Amor del Granjero

“Alê”

Madre mía, es virgen, no puedo creer que una mujer tan hermosa nunca haya…, seré el primero, ahora no me escapas Diosa del fuego, voy a hacerte disfrutar primero, y luego me suplicarás que termine de satisfacerte.

Hago ruido afuera para que se den cuenta de que estoy aquí, se hace un silencio adentro, decidí llamar:

_ Beatriz, ¿estás ahí dentro?

_ Estoy aquí, no entres, ya voy.

Tarda unos minutos y se abre la puerta, lleva un delantal y me lo entrega.

_ Ponte esto para poder entrar.

Miro el delantal, lo cierro y entro, veo a Mia sentada en un banco, es una mujer hermosa pero mi Diosa del fuego lo es más, la saludo.

_ Buenas tardes, soy Alessandro.

_ Lo sé, buenas tardes, soy Mia, ¿sabes Bia? es mucho más guapo de cerca.

Me empiezo a reír de la cara que pone Bia, me mira a mí y a Mia y responde:

_ Puedes quedártelo, no me importa.

_ Mira Bia, si mi parque de atracciones no fuera tan bueno, me tiraría encima de ti.

Finjo inocencia y pregunto:

_ Chicas, ¿de qué están hablando?

Mia se levanta y va hacia la puerta.

_ Recordé que dejé mi leche en el fuego, me voy a casa y no volveré, solo ten cuidado con los pollitos.

Bia mira a su amiga incrédula, y solo la ve irse y dejarla sola conmigo, sonrío internamente pero me mantengo neutral.

Se gira hacia mí e intenta explicarse:

_ Lo siento, mi amiga está un poco loca, ni siquiera sé qué decirte.

Decido dejarla más avergonzada, me encanta verla ponerse roja.

_ ¿Por casualidad, el parque de atracciones soy yo?

La veo cerrar los ojos e intentar calmarse, respira un par de veces y dice:

_ Sí lo eres, pero no te emociones porque no me gustan los parques de atracciones.

_ ¿No quieres ni siquiera intentarlo? Empieza por el carrusel, que es tranquilo, solo te dejará con una sensación de mareo pero se pasa rápido.

La veo tragar saliva e intentar alejarse pero el lugar es pequeño, estoy sentado donde estaba Mia, tiro de Bia a mi regazo, intenta levantarse la sujeto y le digo:

_ Quédate aquí un rato, déjame sentir si tu cabello es tan suave como creo.

Me quito la gorra y el cabello cae en ondas, rodando sobre mi mano, con la mano libre paso los dedos entre su cabello hasta que mi mano toca su hombro, intenta escapar pero la tengo sujeta por la cintura con la otra mano, pongo mi mano en su nuca y acerco su rostro al mío, me aproximo y le doy un beso, siento su corazón acelerarse, y pone sus manos en mi pecho tratando de alejarse, pero abre ligeramente las manos y comienza a respirar aceleradamente, intenta hablar:

_ Suéltame Alessandro...

La acerco más y beso su boca ahora con deseo, al principio no reacciona, luego se relaja y me abre la boca, meto mi lengua y juego con la suya.