¿Qué pasa cuando un personaje de novela antigua transmigra al mundo moderno? Esta es la divertida historia de una villana adaptándose al progreso. Es como invitar un neandertal a casa
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El rescate
☣️ Advertencia ⚠️ Pido disculpas de antemano. Este capítulo describe un fenómeno natural que cobra vidas inesperadamente. Esto es solo ficción. Cualquier parecido con la realidad es solo coincidencia.
Sintió que caía. ¿Era esto posible? Oscuridad, polvo y ruidos extraños, después nada. No podía precisar cuándo sucedió, pero volvió a ser consciente de sí misma. No entendía nada. No podía moverse. Estaba tan oscuro y frío aquí y había mucho polvo. A sus oídos llegaban sonidos tan raros. Este era el sueño más loco que había tenido en su vida y ya quería despertar, pero estaba tan cansada... Oscuridad nuevamente, la nada...
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Hacía tres días que el edificio había colapasado. La noche era casi tan negra como el carbón. Sergio Martínez observó con frustración al enorme agujero 🕳️ que se negaba obstinadamente a devolver aunque sea una vida. Estaba frustrado, el tiempo se agotaba y cada minuto perdido, era la delgada línea entre la vida o la muerte de las personas atrapadas. Después de haber pasado todo el sábado paleando tierra, rocas y escombros para rescatar a las víctimas, solo habían encontrado cadáveres. El ruido de las sirenas era constante🚨 y las balizas mareaban con sus haces giratorios. Las luces del Brunéi eran enloquecedoramente intermitentes, se podían ver rodeando el siniestro hueco. Iluminaban sus entrañas malditas con el azul de las patrullas de la policía, con el rojo de las ambulancias. A veces era una combinación de rojo y azul de los camiones de bomberos, también había amarillo de los autobuses, camiones y grúas. Allá, lejos en la zona de seguridad se observaba la cinta amarilla limitando el acceso al área. Tras ella una multitud de caras desconocidas tenían una misma expresión en el rostro: angustia. Sus seres queridos estaban atrapados allá abajo, quizás dando su último respiro y ellos están aquí tan impotentes. Miró al cielo. Las estrellas salían y con ellas acababa otro turno en uno de los equipos que contra toda probabilidad trataban de salvar a los infelices de allí abajo.
Llegó a su apartamento agotado, sucio y desanimado. No tenía apetito. Prendió la tele para no sentirse tan solo. Mientras, iba a tomar un baño. La periodista comentaba en el telediario. "Un enorme Socavón en la tierra se tragó un edificio y al menos cincuenta casas. Los residentes tuvieron que abandonar sus hogares, dejando barrios enteros desiertos. No hay estadísticas oficiales sobre las muertes vinculadas a este fenómeno, pero las autoridades informan que las grietas se han tragado al menos a decenas de personas.
El lugar ahora es un enorme abismo de cuarenta y cinco metros de profundidad. Cañones como este se conocen localmente como "voçoroca" o "tierra desgarrada" en la lengua indígena tupí-guaraní. Este fenómeno es el resultado de la erosión en forma de barrancos, una de las formas más agresivas de degradación del suelo causada por la lluvia y las aguas residuales.
El enorme agujero ha crecido hasta superar el tamaño de un campo de futbol, ciento veintiséis metros de diámetro y se estima que unos cuarenta y cinco metros de profundidad, aunque esta podría haberse subestimado dado que el pozo se encuentra parcialmente inundado y con escombros.
Los cuerpos de rescatistas, los bomberos, instituciones sanitarias y organismos internacionales luchan contra el reloj. El tiempo de vida estimado para las víctimas es de entre tres a siete días..."
Sergio cambió el canal. Necesitaba alimentarse y descansar. Solo tenía seis horas para hacerlo. Las rotaciones del personal se habían establecido así, para garantizar la constante labor de rescate. Trabajaban catorce horas seguidas, por seis de descanso. Se miró al espejo tenía veinticuatro años. Se había inscrito a los veintiuno en la Academia para ser policía, pero tras completar el curso de veintidós semanas con excelentes calificaciones y sumado a su buena condición; fue seleccionado para presentar una prueba de agilidad física del Departamento de Bomberos y desde entonces esa había sido su manera de ganarse la vida. No se quejaba, excepto en estas ocasiones. Golpeó con furia la pared.
