Matrimonio Ficticio.

(Alessandra)

Amanece otro día, un día más y Papá no está.

Pienso en Él y mis lágrimas siguen asomándose, pero también sé que tengo que seguir la vida tal cual Él lo quería.

El dolor es intenso, y no hay cura para este, pero voy a seguir sus consejos.

Debo ser fuerte, y enfocarme en hacer lo que Papá deseaba, me convertiré en una digna representante de mi Padre, y seré tan fuerte, que nadie podrá verme de menos, ni por mi género, por ser joven, o por no poseer un titulo aún, claro que me esforzaré para ser la mejor economista y financista, pero aún sin esos titulos lograré ser grande, grande como mi Padre.

Y si Papá creía que Nicolás puede servirme de trampolín, pues yo obedeceré y lo usaré de trampolín.

Ah Nicolás...

No sé por qué, cada que pienso en Él, mis suspiros salen sin previo aviso.

Y es que basta ver lo hermoso que es el vejestorio, para suspirar.

Yo no sé, por qué me gusta tanto si es un anciano...

Pero me basta ver sus ojos negros, viéndome con intensidad, y mis manos sudan y las piernas me tiemblan.

Pero si algo he aprendido, de todos los consejos de Mamá, es a controlar mis sentimientos, así que a guardarme cualquier pensamiento o sentimiento...

Ahora voy a prepararme, pues iré con Nicolás a la lectura del testamento.

Será en el salón de reuniones de Sand.Logistics... La empresa de la familia Sandoval.

Y como me dijo Nicolás, debo estar preparada, para conocer a la Familia.

Ayer le confesé a mi novio ficticio, que me ponía nerviosa, saber que voy a ver a esa familia, y más cuando mi Padre me dijo que me cuidara de Ellos, allí entendí que me odian; pero Nicolás me dijo, que no tenía por qué preocuparme, pues jamás dejará que me lastimen, y aunque pienso que podré cuidarme sola, me agradaron mucho sus palabras y claro que aceptaré que el viejito me cuide.

Después de una hora, preparándome, me veo al espejo y estoy lista, rara vez me visto con ropa tan formal, pero la ocasión lo amerita.

Voy con un elegante enterizo de pantalón blanco perla, que me queda perfecto, tiene un escote un poco pronunciado en la espalda, eso lo hace ser un poco sexy, pero sin ser vulgar, lo he acompañado con discretos accesorios color azul cielo, el color favorito de Papá, unos zapatos de tacón de aguja del mismo color de mis accesorios, y un pequeño bolso de mano, donde llevo mi identificación, la pluma que me regaló Papá y el pañuelo de Nicolás.

Mi peinado es una elegante coleta alta, que deja caer mi cabello largo y ondulado a la perfección, mi maquillaje es muy discreto, como dice Mamá, menos es más.

Así que, solo me pongo un poco de perfume y estoy lista.

Tocan a mi puerta...

—Mami, pasa.—Le digo a mi Preciosa Madre que me mira con un amor infinito.

—Cariño, de verdad que estás bellísima.

Solo vengo a decirte, que quiero que te cuides mucho, Yo hubiera preferido que tu Padre te hubiera seguido ocultando de toda esa gente, pero voy a respetar no solo su última voluntad, sino tu decisión, pues ya me dijiste que vas a hacer todo lo que él te pidió.— Me dice mi Madre, y Yo sé que ahora que esa gente me conozca me odiaran más.

—Mami, quiero decirte algo, nosotras no tenemos porque estár ocultas de esa gente, somos mujeres dignas...

Tu eres una mujer digna, que decidió amar contra viento y marea, y quizá Papá pensó que lo mejor era mantenernos sobreprotegidas, pero es tiempo de salir, es tiempo de que todos vean, por qué Papá nos amaba tanto.

Y no te preocupes, voy preparada para su desprecio, y para lo que venga.

Soy fuerte como Papá; pero soy igual de valiente que Tú.—Le digo a mi Madre que sonríe y me abraza fuerte.

—Vamos Cariño, Nicolás está esperando abajo.—Me dice Mamá, Yo tomo mi bolso y camino con Ella pues es hora de conocer a la Familia Sandoval.

Empiezo a bajar las escaleras, cuando veo a Nicolás... está sentado junto al mini bar de Papá cuando voltea a mi.

Por Dios este hombre es hermoso.

Se queda viéndome con disimulo, pero sé que está impactado, supongo que mi atuendo le ha gustado.

