Lian se enfrenta a la realidad en la que despierta como un anómalo, y deberá enfrentarse a las dificultades que su mundo le preparará; un mundo en el que la iglesia y la sociedad consideran a los anómalos como personas malditas, mientras el gobierno los ve como una amenaza.
¿Cómo superará Lian todos los desafíos por venir?
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Capítulo 2: Anómalo
Y aquí me encontraba, acostado en la cama de una habitación desconocida. «¿Dónde estoy?» pensé mientras observaba la habitación y trataba de obtener algo de información. En el cuarto solo se encontraba la cama en la que estaba acostado, una puerta metálica, y una pequeña bombilla en el centro de la habitación. «¿Qué es este lugar?»
Entonces, traté de levantarme de la cama, pero cada movimiento que realizaba estaba acompañado por un dolor insoportable; tras intentarlo un par de veces más me rendí, dando por hecho que no podría moverme por ahora.
Después de unos cuantos minutos escuché pisadas acercandose a la puerta metálica, pasando solo segundos hasta que la puerta se abrió, entrando a la habitación una chica que llevaba puesto una bata de laboratorio.
Nuestras miradas se encontraron, pero ella simplemente se acercó sin decir ni una palabra, llegando a uno de mis lados tras unos cuantos pasos.
—¿Cómo se siente el paciente?— preguntó con una ligera risa en su rostro.
No sabía que pasaba, tampoco en donde me encontraba, y mucho menos sabía quien era esta chica, pero al no poder moverme libremente, respondí a sus preguntas, tratando de obtener más información.
—No puedo moverme con normalidad, porque cada vez que lo intento un fuerte dolor aparece.
Ella simplemente se acomodo los lentes, metió sus manos en los bolsillos de la bata y procedió a salir de la habitación.
—¡Ey!, ¿A dónde vas?
Y así la chica se marchó de la habitación sin decir ninguna otra palabra. Volviendo a pasar unos cuantos minutos, hasta que volví a escuchar unas pisadas acercandose nuevamente a la puerta metálica, entrando la misma chica de hace unos minutos, pero ahora no solo había regresado ella, si no que venía acompañada de otra persona, y siendo más específico, era un sujeto de mediana edad, quien también vestía una bata de laboratorio.
—Buenos días, señor Lian.
—Buenos días.
Tras ese pequeño saludo entre los dos, decidió acercarse más a la cama y procedió a observarme.
La chica por otra parte se había mantenido en silencio en todo momento y con su rostro totalmente serio.
—Bien, parece que todo está bien contigo.
—¿Bien?...
Y antes de que pudiera decirle cualquier queja, empezó a explicar mi situación.
—Sí... Mi asistente me informo de tú estado. Se que sufres fuertes dolores al tratar de moverte, pero es un síntoma muy común a la hora de presentar indicios del despertar. No hay nada de que preocuparse.
—¿El despertar?
Ante mí clara confusión, decidió explicarlo de otra forma.
—Bien, empecemos por lo básico. Tú estas presentando los síntomas de aquellos que están despertando, en el que sus cuerpos se están adaptando a la energía conocida como Kuxtal. Por suerte para tí, tu cuerpo se esta adaptando de excelente manera...
—Espera, ¿Estas diciéndome que me estoy convirtiéndo en un anómalo?
El sujeto pareció disgustado por unos segundos ante la palabra anómalo, pero rápidamente disfrazó su disgusto con una sonrisa claramente falsa.
—Si lo quieres ver así... sí... Te estas volviendo un anómalo.
Esto realmente era malo, pues convertirse en un anómalo es prácticamente una sentencia de muerte. Aunque la iglesia y la sociedad dicen que son personas que hicieron pactos con demonios, y así llegar a obtener poder, era lo que menos me preocupaba. El mayor riesgo vendría del Departamento de Control de Anómalos, pues ahora sería considerado una amenaza potencial; y si deciden que lo soy entonces, estoy acabado. Podría terminar encerrado en alguna de sus instalaciones o hasta perder la vida.
—¡Oh no!... ¡¿Ahora qué hago?! ¡¿Estaré encerrado el resto de mi vida?!, ¡¿O voy a morir?!
Y antes de que me diera cuenta, la chica se había acercado con una jeringa en una de sus manos para después inyectarme algo en el brazo.
—¡¿Qué hiciste?!
—Nada.—mostrando una risa burlona en su rostro; esa risa es lo último que vería antes de volver a perder la consciencia.
