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Ecos De Un Amor Eterno

Ecos De Un Amor Eterno

Status: En proceso
Genre:Romance / Romance paranormal / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Reencuentro / Reencarnación
Popularitas:2.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Carlos Contreras

¿Crees en el destino? ¿Alguna vez conociste a alguien que parecía tu alma gemela, esa persona que lo tenía todo para ser ideal pero que nunca pudiste tener? Esto es exactamente lo que le ocurrió a Alejandro… y cambió su vida para siempre.

NovelToon tiene autorización de Carlos Contreras para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

II parte: La chispa desconocida

EL CICLO COMIENZA DE NUEVO.. Y ESTA VEZ NO TENDRÁN ESCAPATORIA...

El sonido de una cafetera al silbar cortó el aire denso de la pequeña cafetería, un rincón tranquilo en una ciudad que siempre parecía estar en movimiento. Alejandro estaba sentado en una mesa junto a la ventana, con una taza de café aún humeante frente a él. Miraba distraídamente a través del cristal, viendo a las personas pasar como sombras borrosas. Había algo en su pecho, un vacío, una punzada inexplicable que lo perseguía desde hacía días.

—¿Le traigo algo más? —preguntó la camarera, interrumpiendo sus pensamientos.

—No, gracias —respondió con una sonrisa ausente.

En ese momento, el tintineo de la campanilla de la puerta anunció la entrada de alguien más. Alejandro no supo por qué, pero el sonido pareció más fuerte de lo habitual. Su atención se desvió hacia la figura que acababa de entrar. Era una mujer de cabello oscuro y ojos intensos que parecían cargar secretos. Luna.

Ella también lo vio. Durante un breve segundo, sus ojos se encontraron, y algo en su interior se sacudió, como un eco que resonaba en un lugar que ninguno de los dos podía identificar. Luna apartó la mirada rápidamente, sintiéndose incómoda, pero no pudo ignorar la sensación de familiaridad. Había algo en él que la hacía querer acercarse, aunque no sabía por qué.

Luna pidió un café y se dirigió a una mesa cercana. Intentó concentrarse en su teléfono, pero su atención seguía volviendo al hombre sentado junto a la ventana. Él también parecía inquieto. Después de unos minutos, el silencio fue demasiado pesado.

—Disculpa, ¿te conozco? —preguntó Alejandro de repente, alzando la voz lo suficiente para que ella lo escuchara.

Luna levantó la vista, sorprendida. Vaciló antes de responder.

—No... no creo. Pero... ahora que lo mencionas, tengo esa extraña sensación —respondió, tratando de darle un tono ligero, aunque su corazón latía con fuerza.

Alejandro se rió suavemente, aunque no podía negar que sentía lo mismo. Decidió cambiarse de mesa y sentarse frente a ella.

—Soy Alejandro. Y, por alguna razón, siento como si ya hubiéramos tenido esta conversación antes —dijo, extendiéndole la mano.

Luna dudó por un instante antes de estrecharla.

—Luna. Y sí... es extraño. Pero no creo en las coincidencias.

El contacto entre sus manos envió un destello de calor a ambos. Al soltarse, Alejandro notó algo peculiar en la muñeca de Luna. Una marca tenue, apenas visible, que parecía un símbolo antiguo. Instintivamente, se miró la suya. Allí, en su propia piel, estaba una marca similar.

—¿Eso...? —comenzó a decir, señalando su muñeca.

Luna frunció el ceño y miró su propia marca.

—Siempre pensé que era una especie de... cicatriz rara. No tengo idea de cómo llegó ahí.

Alejandro no respondió de inmediato. Sacó su teléfono y tomó una foto de ambas marcas para compararlas. Eran idénticas.

—Esto no es una coincidencia —murmuró, más para sí mismo que para ella.

—¿Crees que estamos conectados de alguna manera? —preguntó Luna, sintiendo un escalofrío recorrer su columna.

Alejandro asintió lentamente.

—No sé cómo ni por qué, pero hay algo aquí. Algo que... no tiene sentido.

