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¡El Lío De Carlos!

¡El Lío De Carlos!

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Amor a primera vista / Malentendidos / Triángulo amoroso
Popularitas:4.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Gaby Barrios

"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.

Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.

NovelToon tiene autorización de Gaby Barrios para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 10: La decisión final

Era sábado por la mañana, el sol apenas comenzaba a asomarse, cuando un golpe en la puerta interrumpió la tranquilidad de la casa del señor Miller.

—Adelante —dijo el señor Miller, con voz autoritaria pero calmada.

La puerta se abrió, y Joaquín, acompañado del abogado del señor Miller, entró con una carpeta bajo el brazo.

—Aquí está el abogado —anunció Joaquín, mientras los tres se dirigían a la sala.

El señor Miller asintió y se sentó frente al abogado, comenzando a revisar los documentos que le fueron entregados. Hablaron durante un rato sobre el contenido, asegurándose de que todo estuviera en orden, todo con una seriedad palpable en el ambiente.

Mientras tanto, por la tarde, Janeth se encontraba sumida en sus pensamientos. No podía dejar de sentir un nudo en el estómago por la decisión que estaba a punto de tomar. Los días previos habían sido un torbellino de emociones, y ahora, el peso de esa decisión parecía abrumarla. Dudaba si debía ir a la cita con el señor Miller, temerosa de lo que ese encuentro podría significar para su futuro. Pero algo dentro de ella le decía que debía enfrentarlo.

La noche cayó, y a la hora acordada, Janeth llegó al restaurante. Al entrar, lo primero que vio fue al señor Miller, que ya la esperaba en una mesa cerca de la ventana. Con una sonrisa algo forzada, Janeth se acercó a él.

—Buenas noches, señor Miller —saludó, tomando asiento.

El mesero llegó rápidamente, entregando el menú. Tras ordenar sus platillos, el ambiente se volvió más relajado, pero la tensión seguía palpable entre ambos.

Después de unos minutos, el señor Miller rompió el silencio, mirándola fijamente.

—Entonces, Janeth, ¿has tomado una decisión? —preguntó con voz suave, pero cargada de expectativa.

Janeth se quedó en silencio por unos momentos, mirando su copa de vino antes de responder. Sus pensamientos eran un torbellino, entre la duda y el miedo, pero también la necesidad de una solución.

—La verdad... —dijo, sintiendo un peso en el pecho— he estado tan confundida estos días. No sabía qué decisión tomar, si aceptar o no.

El señor Miller la miró en silencio, sin interrumpirla. Sabía que la situación era complicada, y sentía cierta empatía por ella, aunque su propuesta estaba envuelta en su propio interés.

—Lo entiendo —dijo él finalmente, con tono comprensivo—. Es una decisión difícil, y entiendo si decides no aceptar. No quiero que te sientas presionada.

Se hizo un silencio incómodo entre los dos, que parecía extenderse más de lo que Janeth podía soportar. Finalmente, ella respiró hondo, mirando a los ojos del señor Miller.

—Aceptar... —dijo, con voz firme, pero llena de incertidumbre— Aceptaré.

El señor Miller se quedó paralizado por un segundo, sorprendido, pero pronto una sonrisa se dibujó en su rostro. Algo en su interior le había dicho que ella aceptaría. Su intuición no le falló.

El señor Miller observó a Janeth por un momento, con una mirada calculadora, antes de romper el silencio.

—Sabía que aceptarías —comentó con una leve sonrisa, aunque su voz estaba cargada de seriedad— Aunque no descarté la posibilidad de que te negaras.

Janeth lo miró, en silencio, intentando procesar las palabras que acababa de escuchar. La tensión en el aire aumentaba, y el ambiente se volvía cada vez más pesado.

En ese momento, el señor Miller hizo una leve seña, y el abogado que lo acompañaba se acercó a la mesa. El hombre vestía un traje formal, con una expresión igualmente seria. El señor Miller los presentó con cortesía.

—Janeth, te presento a mi abogado. Él es quien se encargará de que todo quede legalmente establecido.

El abogado asintió y comenzó a hablar, explicando los detalles del contrato. Janeth escuchaba atentamente, pero cuanto más escuchaba, más dudas surgían en su mente. El contenido de los documentos la dejaba sorprendida y algo aterrada.

—Este documento —comenzó el abogado— es para que quede registrado que el señor Miller le entregará una cantidad significativa de dinero a cambio de un matrimonio y la obligación de tener un heredero para la familia Miller.

Janeth frunció el ceño, el nerviosismo se apoderó de ella mientras escuchaba. Las palabras del abogado parecían resonar en su mente, pero el vacío que sentía dentro de ella se hacía más grande con cada segundo. Mientras más escuchaba, más sentía que estaba tomando la decisión equivocada.