Ahora me encontraba en un lugar en el que predominaba la oscuridad, y sin importar a que dirección viera, lo único que alcanzaba a observar era una oscuridad que parecía no tener fin.
—¡¿Hola?! ¡¿Alguien me escucha?!
Naturalmente no hubo ningún tipo de respuesta.
Trate de entender la situación en la que estaba, pero nada tenía sentido, solo formando más preguntas que respuestas en mi cabeza.
Y así me hallaba una vez más en una situación que no lograba entender, generando preocupación en mí.
—Bien, cálmate Lian.— dije mientras me daba unas palmadas en mi cara.
Tras haberme tranquilizado, decidí sentarme por un momento y pensar mejor en un plan. Y después de haberlo pensado por un tiempo, tome la decisión de caminar en cualquier dirección. No parece ser el mejor plan del mundo, pero era lo único que se me ocurrió. Además, era mejor que simplemente quedarme inmóvil en este lugar.
Habiéndolo decidido, me levanté del suelo y escogí una dirección al azar, y así comencé a moverme en esa dirección.
Y el tiempo transcurrió; tiempo en el que no dejé de caminar en ningún momento, pero nunca presente signos de cansancio, ni nada relacionado a eso, llevándome a pensar en algo.
«¿Será esto un sueño?»
Con esa idea en mente, y sin pensarlo dos veces, mi siguiente acción fue la de darme un pellizco en el brazo, pero mi sorpresa fue grande cuando sentí dolor.
«¿No estoy soñando?»
Tirando así a la basura la única idea razonable que podría explicar esta situación.
Y después de descubrir que realmente todo lo que estaba sucediendo era real o, por lo menos no se trataba de un sueño, seguí caminando en la misma dirección una vez más.
¿Habrá alguna forma de salir de este lugar? Realmente no lo sabía, pero tenía la esperanza de que si existiera tal posibilidad.
Y mientras estaba perdido en mis pensamientos, no me percaté de que una luz amarillenta apareció a la distancia; no fue hasta que brillo con más intensidad que me dí cuenta de su presencia.
«¿Qué es éso?»
Me detuve por un momento para pensar en que debía realizar ahora, y tras unos minutos, decidí acercarme a lo que sea que fuera aquello, teniendo la esperanza de que podría ser la puerta de salida de este lugar.
Y mientras más me acercaba a aquella luz, más segadora y molesta era para mi vista, por lo tanto, decidí seguir avanzando con la cabeza agachada.
—¡Lian!
«¿Qué?»
—¡Lian!
Y ahí estaba, esa voz tan familiar, esa voz que me siempre me daba la buenas noches antes de dormir cuando era niño, aquella que me decía siempre lo mucho que me quería, la que siempre escuchaba animarme en mis momentos más difíciles.
—¡¿Madre?!
Rápidamente mi visión se centro en buscar el origen de la voz, pero no pude ver a nadie por ninguna parte.
—Lian, ¿Dónde estás?
—¡¿Lucía?!
—No, esto no es real. ¡Ustedes no están aquí!
—Lian, ¿Por qué me dejaste sola?
«Esto no es real»
—¡¿Por qué huyes cobarde?! ¡¿Nos dejaras morir una vez más?!
«¿Esos son?... ¡No, esto no es real!»
—Debo salir de este lugar lo antes posible.— murmuré para mí.
Entonces, ignorando las voces que repetían mi nombre sin parar, seguí hacia delante una vez más, pero segundos más tarde sentí una fuerte presión sobre todo mi cuerpo, provocando que callera sobre una de mis rodillas.
«¿Ahora qué?»
Teniendo que poner un gran esfuerzo solo para volver a ponerme de pie. Cada paso que daba hacia delante era realmente un desafío, pero eso no me detendría para lograr llegar a la salida.
Y con esa determinación, pude llegar hasta el origen de lo que producía la luz. Solo pude ver una gran esfera, pero esto solo fue por un pequeño lapso de tiempo, ya que brillaba con tal intensidad que nublo mi vista en cuestión de segundos, teniendo que apartarla.
Pero algo había cambiado, y ese era el tamaño de la esfera. Aunque solo la volví a ver por un instante, estaba más que seguro de que habría crecido en tamaño, así que dirigí mi visión una tercera vez hacia la esfera, viendo en esos pocos segundos como crecía una vez más.
Cuando la esfera volvió a crecer, solo se encontraba a dos pasos de distancia de mí, por lo que, si volvía a aumentar de tamaño, probablemente me aplastaría.
