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En Los Brazos Del Don Cruel

En Los Brazos Del Don Cruel

Status: Terminada
Genre:Mafia / Amor-odio / Atracción entre enemigos / Completas
Popularitas:99
Nilai: 5
nombre de autor: Biah Santos

Klaus Glendson Cassano es el primogénito de la familia más temida de Manchester. CEO de una gran empresa y Don de una de las mafias más influyentes, es conocido por su frialdad, su inteligencia aguda y una brutalidad sin límites. Entre noches llenas de fiestas y una vida de poder absoluto, Klaus vive bajo la constante presión del consejo para cumplir un deber que insiste en postergar: el matrimonio.
Tras años evitando compromisos, el consejo decide intervenir y pone en riesgo su título como Don. Obligado a elegir una esposa entre las herederas de la mafia, Klaus se niega a ser manipulado. Acepta casarse… pero con una condición: la elección será suya, y solo suya.
Entre amenazas veladas, alianzas políticas y juegos de poder, Klaus inicia su propia cacería. Pero lo que era solo una obligación estratégica puede convertirse en un desafío aún mayor cuando la mujer equivocada —o demasiado correcta— cruza su camino.
Porque, en el mundo de Klaus Cassano, amar es debilidad. Y él no acepta flaquear.

NovelToon tiene autorización de Biah Santos para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 2

En el galpón de la zona sur de la ciudad...

Klaus...

- ¿De verdad se va a casar con una de las hijas de los Manchestary, señor?

Pregunta Felipe de pie a mi lado, mientras torturo a dos hijos de puta, padre e hijo, ambos colgados boca abajo, mientras descargo mis frustraciones haciéndolos sufrir lentamente.

- No sé todavía, sólo accedí a esta mierda, porque queriendo o no, el consejo no iba a desistir fácilmente de verme casado.

- ¿Por qué no se casa con Laura?

Pregunta soltando una carcajada, dejo de golpear al hombre frente a mí y fulmino a Felipe con la mirada, el mismo deja de reír y traga saliva.

- Carajo, lo dije bromeando.

- Cállate y tráeme el hierro.

Ordeno y él toma el hierro que estaba con la punta roja, debido al calor del fuego en el que estaba, el hombre se desespera e intenta gritar, pero sus labios fueron cortados y el resto fue pegado uno al otro con super pegamento, lo que le impedía decir cualquier cosa.

Sujeto el hierro con un paño y doy una sonrisa diabólica, enseguida clavo el hierro en el abdomen del hombre y lo arrastro, abriendo su barriga casi por completo, él se debatía mientras lloraba, sin mucha demora murió agonizando, el suelo era un desastre, órganos y sangre esparcidos, el más joven abrió los ojos como platos, él sabía que ese también sería su fin.

Mi celular comenzó a sonar y le entregué el hierro a Felipe, que se puso tan feliz como un niño.

- Llegó la hora del juego.

- Asegúrate de mandarlo al infierno, Felipe.

Digo alejándome, tomo mi celular y contesto.

- Finalmente recordó que soy su consigliere, Ângelo.

Digo y del otro lado él sonríe.

- La luna de miel me hizo olvidar de todo, hermano, te pido disculpas. Llamé para avisar que ya llegué a la ciudad, voy a pasar por casa y después paso por tu casa.

- Óptimo, bienvenido de vuelta, hermano. ¡Ah! ¿Hiciste la investigación sobre los Martineli?

Pregunto.

- Sí, es exactamente sobre eso que quiero hablar, descubrí algo muy importante sobre esos vagabundos, pero tendrá que ser personalmente.

- Está bien, Ângelo, te espero en la mansión.

Digo colgando. Miro nuevamente a Felipe y veo el destrozo que él también hizo, la sala de tortura es un caos, nosotros también estamos sucios de sangre, entonces salimos del balcón y fuimos para la mansión, Felipe fue para el área de los soldados y yo subí para mi suite, donde tomé un baño demorado, para que las marcas y olor a sangre salieran.

Después fui para el closet, vestí una ropa más ligera, pues ya está de noche, mi celular estaba tirado en la cama y no paraba de sonar, salí del closet y fui a contestar.

- ¿Qué mierda está sucediendo?

Digo contestando.

- ¿Este estrés es falta de sexo, princesa?