- Carajo. Esto es una mierda.- Se quedó así apoyado por los puños. El problema con este rescate y salvamento estivaba en que los ocupantes atrapados bajo toneladas de escombros de todo tipo, agua y tierra, estaban suponiendo un importante desafío operativo para cualquier cuerpo de bomberos. Para resolver con seguridad los incidentes de derrumbe, se requería un plan de rescate de cuatro fases, el uso eficaz de recursos externos, técnicas de apuntalamiento adecuadas y herramientas y formación especializadas en rescate. Tenían todo eso. ¿Y qué? El maldito socavón se negaba a entregar ni siquiera un alma moribunda.
- Carajo. - volvió a golpear la pared.
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Oscuridad..., sed, hambre. ¿Podías tener hambre en un sueño? No sentía su cuerpo. Estaba confusa tenía sentimientos constantes y continuos de sentirse sola, alejada o separada de algo y lo que más la estaba asustando era la incapacidad de conectarse consigo misma. Sentimientos de profunda inseguridad y ansiedad comenzaban a hacer presa en ella. Se sentía incómoda. ¿Y si esto no era un sueño? ¿Dónde estaba? ¿Por qué sus padres no estaban aquí o Saulo su hermano?
Un presentimiento desagradable de que algo muy malo le había sucedido, se instaló en su corazón y se negó a abandonarlo. Probó a moverse nuevamente. Era en vano. ¿Si no estaba dormida y si estaba atrapada por algún motivo que se le escapaba, entonces podía gritar verdad? También pudiera ser una broma de su hermano. La verdad ella se había pasado con eso de echarle sumo de ajíes picantes en la sopa, pero esto era exagerado para cobrarse una broma.
- Saulo. Saulo esto ya no es gracioso. Sácame de aquí inmediatamente o le digo a papá.
Nada, nadie respondió. Volvió a intentarlo esta vez llamaba a sus padres. Nada. El resultado fue el mismo. El pánico comenzó a hacer presa en ella. Su ritmo cardíaco se aceleró y comenzó a tener dificultades para respirar. Comenzó a gritar como loca.
- Auxilio, que alguien me ayude. Por favor quién sea. Auxilio.- Así estuvo hasta que se quedó ronca y nadie vino. Las lágrimas corrían como manantiales y los sollozos la ahogaban.
- Saulo te juro que nunca más te gasto una broma, por favor hermano sácame de aquí. Sácame...
Le dolía la garganta. Entre el polvo los gritos y la sed la sentía arder. En algún momento debió quedarse dormida.
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Sergio iba a pasar la cinta amarilla cuando fue detenido por una mujer.
- Perdone joven a esta madre desesperada. Tomé.- le entregó una foto de una bonita muchacha.- Ella es mi hija Dalia, trabajaba en el edificio cuando sucedió esto, por favor sálvela. Ella es mi milagro. Yo sé que ustedes hacen lo que pueden, pero yo...- no pudo continuar un policía vino a sacarla del lugar. Ella se fue llorando a mares 😭. Él contempló la foto.
Era una chica muy bella y ahora probablemente estuviera muerta. Se guardó la fotografía en el bolsillo. No le parecía correcto desecharla. A la noche cuando terminara su turno en aquella pesadilla podía encenderle una vela.
Los gritos lo cogieron sorprendido. Había ocurrido otro derrumbe y con él algunos deslizamientos. Por suerte ningún rescatista resultó herido, pero todos contuvieron el aliento. Sabían lo que esto significaba para las víctimas. Él bajó con su equipo a relevar el anterior, ya llevaban media mañana cuando uno de los suyos le dijo que creía que escuchaba algo. Inmediatamente se fue a comprobar. Efectivamente se escuchaba a alguien muy débilmente. En cuestión de minutos todo el personal y los recursos se concentraron en esa área. Más de tres cuidadosas y estresantes horas les llevó llegar al origen de los llamados de auxilio. Milagrosamente, luego de tanto batallar con los escombros apareció la caja deformada de un elevador. La persona que gritaba estaba dentro.
