ESCLAVOS DEL DESEO.

Mía.

Estos cinco meses que han pasado he aprendido muchas cosas, y mi padre ha venido a verme varias veces, solo el, no ha traído a Lucia y Rubí. Mi tía dice que descubrió algo y por eso no las ha traído, pero es mejor, agradezco que no vengan. Rubí y Lucía solo vienen a molestar.

Mis clases de defensa duraron tres meses, ya que solo era lo básico. Después mi tía contacto a un señor para que me diera clases sobre el uso de arma. No entiendo el porqué, solo me dice que eso me va a servir más adelante. Aprendí lo básico también. No la contradigo en nada.

También he aceptado tener encuentros sexuales con Mario. No somos pareja, pero si amigos con derechos. He experimentado cosas con el me hace sentir bien. Quizás con Daniel solo fue esa noche, pero, lo hace mejor que el sin duda, he tenido muchos orgasmos gracias a el y me siento bien así. Solo encuentros sexuales no me cela ni nada por el estilo solo sexo y ya, quizás se vea mal en una mujer pero solo disfrutemos la vida.

Veo el auto de mi padre llegar y me alegro. Estos meses no me ha tratado mal, pero tampoco me ha pedido perdón ni ha dejado a Lucia. Mi tía dice que Rubí no es hija de mi padre, pero yo creo que sí, porque si no lo fuera ya mi padre se hubiera dado cuenta, o eso creo.

— Hola, cariño — me saluda mi padre.

— Hola, padre, ¿qué haces por aquí? — pregunto. No es que no me alegré, solo que es raro que esté aquí. Es cierto que si ha venido muchas veces a verme estos meses, pero no muy seguido. Vino hace dos días.

— He venido hablar contigo de algo muy importante y... y a pedirte perdón — dice mi padre cabizbajo.

— ¿Qué ha pasado, padre?—pregunto sería.

— Hola, Mateo — saluda mi tía entrando a la gran sala.

— Hola, hermana — le dice mi padre — Que bueno que estás aquí, siéntate junto a Mía. Necesito decirles algo de lo cual me enteré.

— Padre, ve al grad, me estás preocupando — digo molesta.

— Rubí ha perdido el bebé — dice mi padre, y no entiendo. No me importa Rubí ni lo que pase con ella.

— ¿Y eso en que nos afecta a nosotras? —pregunta mi tía.

— El bebé nunca existió. Todo fue un engaño de Lucía y Rubí para que Jehan se casará con ella— dice mi padre, con cara de preocupación.

— !Ja! Lo sabía — el dulce sabor de la palabra me queda en la boca.

— También han planeado todo para quedarse con la fortuna de tu madre — vuelve a decir.

— ¿!Qué!? !No eso no puede ser posible! — digo molesta.

— Si, Mía. Pero hoy iré a arreglar todo para que se pase a tu nombre y recibas lo que te pertenece — dice, y me alegro. Me alegro mucho, por fin ha abierto los ojos.

— También quiero que regreses a la casa y termines tu carrera, y también te pido perdón por todo lo que te hice. Estaba ciego con todo lo que me decía Lucía y Rubí. Perdoname.— dice, y me siento conmovida, al fin y al cabo es mi padre.

—Esta bien, padre, no te preocupes. Te engañaron, nos engañaron a todos— digo, dándole un abrazo.

— Me tengo que ir a arreglar los papeles antes de que se haga tarde y no pueda hacer nada — dice, levantándose del sofá.

— Si, padre, ve aquí te estaré esperando — digo, feliz.

— Cuídate mucho, por favor. En unas hora volveré por ti. Te quiero mucho, hija Nunca lo olvides — me dice, y siento como si se despidiera para siempre.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Jehan.

Estoy en la sala de espera, hasta que el médico me indique que puedo pasar a ver a Rubí. Me informo que todo había salido bien, que pudieron deshacerse del feto y que no le afectará a Rubí.

