Selene Dumont-Holter, una hermosa humana nacida del gran alfa Antoine Dumont y su adorada mate, Rebecca Holter.
Ella es salvada por un lobo solitario, llamado Ben, quien de inmediato reconoce que ella es su segunda oportunidad, así que decide hacer las cosas bien esta vez y ganarse el amor de Selene, aunque nada es fácil, en especial cuando hay quienes no los quieren juntos…
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La historia de Ben.
Hace más de 70 años, existió manada en medio de los Alpes Suizos, su alfa era tirano, despreciaba a los omegas, siendo que estos lobos a los que muchos consideran débiles, son en realidad el corazón y equilibrio de una manada, la diosa Luna no menosprecia a ninguno de sus hijos, para ellos todos son importantes. El próximo alfa sería Ben Meier, un alfa con apariencia ruda, era temido por ser un guerrero implacable y hábil. Su prioridad siempre fue agradar a su padre, para él recibir la aceptación de su padre era lo principal.
Un día para las transformaciones, la diosa Luna lo bendijo, dándole a una linda Omega, pero tal cosa fue para él como una maldición, una ofensa, así que delante de todos los miembros de la manada Mondgarten que quiere decir, Jardín de Luna, la rechazó, provocando entonces la ira de la diosa, debilitándola al punto de casi acabarla. Aquella linda Omega murió por el dolor provocado por el rechazo, Ben fue desterrado de su territorio, su padre murió cuando fue atravesado por un rayo, debido a que por causa de su animadversión a los omegas y humanos, incitó a su hijo a despreciar la bendición de la diosa. Los pocos lobos que quedaron, fueron muriendo y otros se volvieron casi bestias, ya no tenían su humanidad.
Ben vagó durante 10 años de un lugar a otro, estuvo en España, Portugal, también estuvo en Países Bajos, incluso fue hasta Asia. Una noche la diosa decidió hablarle después de mucho tiempo, donde ni su lobo quería hablar y en medio del sueño le dijo que debía ir a Francia, especialmente al bosque Meudon, allí se establecería mientras llegara el momento de restablecer a Mondgarten.
En el pasado esta manada había tenido grandes alfas que la mantuvieron próspera, sin embargo, el padre de Ben, dejó que su corazón se oscureciera y llenara de soberbia. También empezó a crecer en este la codicia y la ambición. Una vez Ben llegó al bosque comenzó a trabajar en la construcción de una pequeña cabaña que quedaba bien adentro, pasando desapercibida del ojo curioso de los humanos. Solía ser hospitalario con todo aquel viajero sobrenatural que pasara por allí, la mayoría conocían al viejo lobo solitario del bosque. Cuando sentía necesidad de sofocar su deseo carnal, se iba a París y allí buscaba a una buena hembra humana con la que se pudiera dar un buen revolcón. Casi no le gustaba copular con lobas porque estas son muy territoriales y él no desea compromisos con ninguna hembra.
Esa noche decidió hacer vigía y cazar un poco, tenía deseos de comer conejo, por lo tanto sacó su ropa y se transformó. Llevaba alrededor de 1 hora buscando su presa cuando llegó a su nariz el nauseabundo olor a cadáver podrido propio de los vampiros, pero también había un delicioso olor a limonero. Sus ojos se abrieron al máximo, sabía lo que significaba, corrió a toda prisa, saltó al fondo del barranco y se puso justo detrás del vampiro que tenía a aquella mujercita rubia por el cuello. Esa escena lo hizo enojar y en un movimiento rápido le arrancó la cabeza, la chica solo logró pronunciar unas cuantas palabras y se desplomó entre sus fuertes brazos.
La sacó del lugar, la llevó por el camino a Lune de Sang, reconocía el olor al alfa Antoine en ella, así que se imaginó que tenía que ser familiar de este. La recostó sobre un manto verde y aulló alto para ser escuchado, cuando sintió que se acercaban los lobos, se retiró rápidamente del lugar.
Era ella, esa humana era la causa por la que la diosa lo había traído hasta ese bosque, es hermosa, pese a que es humana, desprende un auro de realeza que hace años no sentía en nadie.
Solo hay un ser con esa energía y ese es Antoine Dumont, lo conoció hace muchos años, pero aún recordaba cuando lo ayudó a curar mientras este estuvo herido por causa de unos pícaros.
- Debo investigar qué relación existe entre ella y ese lobo, hasta donde sé, él tiene por mate a una humana más madura, no a una niña. - pensó.
Con ese pensamiento se dejó vencer por el sueño. A la mañana siguiente se despertó sin muchas ganas de moverse de la cama, así que después de muchos años, por primera vez se quedó acostado en su cama, recordando el bello rostro de esa muñequita humana.
Pero un viejo degenerado de esos y violador ...
Solo merece un castigo ejemplar !!!