De repente, una imagen cruzó la mente de Luna, como un flash: un altar, un reloj de arena, y un nombre que no podía recordar. Cerró los ojos, tratando de concentrarse en el recuerdo fugaz.

—¿Estás bien? —preguntó Alejandro, notando su expresión.

—Sí... creo que sí. Es solo que... creo que vi algo. Algo extraño.

—¿Qué viste? —insistió él.

Luna lo miró con una mezcla de confusión y urgencia.

—Un altar. Había un altar y un reloj... pero no sé de dónde salió eso.

Alejandro sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La descripción de Luna coincidía con los sueños recurrentes que lo habían atormentado durante semanas. Decidió no mencionarlo aún, pero algo dentro de él sabía que estaban más conectados de lo que ambos entendían.

La conversación fue interrumpida por un apagón repentino. Las luces de la cafetería se apagaron, dejando solo la tenue luz del día que entraba por las ventanas. Las pocas personas en el lugar murmuraron en voz baja, pero Luna y Alejandro permanecieron en silencio, mirando sus muñecas, cuyas marcas parecían brillar débilmente en la penumbra.

—¿Viste eso? —preguntó Luna en un susurro.

—Lo vi... —respondió Alejandro, sin apartar la vista de la marca.

El aire en la cafetería parecía más pesado, como si algo invisible los envolviera. Antes de que pudieran procesar lo que estaba sucediendo, el apagón terminó y las luces volvieron a encenderse. Todo parecía normal de nuevo, pero Alejandro y Luna sabían que no lo era.

—Esto es más grande de lo que parece —dijo Alejandro finalmente, rompiendo el silencio.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Luna, con una mezcla de miedo y curiosidad.

—Creo que debemos descubrir qué significan estas marcas. Y por qué nosotros —dijo Alejandro, decidido.

Antes de que pudieran planear su siguiente paso, un hombre encapuchado apareció fuera de la ventana. No estaba allí un momento antes. Sus ojos oscuros y penetrantes se encontraron con los de Luna, y una sonrisa apenas perceptible cruzó su rostro antes de desaparecer entre la multitud.

—¿Viste eso? —preguntó Luna, señalando hacia la ventana.

Alejandro se levantó rápidamente, pero el hombre ya no estaba.

—¿Quién demonios era ese? —murmuró Alejandro.

Luna sintió que su pecho se apretaba. Aunque no conocía al hombre, algo en su mirada le resultaba aterradoramente familiar. Las preguntas comenzaron a acumularse en su mente, pero no encontró ninguna respuesta.

—Sea quien sea, creo que sabe algo sobre nosotros —dijo Luna.

Alejandro asintió, con la mandíbula tensa.

—No podemos ignorar esto. Si queremos respuestas, tenemos que seguir buscando.

Luna tomó su bolso y se levantó, su corazón latiendo con fuerza.

—Entonces vamos. No quiero esperar a que el próximo extraño aparezca —dijo con firmeza.

Mientras ambos salían de la cafetería, la cámara de seguridad del lugar capturó algo que ellos no podían ver: sus marcas brillando con intensidad justo antes de que se apagaran las luces, y una sombra que parecía seguirlos, deslizándose por la pared como un espectro.

En una habitación oscura, el hombre encapuchado observaba una serie de pantallas. Una mostraba la cafetería, otra mostraba a Alejandro y Luna caminando por las calles. Una sonrisa siniestra cruzó su rostro mientras murmuraba:

—El ciclo comienza de nuevo. Y esta vez, no tendrán escapatoria.

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Violeta Itzae Gonzalez O.
Parece bueno, echale ganas y actualiza pronto! Gracias!
CaloAldo: muchas gracias
total 1 replies
Valito.C
porfa no tardes en subir los cap
CaloAldo: Claro que si, ya hay más capítulos disponibles
total 1 replies
(^~^)Ara~Ara_sempai
Va a ser popular
CaloAldo: Paso a paso.. /Heart/
total 1 replies
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