Elena Carter, una brillante y empoderada empresaria de Nueva York, ha construido su imperio tecnológico desde cero, enfrentándose a un mundo lleno de desafíos y competencia. Nada ni nadie ha logrado desviarla de su camino… hasta que aparece Damian Moretti. Rico, influyente y peligrosamente atractivo, Damian es un mafioso italiano con un oscuro pasado y un obsesivo interés por Elena.
Cuando Damian intenta infiltrarse en su vida a través de una tentadora propuesta de negocios, Elena se encuentra atrapada en una red de pasión y peligro. Su determinación por mantener el control choca con la implacable necesidad de Damian de poseerla, no solo en los negocios, sino en cada aspecto de su vida.
Entre celos, conspiraciones y una atracción que no pueden negar, ambos descubrirán que hay líneas que no pueden cruzarse sin consecuencias. ¿Podrá Elena resistir el encanto y el poder de un hombre que lo arriesgará todo por tenerla? ¿O terminará cayendo en la trampa de una obsesión peligrosa...?
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Capítulo 21: La Mansión de los Secretos
El sol se filtraba por las persianas de la habitación de hotel cuando Elena se despertó, su mente aún procesando lo sucedido la noche anterior. La misión en el almacén había sido intensa, pero había resultado en una valiosa pista: la reunión en la mansión. Sin embargo, el rostro serio de Damian Moretti le dejó claro que el peligro estaba lejos de terminar.
Cuando salió de su habitación, lo encontró sentado en la mesa del comedor, revisando un mapa de la ciudad. Tenía el cabello despeinado y una expresión grave que solo se suavizó ligeramente cuando la vio.
—Buenos días —dijo Damian, sin apartar la vista del mapa.
Elena se acercó, cruzándose de brazos.
—¿Dormiste algo?
Damian se encogió de hombros.
—No había tiempo para eso. Tenemos tres días para prepararnos.
Elena suspiró, sentándose frente a él.
—¿Qué sabemos de esta mansión?
Damian señaló un punto en el mapa.
—Está en las afueras de la ciudad. Según mis contactos, pertenece a un empresario que trabaja para el Cónsul. La reunión será en la noche, lo que significa que habrá mucha vigilancia.
—¿Y cuál es el plan?
Damian la miró fijamente, su expresión endureciéndose.
—El plan es que te quedes aquí.
Elena bufó, cruzando los brazos.
—Ni lo sueñes, Moretti. Si crees que voy a quedarme de brazos cruzados mientras tú te arriesgas, estás loco.
—Elena, no entiendes...
—Sí, lo entiendo —lo interrumpió, alzando la voz—. Entiendo que esto es peligroso, pero también entiendo que puedo ayudarte. No voy a esconderme.
Damian apretó los labios, claramente frustrado, pero al final suspiró, rindiéndose.
—Está bien, pero haremos esto a mi manera.
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Las siguientes horas estuvieron dedicadas a la preparación. Damian contactó a sus hombres para recopilar más información sobre la mansión, mientras Elena insistió en entrenar con armas. Aunque no tenía experiencia previa, demostró ser rápida para aprender, algo que Damian no dejó de notar.
—No está mal para ser tu primera vez —dijo Damian después de que Elena acertara en el centro de la diana por tercera vez consecutiva.
—Gracias. Pero no quiero que me subestimes, Damian. Estoy aquí para ayudarte.
Él asintió, aunque una parte de él seguía preocupada. Sabía que Elena era fuerte, pero también sabía que el mundo en el que estaba entrando no era algo para lo que alguien pudiera prepararse completamente.
Finalmente, la noche de la reunión llegó. Damian y Elena se dirigieron a la mansión en un auto discreto, vestidos para mezclarse con los invitados. Damian llevaba un traje negro que resaltaba su imponente presencia, mientras que Elena lucía un vestido rojo que atraía miradas, aunque su expresión decidida dejaba claro que no estaba allí para llamar la atención.
