¿Qué sentirías al mirar los ojos de un asesino? Vacíos, fríos, sin alma. ¿Qué harías al tenerle frente a tí? ¿Huirías? ¿Esperarías la muerte? ¿Le enfrentarías?
Entonces...
¿Qué sentirías al tener al asesino tras de tí?
Esta es la historia de Levi.
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2.
...Todos tenemos debilidades. A veces nuestra máscara se cae sin que así lo queramos....
Sigo conduciendo por esta enorme carretera, ya el sueño está empezando a hacer mella en mí.
— Levi... Quiero tomar agua...— Dice la chica en el asiento trasero, su voz apenas se oye, mientras respira con dificultad.
Extiendo mi mano sin quitarle la mirada a la carretera y le alcanzo una botellita con agua.
— Esto me duele mucho, Levi...
Sus palabras se vuelven cada vez más pesadas mientras el tiempo transcurre y sigo pensando en aquella noche...
Es increíble cómo tu vida pasa de normal a visceral en un instante.
— Entonces joven — Me veía el policía con una pequeña libreta de anotaciones en su mano — ¿Puede mostrarme dónde ocurrió todo lo que me está contando?
2:45 A.M
Llamé a la policía. Llamé y conté todo lo que había pasado y cómo había ocurrido. en minutos una patrulla estaba fuera de la residencia y un policía tocando a mi habitación.
— Sí señor, yo... Como le dije, soy nuevo en esta ciudad, pero creo recordar bien el sitio donde pasó todo.
El policía puso su mano en mi hombro. Parecía llevar una larga jornada, se le veía algo cansado.
— Te veo algo tenso, tranquilo, haremos esto con calma.
Asentí y subí a la patrulla, el policía condujo y una vez más, estuve fuera del callejón.
— Quédate detrás mío y camina en silencio, ¿Estamos de acuerdo?
Asentí con la cabeza.
Mi corazón se empezó a acelerar al ver el callejón, el miedo se apoderó de mí, mis piernas vacilaban entre caminar o huir, pero de cierto modo, tener al oficial de policía conmigo me daba seguridad.
Caminamos en completo silencio, observando el haz de luz de la linterna del policía, quebrando la oscuridad de aquel callejón. Nos acercamos nuevamente al final del callejón, donde el oficial me hizo una seña para que esperara y caminó delante hasta el final.
Había mucha calma, algo era diferente, el lugar no tenía esa misma atmósfera extraña de antes, o yo estaba tan cansado que ya no me importaba. Sólo quería llegar a casa, donde Reno me esperaba.
Transcurrieron algunos minutos y el policía salió del final del callejón, con una mirada un tanto desconcertante.
— ¿Podrías acercarte? No hay ningún peligro.
— Claro, oficial, ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?
— Por supuesto — Me hizo señas para que caminara delante de él — Puedes ayudarme por ejemplo, a identificar si este es el callejón correcto — Llegamos al final del callejón — Ya que, aquí no hay nada, muchacho.
El final del callejón estaba completamente vacío.
Un nudo se me hizo en la garganta y todo el rastro de sueño en mí se volvió a desvanecer.
— Es... Esto no puede ser... Oficial, mire, estaba aquí, la mujer estaba aquí, parada justo en este lugar, ¡Y el hombre estaba allí contra esa pared!
¿Me había equivocado? No. Este era el mismo callejón, el mismo en el que hacía poco tiempo había estado con Reno, nada de esto tenía sentido. Había desaparecido el cuerpo, no estaba allí.
— Oye hijo... — El oficial puso su mano en mi hombro — De verdad que me gustaría creer lo que dices pero, no hay nada aquí. Dices que le dispararon a una persona allí, pero, ni siquiera hay una mancha de sangre, no hay rastros de pólvora, no hay casquillos de bala. No hay nada de lo que dices, ¿Entiendes?
— No, no, no — ¿Mi mente me estaba engañando? — Se lo juro señor, yo no...
El policía me detuvo.
— Oye, dijiste que habías estado viajando durante algunas horas. ¿Estuviste tomando o consumiendo algo?
La mirada de incredulidad del oficial de policía en ese momento fué devastadora. No entendía absolutamente nada. Hacía unos momentos atrás esa pared estaba bañada en la sangre de aquel hombre. Ahora simplemente parecía que nada había ocurrido allí.
