El Secreto De Los Gemelos Alfa

POV Cristal

—Bueno al parecer sus hijos ya estan aqui con la anciana.

Me levante con prisa de donde estaba.

—Llevame con ellos.

El hombre asintio haciéndome seña para que lo siguiera. Caminamos en silencio por los pasillos del palacio hasta llegar a la entrada y entonces los vislumbre. Corri por el pasillo acortando el espacio que nos separaba hasta llegar a ellos.

—Mami!

Sus pequeños brazitos se enrollaron en mi cintura y un suspiro tembloroso se escapo de mis labios. Sus aromas me rodearon. Tan calido y tranquilizador. Cai de rodillas abrazando sus pequeños cuerpecitos.

—Mami estábamos preocupados por ti, se hizo de noche y nunca volviste.

—La abuela prometio que vendríamos contigo, dijo que estarías bien.

Acaricie sus cabellos con cariño y sonreí.

—Lo estoy cariño, estoy bien, ya estamos juntos.

—Mama?

Aquella voz se metió por mis oídos y su aroma inundo el lugar. El olor del chocolate amargo nos rodeó por completo. Voltee rápidamente, su mirada estaba clavada en mis hijos. Los tomé de los hombros dejándolos detrás de mí. Era un instinto primitivo de cuidar de ellos.

El Alfa clavo su mirada en mi, y mi cuerpo temblo. El recuerdo de todo lo que habia pasado la noche anterior me inundo. Su aroma. Su mirada. Su toque en mi cabello. Mis mejillas se encendieron y fui incapaz de mantenerle la mirada. Mi mirada volo al suelo.

—Omega

—Buen dia, alfa.

El silencio que le siguió a mis palabras fue tortuoso. El seguia ahi, a solo unos pasos observándonos con aquellos ojos de felino.

—Son tus hijos, omega?

Asentí incapaz de decir una palabra. Y entonces escuche sus pasos alejándose de nosotros y al fin pude soltar todo el aire que sin darme cuenta estaba reteniendo.

—Siganme, los llevare a su habitacion.

El alfa delante de nosotros comenzó a caminar dentro del palacio. Suspire y tome las manos de mis hijos, lo seguimos por cada pasillo hasta detenernos delante de unas puertas, y cuando fueron abiertas. Una sala de estar nos recibió, muebles de cuero blanco, una mesa de madera blanca en el medio, habían tres puertas a los lados, todo parecía tan... Celestial.

El hombre se acerco al centro del salon.

—Esta sera su residencia de ahora en adelante, cada una de esas puertas es una habitacion. A la hora de la comida seran llamados al comedor de los trabajadores del palacio. Pueden hacer uso de las areas comunes del palacio, pero nunca entrar a los aposentos del rey sin su permiso. Sus hijos podrán asistir a la escuela a donde asisten todos los hijos de los trabajadores del palacio. El rey administrara todo lo necesario para usted y sus hijos, si necesita algo mas puede dejamelo saber.

Negue. El hombre asintio y se dio la vuelta caminando hacia la puerta. De repente se detuvo.

—Por hoy le pediré al personal de la cocina que traigan su comida hasta aquí. Y en una hora vendré para llevarla a su sección con el rey... ahora si me retiro.

El hombre salio de la habitacion cerrando la puerta y fue como encender un interruptor. Los niños comenzaron a correr por el lugar arrastrándome con ellos emocionados. La habitacion de los niños tenia dos camas enfundadas en un edredon azul, una puerta que daba a un baño, una esquina llena de juguetes. Era la habitacion soñada de cualquier niño y tenia todo lo que hubiera podido darle... si todo no se hubiera ido a la mierda.

—Mira mami hay mucho juguetes, podemos jugar con ellos?

Mis dos lindos bebes me miraron con los ojos brillando con ilusión. Asentí con una sonrisa en los labios. Abandone la habitación en silencio.

En el salon Gilmort descansaba sentada en un mueble, sus ojos cansados me miraron y sonrio.

—Ahora si vamos a vivir como reinas, niña.

Solte un suspiro cansado y camine hacia ella sentándome a su lado.

—Todavia no puedo entender como llegamos a esto.

Ella sonrio y tomo mi mano entre las suyas, sus ojos me miraron risueños.

—Te dije que tendrías un futuro maravilloso niña. ha estas alturas deberias saber que esta anciana nunca se equivoca.

Un futuro brillante?... estaba siendo contenida por un alfa.

En estos momento era cuando detestaba ser omega.