Melanie fue llevada a la guillotina, junto con su familia, gracias al descubrimiento de sus crímenes. Sin embargo, se arrepentía del ser que fue, ¿tendrá una segunda oportunidad para cambiar sus decisiones?....
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Capítulo 11
-Estás loca, ¿quieres llevarle al mismísimo emperador eso?-
-Sí, él fue muy amable-
No le podía decir que iba a tratarlo de su enfermedad
-¿Quieres que nos maten? Mira que él no es como el idiota del príncipe, el emperador no tiene piedad-
-Ya se hermana, pero también sé que es un ser justo, no me hará nada malo sin razón, en el peor de los casos, solo me mandará devuelta, sin atenderme ¿no?-
-Sí, no escuché que asesinará sin razón-
-Además me la debes, si no le contaré a mamá que te gusta Jim-
En ese instante se puso colorada, tanto como un tomate
-¡Oye, a mí no me gusta!-
-Sigue negándolo, me iré y volveré antes que nuestros padres lleguen, juró que no seré irracional-
-Bien, pero recuerda si te dicen que te vayas, vuelve enseguida, ¿Por qué no llevas a alguien para que te cuide?-
-Mírame hermana, ¿quién se fijará en mí? Además, cubrí bien mi pelo, irreconocible-
-Ten cuidado-
-Si hermana, no te preocupes-
Le di un beso en la mejilla y salí corriendo a la ventana
-Tu mocosa, ¿desde cuándo eres tan cariñosa?-
Solo le sonreí mientras saltaba al árbol que estaba justo frente a la ventana, poco a poco voy teniendo agilidad, pero poca, muy poca…
Me escabullí hasta pedir un carruaje a unas cuadras de ducado, no levantaba mucho la cabeza, para evitar ser reconocida o llamar la atención, ya en la puerta del palacio me presento ante los guardias
-Hola, ¿qué tal? Soy Rosa, soy nueva aquí-
-¿Tienes la insignia?-
Qué insignia me piden, comencé a reír nerviosa
-Qué idiota lo olvidé, es mi primer día saben… ¿No me dejarían pasar solo por hoy? Juro que mañana traigo mi insignia, esta frágil dama les estaría muy agradecida-
Mientras los miraba tiernamente, tenía que usar cualquier forma para ingresar, lo siguiente sería llorar, yo puedo lograrlo… Uno de ellos ya estaba cediendo, pero el otro no quería dar el brazo a torcer, bien llanto aquí te necesito. Me tapé la cara y comencé a llorar
-Perdón es mi primer día si llego tarde saben lo estrictos que son, me echaran de seguro y mi hermano necesita medicamentos, solo somos nosotros dos, mis padres ya no están, por favor, solo esta vez-
-Bien bien, entra, pero solo por esta vez-
Me acerqué sin pensarlo mucho, lo abracé, el hombre se sonrojó de inmediato, me olvidé que en esta época no están acostumbrados a las muestras de cariño…
-Gracias, gracias-
Ingrese a los saltos, lo logré, ahora al palacio del emperador. Mientras caminaba tengo tanta mala suerte que me cruzo al príncipe, bajé la cabeza a su paso e hice una reverencia, justo cuando creí que no me hablaría se frena
-Te veo cara conocida, tú ¿Te conozco?-
-Lo dudo su majestad, príncipe heredero, soy nueva aquí-
-¿Cómo es tu nombre?-
-Rosa, su majestad-
-Bien Rosa ¿qué dices si me sirves por hoy?-
-Estaría más que encantada; sin embargo, debo llevar un recado al ayudante del emperador-
-Tu mocosa, te atreves a rechazar servir al próximo emperador-
Antes que pudiera hablar, aun con mi cabeza baja, siento una mano que se posa en mi hombro, por qué sentí escalofríos
-Sobrino, ¿por qué molestas a mis criadas? ¿Acaso no tienes suficientes mujeres para que te sirvan?-
El principito bajo su tono y lo suavizó, claro atrévete a gritarle a él, idiota.
-Tío, no me atrevería, solo quería tomar algo de té contigo y, ya que es tu criada debería de pedírselo-
-Bien vamos a mi despacho-
Nos dirigimos todos a su despacho, yo seguía con mi cabeza baja, no me atrevía a levantarla, solamente sentía las miradas de ambos hombres sobre mí.
Al llegar y ver al ayudante del emperador, le doy la canasta que tenía y le digo
-Señor aquí está su encargo-
-Eh ¿Gracias?-
Lo miré de forma fulminante, tan así que se exaltó
-Digo, gracias muy atenta señorita….-
-Rosa, ¿No recuerda que me llamo Rosa?-
-Si perdón, como es nueva no me adecuo-
Mientras sentía cada vez más pesada una mirada en mi espalda. Al entrar al despacho del emperador, una doncella deja el agua hirviendo con las hebras para hacer el té, ya que el emperador pidió que se fuera, que yo me encargaría.
Me dirigí a hacer el té, este mismo aroma tenía el té que mi amado adoraba en su vida pasada, ¿le gustará lo mismo que en la vida anterior? Ya veremos, él tomaba el té muy dulce, adoraba las cosas dulces…
Preparo todo como a él le gustaba, mientras escuchaba que hablaban
-Sobrino ¿qué crees del imperio del Norte?-
-¿Qué pasa con él?-
-Quieren aumentar los impuestos para pasar mercadería, sino se rehúsan a seguir comercializando con nosotros-
-¿No podemos pagar y ya?-
Dios que idiota, si pagamos, luego solamente pedirán más, habría que ver por qué piden un aumento, qué paso. Además, si pagamos así porque sí, de dónde sacarías ese dinero. Piensa inútil, porque fui tan ciega en mi primera vida…