Liz, una joven de 22 años, quedó embarazada muy pronto y fue expulsada de su casa por sus padres, viéndose obligada a vivir con el padre de su hijo en la comunidad de La Chapa.
Tras el nacimiento de su hijo, empezó a sufrir todo tipo de abusos y humillaciones por parte de su marido.
Hasta que, inesperadamente, será salvada por quien menos imagina y vivirá una historia de amor llena de pasión, altibajos y mucha emoción.
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Capítulo 23
LIZ
Me desperté con el despertador. Fui al baño, me duché, hice mi higiene y fui a despertar a Dedé.
—Despierta hijo, es hora.
—Buenos días, mamá.
Fue al baño, separé su uniforme, lo ayudé a cambiarse. Estábamos desayunando cuando apareció Gael.
—Buenos días, familia.
—Buenos días, papá.
Gael besó la cabeza de Dedé y luego vino hacia mí dándome un beso rápido y prolongado.
—Buenos días, princesa.
—Buenos días. Respondí seca.
María llegó y se fue llevando a Dedé a la escuela, retiré la mesa en silencio y fui saliendo.
Gael me sujetó del brazo.
—¿Vas a seguir así?
—Estoy normal, Gael.
El celular de Gael comenzó a sonar.
—¿Y ahí, Cobra? ¿Me vas a dar a la vagabunda por las buenas o por las malas?
—Quiero ver si eres hombre de aparecer aquí en mi favela.
—Ya veo que será por las malas.
OFF
—Gael, ¿qué está pasando?
COBRA
Ayer Liz y yo tuvimos nuestro primer desacuerdo y no le quito la razón, ella tiene razón en estar enojada.
Mi teléfono sonó y es Terror con nuevas amenazas, quería que Liz supiera de este asunto, pero es mejor que se lo cuente.
—Amor, siéntate aquí.
Ella se sentó en la silla y se quedó mirando.
—¿Sabías que el desgraciado de tu ex marido tenía un hermano?
—Sé por encima, pero nunca lo conocí. Una vez dijo que su hermano era bandido y nunca más tocó el asunto.
Pasé las manos por la cabeza respirando hondo e intentando encontrar una forma menos peor de decir la verdad.
—¿Para qué esas preguntas, Gael?
—Ese hermano es sub del morro rival, y quiere venganza por la muerte del desgraciado. Y el desgraciado tenía deuda de drogas en ese morro y te dio a ti y a Dedé como pago.
—Vi el choque en sus ojos.
—Gael....
—Tú y Dedé están seguros aquí, nadie se acercará a ustedes. Los protejo con mi vida si es necesario.
—Voy a mostrarte una cosa.
Fuimos a la despensa y me mostró una pared falsa.
—Mira, esto es más o menos como una caja fuerte. En caso de que haya una invasión o algo así, solo tienes que entrar ahí dentro y cerrar con llave. Es a prueba de balas incluso de fusil.
—Si un día hay una invasión o ves algún movimiento extraño, te encierras ahí dentro. Y solo abres cuando yo venga a buscarte. ¿Entiendes?
—¿Por qué me estás mostrando esto?
—Porque creo que tendremos guerra...
—Voy a la casa de mi padre.
—Vino junto, tengo miedo de quedarme sola.
Estábamos saliendo y nos encontramos con María entrando.
—María, vuelve a la escuela y trae a Dedé a la casa de mis padres. El guardia de seguridad irá contigo.
—Ella obedeció y entró en el coche.
Salimos en dirección a la casa de mis padres.
—Qué visita buena mi hijo amado y mi nuera querida. Mi suegra vino a saludarnos junto con mi suegro.
—Papá, necesitamos hablar.
—Vamos al jardín.
—Querida, ¿ha pasado algo?
Le conté a mi suegra por encima de la amenaza.
—Quédate tranquila, Liz, aquí en la favela están protegidos y Gael sabe lo que hace.
María llegó con Dedé.
—Mamá, ¿por qué salí temprano de la escuela?
—Para ver a la abuela, ¿verdad? Mi suegra cogió a Dedé y comenzó a besarlo.
—La abuela hizo pastel de chocolate, ¿vamos a comer?
—Ebaaaa, vamos.
La conversación de Gael con su padre se extendió por horas, después llegó Derel y se unió a ellos, así como Zóio y DK.
La preocupación golpeó fuerte.
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