Y sabiendo que sería mortal el quedarme en el mismo sitio por más tiempo, di media vuelta y comencé a moverme. Ahora estando en una carrera en la que estaba en juego mi vida, en el que tenía que escapar del ser aplastado por una esfera gigante, y con la desventaja de no poder moverme con normalidad, volviendo más lentos mis movimientos.
—¡Vamos!
Y cuando quería dar el siguiente paso, no pude hacerlo, pues mi pie izquierdo había quedado atrapado en algo, girando mi cabeza para ver que era lo que me detenía, llevándome así la sorpresa de que mi pie estaba ahora dentro de la esfera.
Al principio estaba asustado, pero al ver que no me sucedía nada logré tranquilizarme. Entonces, simplemente esperé hasta que la esfera volviera a crecer, y así quedar dentro de esta, solo teniendo que esperar unos segundos para que eso sucediera.
Y vaya decepción me lleve, pues dentro de la esfera no se encontraba la salida, ni había nada sorprendente, simplemente se encontraba un pequeño orbe dorado.
Al menos agradecía de que no tenía ninguna presión sobre mi cuerpo y, que podía ver con normalidad dentro de la esfera.
—¡Aah!, que día de mierda. ¡Ja, ja, ja!
Primero descubro que me he vuelto un anómalo, después quedé encerrado en este maldito lugar y, posiblemente mi hermana está preocupada con mi repentina desaparición.
«Lo siento Lucía, parece que te dejare sola otra vez»
Entonces, el orbe comenzó a comportarse de forma extraña, girando sobre si mismo, bajando y subiendo, y moviéndose de un lado a otro, repitiendo ese patrón una y otra vez.
—¡¿Qué ocurre contigo?!
Y sin saber muy bien que hacer, me acerque al orbe y lo trate de sujetar, pero antes de que pudiera tenerlo entre mis manos, el suelo se empezó a agrietar, generándose en cuestión de segundos un gran abismo entre el orbe y yo.
El abismo llegó a medir varios metros de ancho en muy corto tiempo, pero no se había detenido ahí, pues seguía creciendo aún más.
«¿Esto se va a detener en algún momento?»
Y la repuesta rápida a mi duda fue no, pues ya lo tenía a menos de un metro de distancia.
Empecé a correr, tratando de ser lo más rápido posible, dando lo mejor de mí, pero fue en vano, porque no fui lo suficientemente veloz.
—¡¡No!!, ¡¡nooo!!
Cayendo así a las oscuras profundidades del abismo. Y como si de una pesadilla se tratará, abrí los ojos para encontrarme en la misma habitación de antes.
—¿Dormiste bien?
Entonces, fui recibido por la misma chica con lentes una vez más.
—¿Qué?.— «¿Si estaba soñando después de todo?»—¡Tú!, ¡¿Qué me inyectaste?!— preguntando con cierto enfado en mi voz.
Ella simplemente me miró con confusión en su rostro para poco después comenzar a reírse.
—¡Ja, ja, ja!
—¿Qué te causa tanta risa?
—Lo siento, es que parece que no conoces que es la anestesia. Si tuviste alucinaciones, tranquilo... Que es un efecto secundario.
—Ya sé como funciona la anestesia, también que producen alucinaciones, pero nunca oí que te hacían revivir recuerdos, ni que vieras esferas de energía que crecían con el tiempo, ni orbes que parecían tener mente propia, y mucho menos que todo eso se sintiera real.
Ella dejó de tener una sonrisa en su rostro para pasar a tener una cara de sorpresa por lo que dije.
«Seguro pensará que estoy loco»
—Olvídalo, mejor...
—No, espera aquí, voy por el señor David.
«¡¿David?! ¡¿Quién es ese?!»
Y la chica habiéndome dicho eso, salió rápidamente del cuarto.
—¡Espera!
Entonces, me percaté de algo, y eso era que ya podía moverme con normalidad, ya no sentía ningún dolor al mover mis extremidades.
—Bien, ya puedo irme de este sitio.
Y no esperé ningún segundo más para levantarme de la cama, dirigirme a la puerta metálica y, salir de aquel cuarto.
Ya una vez estando fuera de la habitación, era cuestión de decidir si ir a la derecha o a la izquierda. Como la chica se había ido a la derecha, yo tome el camino de la izquierda.
Y después de unos minutos estaba seguro de algo, y es que no sabía hacia donde estaba caminando. Además, no tenía conmigo mis cosas y tampoco sabía su paradero.
