Shania San Román está pasando por un momento difícil. Aunque es una mujer casada, parece soltera y su suegra es mas como una madre. Sin embargo ella no puede darse el lujo de querer a nadie, todos solo la aprecian por su fortuna, por su patrimonio o ¿NO?.
Ese marido inútil servirá para algo o ya no tiene remedio.
NovelToon tiene autorización de Adriánex Avila para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap. 1 Padre, no me quiero casar
La elegante mujer entró al lugar mirando todo con asco, no podía creer que esto haya pasado, en una cama de hospital está la delgada figura de una jovencita, con apenas 18 años, su mirada perdida y su cabello corto casi inexistente muestra claramente su deteriorado estado de salud.
La mujer se acercó mirándola con lágrimas en los ojos. Sus manos temblaban de la ira e indignación, la última vez que la vio tenía 10 años.
—Te pareces tanto a ella, eres realmente tan parecida —dijo casi en un murmullo. Trató de controlarse, pero simplemente no pudo, no al, verla así, jamás se imaginó que esto pasara.
La jovencita que está tumbada en la cama ni siquiera registra su presencia. Su mirada perdida y su mente alejada en un mundo al que nadie podía entrar.
—Sácala, me la voy a llevar y ya sabes, dirás que ella salió porque ya estaba bien, que yo Agatha Mellois he venido por ella —dijo arrogante mientras que el enfermero mayor asintió, pero aclaró de inmediato.
—La he cuidado de que no abusen de ella, como nadie venía a verla, otros enfermeros querían darse un festín, sabe que este lugar es pésimo y nadie se ocupa de los enfermos mentales, aun así, no he podido evitar que la mediquen con sustancias fuertes y peligrosas, solo espero que no hayan fundido su joven cerebro —dijo el hombre mirando con pena a la piltrafa humana que está en esa cama.
—Bien, si lo que dices es verdad, te daré un dinero extra, mientras tanto trae a tu gente, que la suban a la ambulancia, la llevaré a otro hospital —dijo con seguridad mientras el hombre asentía.
En un hospital VIP, Agatha ve como es atendida y el médico se acerca con la cara larga.
—Agatha, ella está en un estado terrible, tiene una anemia grave, está desnutrida, no retiene los alimentos y aún la alimentamos por sonda, la desintoxicación será muy difícil. Necesito mínimo una semana para que ella mejore, al menos pueda hacer lo que quieres —dijo el galeno preocupado.
La elegante mujer asintió, ella sabe que la niña está en malas condiciones.
—Bien, pero en una semana las cosas van a pasar, no tengo tiempo, ese maldito va a volver de su viaje y no podré hacer nada, así que debes dejarla lúcida o algo parecido, después de eso podremos darle un tratamiento más largo y terminar de curarla, mientras tanto, solo quiero que esté racionalmente normal en una semana, ni un día más —dijo la mujer saliendo del lugar tranquila mientras el Galeno se volteó para ver a la joven en la cama de hospital, ella está perdida en su propia mente, su cárcel aún está en ella.
*_*
Al otro lado de la ciudad, Camilo Núñez del Prado, alto de 1.90, de hombros anchos y piernas largas, con 25 años y ya haciéndose cargo de la empresa de la familia, discute acaloradamente con su padre.
—Padre, no me quiero casar y menos con una chiquilla mentalmente inestable, no sé cuanto es que le debían a la madre de esa niña, pero no tiene nada que ver conmigo, —dijo el rubio de ojos color acero, no piensa cambiar su vida de soltero cotizado por las locuras de su madre.
—Camilo, no hagas que te ponga contra la pared, si tú supieras lo que le debemos a Valentina, no estarías hablando así, este fin de semana te casas con Shania, no te pido que tengan vida de casados, solo debemos hacer que ella salga del control de ese maldito que la ha encerrado por 3 años en ese manicomio, ahora no me vengas con pendejadas y deja de pensar en la pelusa de tu ombligo —dijo Mirko Núñez del Prado mirando a su hijo amenazante.
Camilo resopló indignado y salió del lugar como un torbellino, sabe que su padre aún lo puede arrinconar con las empresas.
Camilo llegó a su departamento y ahí estaba Carolina Meyer, la hermosa modelo internacional, se acercó a él en ropa interior con una mirada provocativa.
—Milo, mi amor, ¿por qué esa mala cara?, mañana me voy a París, deberíamos ir juntos para relajarnos —dijo aferrándose a su cuello.
—No puedo viajar, este fin de semana me caso —dijo como hablar del clima, mientras Carolina frunce el ceño, está un poco confundida.
—Milo, ¿de qué hablas?, no hagas esas bromas mi amor, no se le hacen esos chascarrillos a tu novia —dijo riéndose de la situación hasta que Camilo retiró sus delgados brazos de su cuello.
—No es broma, además no eres mi novia Carolina, nos llevamos bien en la cama, pero eso es todo, y no estoy jugando, me caso el fin de semana y eso es todo —dijo mientras ella palidece, estaba esperando ser la esposa del empresario joven y guapo más deseado y exitoso de la ciudad.
—Milo, no me digas eso, llevamos 6 meses saliendo, todos en la ciudad saben que somos pareja y además… —pero el hombre perdió la paciencia.
—Carolina, no digas tonterías, hay tres o cuatro más como tú que dicen lo mismo, no me pienso casar nunca y lo que voy a hacer es un tema delicado, pero no es amor ni mucho menos, esos años de estupidez ya pasaron, así que te ruego que te retires, no estoy de humor para aguantar berrinches —dijo mientras se va a la cocina, inmediatamente un joven de la misma edad que Camilo se acercó de la nada y solicitó a la desconcertada mujer.
El joven miró a Carolina y rodó los ojos, ahí estaba otra vez, tenía que hacer esa rutina, no podía creer que las cosas sigan igual.
—Srta. Carolina, por favor, retírese que no tiene nada más que hacer, su ropa está en la sala de estar —dijo con tranquilidad mientras la mujer enfurece como una fiera.
Camilo no le dio la más mínima importancia a ese tema, no era lo que le importaba ahora, solo la idea de casarse y para como en esas condiciones lo irritaba de sobre manera, pero las ventajas eran por demás tentadoras.