 — Puede pasar, señor Volkov— me dice el médico.

Paso a una habitación bastante amplia. Rubí está mirando hacia la gran ventaja que deja ver la vista de Nueva York. Lucía está en un sillón a un lado. Cuando me ve entran a la habitación se acerca.

— Tratarla bien, por favor. Estaba muy mal por lo del bebé — me dice y sale de la habitación.

Me acerco a ella pero no voltea a verme. Me siento mal por haberla tratado tan mal en el embarazo. Se que estaba ilusionada con el bebé, porque siempre que iba al departamento encontraba más cosas de bebés y ya estaba decorando una habitación.

— Rubí — hablo para llamar la atención.

— Mi bebé — dice ella, con un hilo de voz.

— ¿Que fue lo que pasó, Rubí ? — preguntom Se que no es el momento, pero ¿quién se atrevió de matar a mi hijo? Se va a encontrar con mi furia.

— Es lo único que te importa, ¿verdad? No te importo— dice ella molesta volteado a verme tiene los ojos rojos y inchados de tanto llorar.

— No es cierto — digo.

— Si si es cierto no te importo, ni te importo mi hijo. Me trataste como una cualquiera estos meses, sabiendo que llevaba tu hijo en vientre, aún sabiendo que soy tu esposa. Me trataste como una puta — dice, y varias lágrimas salen.

— No, Rubí. Si me importa mi hijo. Por eso necesito saber que paso. Esto no se va a quedar así. Te lo aseguro — le digo tomándole las manos — También me duele que hayas perdido a mi hijo. Se que no te trate lo mejor que pude, pero me importas. Te ame en cierto momento. Solo que no soporte que hayas amenazado a mi madre.— añado.

— No la amenace. Solo le pedí ayuda para que respondieras por mi hijo, pero ya ni te preocupes que no está — dice triste.

— No te preocupes. Juro que encontraré a esos hijos de puta que te hicieron eso y los haré pagar como se debe — le digo y la abrazo. Nos quedamos así unos minutos.— Solo necesitó saber que paso.

— Fue mi padre y Mía — dice un poco nerviosa, y me paralizó.

— ¿Tu padre? — digo con asombro y la miro a los ojos.

— Si. Él fue con mi hermana. No querían que tuviera a mi hijo y quieren que me divorcie de ti. Mía está enamorada de ti y por eso le pidio a mi padre matar a nuestro hijo para separarnos — dice aún nerviosa. Me gusta creer esto último. Pero no sé quedará así.

Mi celular suena y es una llamada de Iván. Tengo que contestar. Sé que se trata del malnacidos asesino de mi padre.

— Tengo que contestar — le digo a Rubí, y ella asiente. Salgo de la habitación y su madre vuelve a entrar.

📞—Señor, ya tenemos al señor Mateo Martínez.

📞— Muy bien, Iván. Déjalo en la bodega. Estaré allá en unas horas.

📞— Señor, solo que tenemos un pequeño problema.

📞— ¿Que pasa Iván?

📞— El señor Mateo ha cambiado su apellido y ahora es el señor Mateo Kuzmina.

Me paralizó.

📞— Llévalo igual el me debe muchas a mi y ahora pagará cada una de ellas.

 Cuelgo la llamada. No puedo creer que el padre de Rubí sea el asesino de mi padre y ahora también de mi hijo. Entro de nuevo a la habitación y Rubí se nota nerviosa.

— Tengo que regresar a Rusia. El doctor me dijo que hoy te daría el de alta. Te puedo esperar si gustas — digo, acercándome a ella.

— No, vete tu solo. Me quedaré más días. Quiero despedir a mi hijo como se merece — dice triste de nuevo.

— Está bien. Avísame cuando regreses. Te estaré esperando en casa — le digo, plantandole un beso en la frente y salgo de la habitación.

Vuelvo a tomar mi jet de regreso a Rusia y las horas se me hacen eterna.