—Recuerda, sigue mi señal —le dijo Damian mientras estacionaban en un camino apartado, lejos de la mansión.
—Lo sé. No haré nada imprudente.
Damian la miró por un momento, como si quisiera decir algo más, pero finalmente asintió y salió del auto.
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La mansión era aún más impresionante de lo que Elena había imaginado. Un edificio imponente con enormes ventanales y jardines perfectamente cuidados, rodeado de guardias que patrullaban la propiedad. Damian tomó su brazo, guiándola hacia la entrada como si fueran una pareja cualquiera.
Dentro, el ambiente era opulento y sofocante. Hombres y mujeres vestidos con trajes elegantes se mezclaban mientras charlaban y bebían champán. Elena intentó mantener la calma, aunque no podía evitar sentirse fuera de lugar.
—Allí está —murmuró Damian, inclinándose hacia ella como si estuviera susurrándole algo romántico.
Elena siguió su mirada y vio a un hombre mayor con un traje gris, rodeado de un pequeño grupo de personas.
—¿Ese es el Cónsul?
Damian negó con la cabeza.
—No, pero es uno de sus hombres clave. Necesitamos escuchar lo que dice.
Se acercaron al grupo con cuidado, fingiendo interés en la conversación mientras Damian mantenía una mano protectora en la espalda de Elena. Ella se dio cuenta de que su presencia estaba atrayendo miradas, especialmente de los hombres que no podían evitar admirarla.
—Parece que tienes competencia —murmuró Elena, sintiendo cómo algunos ojos se posaban en ella.
Damian apretó ligeramente su cintura, inclinándose hacia su oído.
—Que lo intenten. No les convendrá.
El tono posesivo en su voz hizo que un escalofrío recorriera a Elena, aunque no pudo evitar sentir un extraño calor en su pecho.
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Mientras fingían conversar, Damian logró escuchar lo suficiente como para confirmar que la reunión estaba relacionada con un importante intercambio de armas que planeaban realizar en unos días.
—Tenemos lo que necesitamos —susurró Damian, tomando la mano de Elena—. Es hora de irnos.
Pero justo cuando se dirigían hacia la salida, uno de los hombres del grupo se les acercó, bloqueando su camino.
—Vaya, Moretti. No esperaba verte aquí —dijo el hombre, con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
Damian apretó la mandíbula, aunque mantuvo la compostura.
—Y sin embargo, aquí estoy.
El hombre miró a Elena, su sonrisa volviéndose más amplia.
—¿Y quién es esta encantadora dama?
—Nadie que te interese —respondió Damian fríamente, colocándose entre Elena y el hombre.
El hombre soltó una carcajada, pero antes de que pudiera decir algo más, Damian lo empujó a un lado y siguió caminando, apretando la mano de Elena.
—¿Qué fue eso? —preguntó Elena en cuanto salieron al aire libre.
—Un idiota que no sabe cuándo mantenerse al margen —respondió Damian, su tono aún tenso.
Elena no dijo nada, pero no pudo evitar notar la forma en que Damian la había protegido, como si fuera lo más importante en el mundo para él.
De vuelta en el auto, el silencio entre ellos era palpable. Damian conducía con el ceño fruncido, claramente molesto por lo sucedido.
—¿Estás bien? —preguntó Elena finalmente.
Damian la miró de reojo antes de asentir.
—Estoy bien. Pero odio la forma en que te miraban.
Elena no pudo evitar sonreír ligeramente.
—¿Estás celoso, Moretti?
Él bufó, aunque su tono perdió algo de dureza.
—No me gusta que otras personas piensen que pueden acercarse a ti.
—Bueno, no tienen ninguna oportunidad, ¿verdad? —dijo Elena, mirándolo directamente.
Damian no respondió, pero en su mirada había algo que hizo que el corazón de Elena se acelerara.
...
Mucho e'xito.