje está listo, así que me subo y tomo marcha rumbo a las tierras del norte.
El camino es largo, me tomo el día completo y la noche entera para llegar, no quise dormir en una posada, eso me retrasaría más.
Duermo un poco en el carruaje y llego a mi destino a medio día.
— Su majestad, es un placer tenerlo por estas tierras.
— El gusto es mío Márquez.
— Pase le mostraré su alcoba dónde podrá ducharse y dejar sus pertenencias.
Lo sigo hasta la habitación.
— Puede tomar una ducha y cuando esté listo hablaremos.
Asiento y me deja solo.
Tomo la ducha y me encaminó hacia el comedor.
— Tome asiento su majestad, será un placer que almuerce con nosotros.
Me sirven mi almuerzo y comemos charlando sobre los caballos y sobre la batalla a la que fui hace dos meses.
— Espero que el almuerzo haya sido de su agrado majestad.
— Muchas gracias, ahora me gustaría saber que es eso tan importante para que me mandara a llamar.
— Es sobre las tierras de su padre.
— ¿Qué con eso?
— Venga conmigo, le mostraré algo que le cambiara la vida.
La curiosidad me invade, se supone que mi palacio y las tierras alrededor ya me han sido heredadas, al igual que la casa que tengo en el pueblo de Grosti.
Nos encaminamos a su despacho y al ingresar me entrega unos papeles.
— ¿Y esto que significa?
— ¡Significa duque que usted es millonario!
— ¿Qué? Hablo mientras destapó los papeles.
— Como lo oye duque, su padre tenía tierras y mucha más fortuna, pero al cumplir los 30 años su padre dijo que se le fueran otorgadas, ya que a la mayoría de edad usted sería más responsable.
Comienzo a leer los papeles, los cuales dicen que a al cumplir los 30 años la herencia Lancroft pasaría a mi poder, tanto tierras del norte, del sur y millones monedas de oro.
— ¿Dónde se encuentra toda esta fortuna?
— Pues por eso vino duque, se le será entregado, tanto el dinero, como las escrituras de sus tierras, por ser hijo único usted tiene todo el poder en sus manos.
— No puedo creerlo.
— Pues déjeme decirle, usted es nombrado por bastardo, pero esto será anunciado así que... El gran duque Ciro Lancroft será respetado por toda esa fortuna, ya que su herencia es como la herencia de un rey, así que no se sorprenda que en vez de usted buscas esposa, los padres le lleven a sus hijas en bandejas de plata.
Solo sonrío, me hicieron de menos en tantos banquetes y ahora desearan sentarse a mi lado, si supiera el Márquez que ya me han puesto una esposa sin mi consentimiento.
— No me interesa la hipocresía de Nadia.
— Lo comprendo, pero ahora usted será respetado y tratado casi como un rey.
Sonrió con sarcasmo, la gente siempre viendo el bolsillo.
— Gracias por mandarme a llamar, ahora ¿cuándo conoceremos las tierras?
— Eso llevará tiempo, así que le pediré que se quede dos meses para que todo quede completamente arreglado.
— Pues acá me tiene.
Los días van pasando, conocemos las tierras que tenía mi padre, son hermosas y montañosas, encontré una cabaña en una de esas tierras, esta solitaria, pero muy acogedora.
Mi madre ha enviado cientos de cartas, preguntándome cuando llegaré, ruedo los ojos y la molesto respondiendo con un simple... Nunca.
Sonrió al imaginar su rostro de rabia, pero merece sufrir un poco, aún estoy molesto por qué me casará, pero de esa muchacha me desare al cumplir el año, no he visto su rostro, pero...no me interesa conocerla.
El tiempo transcurre rápido, las caminatas a caballo me cansan demasiado, el mes pasa rápido y consigo el próximo.
Estoy cumpliendo dos meses en las tierras del norte, conociendo cada tierra que ahora es mía, cada lugar, cada fortuna.
Ingreso al palacio del Márquez y se acerca a mí rápidamente.
— Su majestad, que bueno que ha regresado, hay noticias.
— ¿Qué sucede?
— Todo el pueblo ya conoce su situación, eso quiere decir que al regresar a su palacio tendrá mucha multitud queriendo conocerlo más a fondo.
— No me interesa nadie.
— Sé que a una hora queda su palacio del pueblo Grosti, el cual es habitado por reyes, emperadores, príncipes y mucha gente Real.
—¿Y qué con eso?
— Que la distancia no les importara en absoluto, la realeza lo querrá conocer.
— A mí no me interesa.
— Lo sé, pero debe estar preparado y aprovechando que hablamos, le ha llegado una carta de su palacio.
Ruedo los ojos al ver de quién se trata... Mi madre.
Abro el sobre y Leo el contenido asustándome.
— Debo irme cuanto antes, mi madre está gravemente enferma.
— Válgame Dios, empaque duque y márchese, todo su oro va de camino a su palacio.
Asiento me dirijo a mi cuarto, espero que ella se encuentre bien.
A ponerse las pilas porque después viene otro y la conquista