Pregunta el idiota de Victor, mi hermano menor.

- No jodas, Victor... ¿esos ruidos son disparos?

- No, claro que no, son fuegos artificiales que son arrojados de una ametralladora.

Bromea, agotando mi paciencia.

- No seas payaso y habla lo que está sucediendo.

- Los Martineli, ellos entraron en nuestro territorio y atacaron uno de nuestros balcones, corre para acá, estamos perdiendo hombres, ¡te necesitamos!

Sin darme tiempo de decir algo, él cuelga. Malditos Martineli, cuando ponga mis manos en esos hijos de puta, ¡serán llevados al infierno sin morir! Corro nuevamente para el closet y retiro el fondo falso de él, donde tengo varias armas escondidas, tomo dos five-seven (pistolas) coloco en mi cintura, cambio mi ropa y salgo a las prisas, tomo mi coche y parto rumbo al local, presumo que ellos estén en el este de la ciudad, al final allá queda el balcón más próximo de la Camorra, mafia de los Martineli.

Durante el trayecto, tomo mi máscara que estaba en la guantera y estaciono a dos cuadras de donde supongo que ellos estén y salgo del coche con las armas en las manos, siento la adrenalina correr en mis venas, ansío por la diversión que me espera.

Oigo disparos y veo a nuestros hombres persiguiendo a los invasores, el número de cuerpos esparcidos alrededor del balcón es grande, aún bien la mayoría es de los invasores.

Con un silenciador en las pistolas, yo ayudo a nuestros hombres a derribar a los que restaron de los enemigos.

- ¿Dónde están mis hermanos?

Pregunto a uno de los soldados, mientras disparábamos a los enemigos que parecían haber recibido orden de retirada.

- Están dentro del galpón, señor.

Responde y nosotros terminamos de matar a los que restaron, en el suelo uno de ellos agonizaba.

- Mi-misericordia...

Yo doy una risa que cualquier persona juzgaría como diabólica.

- ¿Invade nuestro territorio y ahora implora misericordia? Eres patético demás para quien está muriendo.

El soldado a mi lado ríe, entregándome un cuchillo, con la misma yo rasgo la garganta del hombre, haciendo que agonice con su propia sangre, que brotaba como agua, enseguida yo arranqué su garganta con mi propia mano, lo que dejó mi ropa un desastre.

- ¡Vaya! Parece estar divirtiéndose mucho.

Dice Mikael y yo miro para ellos que están sucios de sangre.

- Y lo estoy.

Digo levantándome.

- ¿Dónde están los Martineli?

Pregunto y ellos bufan.

- Aquellos desgraciados, ellos no estaban aquí, habían dos hombres usando las máscaras idénticas a las de ellos, pero era una armazón.

Dice Victor frustrado.

- ¿Cómo? ¡¿Están diciendo que esos hijos de puta invaden nuestro territorio y aún se burlan de nuestra cara?!

Digo furioso.

- Alguien facilitó la entrada de ellos, este lado de la ciudad es responsabilidad del consejo, pero específicamente de Héctor.

Dice Mikael.

- Lo que está insinuando es muy grave, si eso es verdad, uno de nuestros consejeros es un traidor.

Dice Victor.

- Tenemos que investigar eso mejor, a partir de hoy tenemos que quedar de ojo en todos que nos rodean.

Digo y mi celular toca.

- ¿Felipe?

- Señor, venga rápido, es Ângelo... los Martineli se lo llevaron.

— ¡Pero qué mier-! ¿Dónde estás?

Pregunto.

— En la casa de Ângelo, señor, su esposa llamó hace pocos minutos pidiendo socorro, pero como el señor no estaba fui a intentar ayudar, pero ya era tarde.

Sin decir nada más yo cuelgo el celular.

— ¿Qué sucedió? ¿Qué cara es esa?

Pregunta Mikael.

— Todo fue una trampa y nosotros caímos como la puta de unos patitos. Los Martineli se llevaron a mi consigliere.

Digo y mis hermanos están tan furiosos como yo.

- ¿Pero por qué se llevarían a Ângelo?

Pregunta Victor.

- Él había descubierto algo sobre ellos, y con certeza es fue una especie de flaqueza, ya que tan deprisa vinieron atrás de él.

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