- Estamos aquí para salvarla. Debe conservar la calma y ser valiente como hasta ahora. Lo ha hecho muy bien.- dijo Sergio con su voz más tranquilizadora.
- Por favor sáqueme de aquí no puedo moverme. está muy sucio y me siento aterrada.
- Estamos trabajando en ello, pronto la liberaremos, debe conservar la calma. ¿Puede decirme cómo se llama y en qué trabaja?
- Pero va a sacarme de aquí verdad. Se lo recompensaré. Mi padre se lo recompensará se lo juro.
- Tranquila. En minutos estará libre y todo esto le parecerá una pesadilla nada más. Ahora concéntrese en calmarse. No voy a irme a ningún lado, voy a estar aquí hasta que sea rescatada. - Sergio trataba de ganar tiempo mientras los expertos analizaban la mejor opción de abrir el ascensor aplastado sin provocar la muerte de la mujer que estaba adentro.
- Gracias. Cuál es su nombre. Me aseguraré de que mi padre lo recompense por esto.
- Gracias. Me llamo Sergio y no es necesario una recompensa. Este es mi trabajo. Ahora dígame su nombre y apellidos. ¿En qué trabaja y si puede describa cómo se encuentra y qué siente?
- Me llamó Soledad Del Alba, pero todos me dicen Sol y nunca he trabajado.
- Bien Sol, ¿puede describirme cómo se encuentra allá adentro?
- Atrapada. No hay espacio es un milagro como fue que me metieron dentro. Yo no comprendo quién pudo hacerme esto. Mi papá lo castigará severamente. Por qué han hecho esta crueldad conmigo.
- Ya, ya cálmese. Respira, ahora lo importante es sacarla de ahí. Voy a irle explicando el proceso para que no se asuste sí. La única forma de sacarla es cortando el material del ascensor. Va a sentir el ruido de la sierra y posiblemente las vibraciones. Procure aguantar un poco. Vamos a comenzar, pero siempre puede pedir que paremos un momento si se siente muy incómoda. Lista.
- ¿Lista para qué?
- Para comenzar a picar el material.
El sonido estridente de una sierra eléctrica resonó dentro del deformado espacio. Las vibraciones no se hicieron esperar y la voz de la muchacha sonó aterrada.
- ¿Qué es eso?
- Es la sierra que ha comenzado a cortar. Tenga paciencia. Le prometo que dentro de poco estará a salvo.
Tardaron aproximadamente una media hora en abrir el ascensor aplastado. Allí estaba. Fue un momento de alegría para el equipo, le habían acabado de arrebatar una vida al abismo. Sacaron a la joven y la colocaron en una camilla, estaba lista para ser trasladada a la superficie. Sergio la miró. ¿Por qué le resultaba tan familiar? Ella se veía desconcertada, miraba todo a su alrededor incrédula. Él se acercó y le dijo:
- Felicidades. Lo has logrado. Eres muy valiente.- Ella lo miró sin comprender, sabía que era el hombre que le había hablado antes.
- Yo... Este gracias, ¿pero dónde estoy? ¿Quiénes son todas estas personas? ¿Qué ha pasado aquí?- ella hacía estas preguntas mientras varias enfermeras y médicos revisaban su condición. Él volvió a mirarla y la luz se hizo en su cerebro. Claro que la conocía, sacó la foto del bolsillo. Era la misma chica. El milagro de la mujer de esa mañana, ahora era el milagro de su equipo, pero algo estaba mal con ella, su madre le había dicho que se llamaba Dalia y esta joven afirmaba llamarse Soledad Del Alba.
Nota de la autora:
Las imágenes empleadas en la portada y el capítulo fueron tomadas de Pinterest. No son de mi autoría por lo que les pide que apoyemos al artista original por su excelente trabajo.
de raros como su amiga que a pesar
de todo va por su meta de acostarse con Mario le gusta
los villanos será que ella se lo quede lo amarre?