Todo apuntaba ahora a que yo era un ebrio mentiroso, y así se me trató.
Me sometí a una prueba de alcoholemia y una de antidoping, sólo para descartar el llevarme detenido en ese momento. Se me dió una charla del por qué no es bueno jugar con las autoridades y luego me dejaron en mi residencia nuevamente.
4:57 A.M
Un sentimiento de incertidumbre empezó a apoderarse de mí. Todo lo que me ocurrió, todo lo que ví, ¿No pasó? ¿Acaso estaba enloqueciendo?
Esto era mucho más de lo que podía manejar, pero nada de eso pudo ser una alucinación.
Abrí la puerta de mi habitación y Reno me saludó como de costumbre.
Me tumbé en la cama y sentí el peso de todo el cansancio sobre mí. Llevaba muchas horas sin dormir. ¿Tal vez lo había imaginado?
Miré el techo y no podía dejar de verla. Sus ojos, hundidos en sus cuencas, apuntando hacia mí fíjamente.
Eso no pudo ser obra de mi imaginación.
Aún más importante, ¿Qué había ocurrido realmente? ¿Cómo todo desapareció en tan poco tiempo? ¿Era tan fácil limpiar todo y ya?
Observé por la ventana el sol salir lentamente. Tomé el teléfono de mi mesa de noche y ví la hora.
6:32 A.M
Amaneció, y no pude conciliar el sueño.
Me levanté y decidí darme una ducha. Mientras el agua caía sobre mí, daba vueltas en mi cabeza una y otra vez sobre todo lo que había pasado. Parecía irreal, realmente pensé que estaba enloqueciendo.
Decidí simplemente hacer de lado esos pensamientos, a fin de cuentas, ya había hecho todo lo que me había sido posible.
Era de día, estaba en una ciudad nueva, había mucho por hacer, tenía mucho que preparar, y en pocos días daría comienzo a la universidad. Simplemente había sido un mal trago.
Me vestí luego de salir del baño y me preparé para terminar con la mudanza.
Estuve todo el día ordenando, limpiando y ocupando mi nuevo espacio. A pesar de no tener muchas cosas realmente me esforcé por volver mi habitación un lugar acogedor para mí. Ahí iba a pasar mis próximos años mientras estudiaba a fin de cuentas.
5:30 P.M
Había terminado, ya estaba instalado completamente, igual Reno, quien sí pudo dormir plácidamente sobre mi cama la noche anterior, ahora tenía su propio espacio y cama que llenar de pelos.
Ni siquiera me fijé en que no había comido o bebido en todo este tiempo, realmente todo pasó tan rápido que no me dió tiempo a nada.
Abrí la nevera. Vacía.
Tendría que salir a comprar algo para al menos cenar ese día, y luego llenar la nevera.
Subí a mi auto con Reno de copiloto y encontré un buen lugar de pizzas, pero no dejaron entrar a Reno, así que pedí para llevar.
Comí en el estacionamiento y mientras lo hacía, encendí la radio del auto.
La voz del presentador se escuchó un poco distorsionada:
— El día de mañana tendremos un día soleado y...
Me recosté un momento de mi asiento y me quedé profundamente dormido.
9:17 P.M
Me despertaron los ladridos de Reno en conjunto con golpes a mi ventanilla.
— ¿Amigo limpio tu ventana? Vamos, se ve un poco sucia, ¡Sólo te quitaré 20!
Un hombre me estaba ofreciendo limpiar la ventana frontal de mi auto. Me negué amablemente y al ver la hora me sobresalté porque era bastante tarde.
Toda esa ciudad tenía vida a todas horas, había mucha iluminación y tiendas por doquier. Me preguntaba cómo terminé justo en la zona más oscura de un callejón con Reno...
Desaparecí esos pensamientos de mi cabeza y volví a la residencia.
Abrí la puerta y me senté directo al escritorio, encendí la computadora y Reno pasó a mi lado.
De inmediato sentí una sensación extraña en el ambiente.
Reno me lo confirmó justo después con sus gruñidos.
Sentí algo frío empujando mi cabeza.
— Si te atreves a moverte aunque sea un poco, tu cerebro quedará esparcido en esa bonita laptop.
Era una voz de mujer.
...Era esa mujer....