—¿Cómo salgo de este sitio?— murmuré con enfado.
Podía asegurar que llevaba horas dentro de este lugar, tiempo en el que no había encontrado aún la salida, volviéndose un tanto desesperante esta situación.
—¡Ahí estas!
Girando mi cabeza rápidamente, pude ver a lo lejos como una muy furiosa chica de cabello negro se acercaba.
Y no solo me asusté por aquella mirada llena de enfado que tenía la chica en estos momentos, también fue el hecho de que un bate se formó de la nada en su mano derecha.
«¿Qué fue lo que hizo?»
Y ahora no solo era el bate que se formó de la nada lo que me tenía sorprendido. La chica tenía alguna especie de aura que recorría todo el contorno de su cuerpo.
—Parece que ya puedes ver el Kuxtal. Realmente había terminado tu cuerpo de adaptarse. ¡Felicidades, ya eres un anómalo!
—¡¿Eh?!
—¿Por qué no te ves a tí mismo?
Haciendo caso de sus palabras, observé mis manos y brazos, pudiendo ver cómo a mí también me rodea un aura por todo el contorno, pero no siendo tan visible como la de ella.
—No te preocupes, solo es cuestión de entrenamiento. Una vez que puedas controlar de mejor manera el Kuxtal entonces, tendrás un aura como la mía.— dijo con orgullo. —Pero dejemos las charlas por ahora, debo llevarte de regreso. Has hecho esperar mucho a mi superior.
—¿Qué quieren de mí? ¿Por qué tu superior quiere hablar conmigo?
—Simplemente quiere preguntar sobre lo que viste en tu alucinación.
No sabía si era realmente cierto lo que me estaba diciendo, pero también me ayudaron aún cuando soy un completó desconocido para ellos. Además, no creo poder librarme de esta chica.
—Bien, te acompañaré, pero después me voy de este lugar.
—Si es lo que quieres, está bien... Y no creo que mi superior vea inconvenientes en eso.
—Te sigo.
Ella solo dió media vuelta y procedió a caminar. Sin embargo, el bate aún seguía estando en su mano, posiblemente por si intentaba escapar una vez más.
«Parece que no tengo otra opción»
Y después de unos minutos llegamos nuevamente a la habitación de la que había escapado. Estando dentro de esta el superior de la chica, quien era el tipo de antes.
—Hola, señor Lian, espero no haya sido tratado con rudeza por mi subordinada.— diciéndolo con una pequeña sonrisa.
—No, fuí invitado de una manera muy amable.— hablando de forma sarcástica.
—Ya veo. Bien, Sofía, espera afuera de la habitación.
—Sí.
Y una vez la chica llamada Sofía había salido de la habitación, el hombre empezó a preguntar sobre mi alucinación.
—Señor Lian, ¿Me podría decir lo que vió en su alucinación?— cambiando ese rostro amable por uno totalmente serio.
—Sí. Primero había aparecido en un espacio en el que...
Y así le expliqué todo lo que había visto, omitiendo algunas partes que no ví necesarias de mencionar, como cuando escuché las voces.
—Bien, gracias por la información, señor Lian.
—Sí. Eh... tengo una pregunta para usted.
—¿Cuál es su pregunta?
—Sobre lo de ser un anómalo. ¿Cómo puedo ocultarlo?
—La DCA no te podrá encontrar si no activas los sensores que tienen por toda la ciudad. Mientras no hagas eso, podrás vivir tranquilamente.
—¡¿En serio?!
—Sí, te lo aseguro. ¿Alguna otra duda?
—No, esa era mi única pregunta.
—Bien, entonces... ¡Sofía!
—¡Sí, señor!
—Guía al señor Lian hasta la salida.
—Sí, señor.
Y así me despedí y le di las gracias al sujeto para después seguir a Sofía hasta la salida de este lugar.
—Solo sigue este túnel hasta el final y podrás salir a uno de los canales de la ciudad.
—Por cierto, gracias por ayudarme.
—No fue nada.— mostrando una pequeña sonrisa.
—Bueno, adiós.— dije mientras me alejaba de ella.
—Creo que nos veremos otra vez. Después de todo te buscarán.— diciéndolo en voz baja.
—¡¿Qué?!— pero cuando me giré ya no había nadie.
«¿Lo habré imaginado?» Sí, probablemente deba descansar y relajarme después de todo lo que pasé.
Y así pude salir por fin de aquel lugar para poder seguir nuevamente con mi tranquila vida, o eso creía ingenuamente.