Pero lo que realmente la sorprendió fue una de las cláusulas. El abogado continuó leyendo, y Janeth no podía creer lo que escuchaba. Si ella no cumplía con lo que se le pedía, tendría que devolver el dinero recibido.

Y no era cualquier cantidad. La cifra era cinco veces mayor de lo que ella recibiría. Una cantidad que la hizo quedar helada.

—¿Estás de acuerdo con lo que está estipulado en este documento? —preguntó el señor Miller al final, sacándola de sus pensamientos.

Janeth levantó la vista y vio que el señor Miller le ofrecía una pluma, esperando su respuesta.

La mirada de Janeth se detuvo en la pluma. Cada segundo parecía alargarse, como si el tiempo se hubiera detenido. Sentía un nudo en el estómago, sus pensamientos se amontonaban y sus dudas se multiplicaban. Sin embargo, las imágenes de su abuelo, tan frágil, la golpearon en la mente. Pensó en lo que sucedería si él no se operaba, en lo que estaba en juego.

Finalmente, apartó sus dudas y sus temores. Tomó la pluma entre sus dedos, con un gesto lento, casi mecánico, y firmó el contrato.

Al firmar, el señor Miller le estrechó la mano con firmeza, sellando el acuerdo. Los dos se miraron por un momento, sus ojos conectados en una promesa silenciosa de lo que vendría.

Pero justo cuando estaban a punto de soltar las manos, una figura desde la distancia observó la escena. Una mirada fija, curiosa, intrigada. La situación que acababa de sellarse no pasó desapercibida para alguien más.

POV Carlos:

Estaba dirigiéndome a una reunión de trabajo, cansado y completamente desmotivado. El estrés me había estado golpeando más de lo normal y, al mismo tiempo, mi mente no dejaba de dar vueltas. Iba pensando en todo lo que podría suceder, pero nada me preparó para lo que vería tan pronto como entré al restaurante.

Cuando atravesé la puerta, vi a mi padre sentado en una mesa. Su figura estaba tan relajada, incluso sonriendo, como nunca lo había visto. Algo no encajaba. Y justo cuando me acerqué, vi lo que no quería ver. Él estaba tomando de la mano a una mujer. No podía verle el rostro, ya que estaba de espaldas, pero algo en mi interior se retorció al instante.

El coraje recorrió mi cuerpo de inmediato, como una ola que sube rápidamente, y un pensamiento invadió mi mente: "No es posible". Estaba seguro de que mi padre tramaba algo en mi contra, pero lo que veía no era lo que había imaginado. No se trataba de un asunto serio, ni de negocios. Estaba claro que lo que mi padre tramaba era simplemente otra de sus infidelidades. ¿Cómo había podido hacer esto? ¿En serio lo estaba haciendo, justo en este lugar, el mismo donde mi madre lo había visto varias veces?

El enojo me consumió por completo. Sentí una presión en el pecho, como si mi respiración se volviera más difícil. Decidí ir al baño para calmarme un poco. Necesitaba despejar mi mente y controlar lo que sentía, aunque sabía que nada de lo que estaba ocurriendo podría quitarme la ira que llevaba dentro.

Pasaron unos minutos y finalmente me senté con los inversionistas, pero no pude quitarme la imagen de mi padre con esa mujer de la cabeza. Cada palabra que se pronunciaba en la reunión parecía perder sentido. Mi mente seguía allí, en el restaurante, buscando respuestas que no sabía si quería encontrar.

Cuando la reunión terminó, me dirigí hacia la salida. Observé el lugar una vez más, pero noté algo extraño. Mi padre y la mujer ya no estaban. Algo dentro de mí se sintió inquieto, como si todo lo que acababa de presenciar fuera solo el principio de algo más grande.

La ira que sentía era casi insoportable, y supe que no podía enfrentarme a mi padre en ese momento. Necesitaba despejar mi mente antes de tomar cualquier decisión. Así que, sin pensarlo dos veces, decidí ir a casa de Sebastián. No podía soportar estar solo con esa rabia, ni mucho menos ver a mi padre en ese estado.

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Aurelia Defilippi
me gusta la trama, es muy interesante
Cinthia Parada Saavedra
por qué están dejando todas las nobles a medias
Esmeralda Gonzalez
Por favor, ¡necesito saber que sigue!
Yuri Lowell
Me encanta la forma en que escribes, sigue adelante con tu historia. ❤️
Fenny
No puedo dejar de pensar en tus personajes, ¡son tan reales! Espero saber más de ellos pronto.
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