Se pone de pie, y camina con tanta elegancia, y es que es un hombre que impacta con su sola presencia.

—Alessandra buenos días...

Estás... estás, perfecta.—Me dice con sus ojos negros directos a los míos.

—Nicolás, no tengo que pedirte que cuides de mi hija, porque sé que lo harás, pero por favor si puedo pedirte que, me mantengas informada de cualquier cosa, yo confío tanto en Ti, como lo hacía Alessandro.—Le dice mi Madre al hombre que me ha impactado con sus porte y elegancia.

—Marlén, por favor no te preocupes, voy a cuidar de Alessandra toda mi vida, eso le prometí a Mi amigo.

Nos vamos Alessandra.—Me dice el guaperrimo hombre, que no sé por qué razón me pone nerviosa.

—Sí, vámonos Nico, te puedo decir así verdad.—Le digo a mi bello acompañante, y empezamos a caminar hasta el auto.

—Solo si Yo te puedo llamar Ale.—Me dice abriendo la puerta del copiloto de su lujoso automóvil.

—Sabes, solo mis Padres me llaman así, pero me gusta que tú me digas Ale.—Le digo sonriendo.

—Bueno, a mí nunca nadie me ha llamado Nico, y te lo permitiré solo a ti, después de todo serás mi esposa, además me gusta como sé oyé en tu voz.—Me dice devolviéndome la sonrisa.

—Sabes Nico, de verdad agradezco que estés a mi lado, pues me siento nerviosa.—Le digo viendo el camino.

—Mira Princess, Yo quiero que sepas, que siempre estaré para ti, y que nunca dejaré que nadie te lastime, y eso te lo digo por las mujeres Sandoval y por la familia Negrete.—Me impacta cuando Nicolás me dice Princess y aunque quiero preguntar por los Negrete, aún estoy pensando en como me llamó.

—¿Me dijiste Princess?.—Le digo llamando su atención.

Voltea a verme por un microsegundo con una leve sonrisa, luego me dice.

—Si, tú eres una princesa, en todo sentido de la palabra, además de hermosa, eres muy refinada para comportarte, y créeme que me tienes impactado, y quizá te moleste que yo te diga así, pero para mí igual que para Alessandro eres una verdadera princesa.

Sabes, era muy raro que tú Padre hablara de ti, pero cuando lo hacía te llamaba así, Princess.—Me dice y Yo lo único que puedo hacer e sonreír.

—Gracias...—Le digo y lo veo sonreír.

—Llegamos Ale, este edificio es la sede de Sand-Logistics Company, pero antes de entrar te quiero preguntar algo.

Delante de la gente que vas a conocer, ¿quieres que empecemos a actuar como pareja, o prefieres que te trate como a mi sobrina?.—Me dice y Yo volteo a ver sus preciosos ojos negros.

—No quiero que me trates como sobrina nunca, ni delante de la gente, ni en privado.

Delante de la gente puedes tratarme como tratarías a tu novia, y en privado trátame como tú amiga.

Sé que tu debes tener amigas mayores que Yo, y quizás te cueste trabajo creer que yo pueda serlo, pero si puedo y quiero.

Leí todo lo que Papá me dice de ti, y sé que Él no miente, así que siento que te conozco, y quizá tu me veas como una niña, por mi edad, pero a pesar de mi edad, Yo...

Yo soy una mujer, y soy una mujer que quiere tenerte como mi amigo. —Le digo y lo veo tragar en seco, extiende su mano para que yo ponga la mía sobre la de Él.

Yo tomo su mano de nuevo siento esa electricidad al ser tocada por Él.

Y allí viéndome a los ojos me dice.

Yo estoy de acuerdo en no tratarte como a una sobrina, y estaré orgulloso de que la gente sepa que eres mi novia y luego mi esposa, aunque sea un matrimonio ficticio.

Y estaré feliz de tenerte como amiga...

Ahora Princess, quiero que te sientas segura, eres la mujer más espectacular, la más hermosa que he visto en mi vida, y nada de lo que los demás digan va a cambiar eso.

La gente que vas a encontrarte allí adentro, no te llega ni a los talones, y quiero que te mantengas con tu cabeza en alto, tu mirada firme y con tu rostro sereno.

Ellas van a envidiar de Ti, no solo tu belleza sin igual, tu clase y tu elegancia, van a envidiar el parecido que tienes a tu Padre y cuando te conozcan mejor van a envidiar tu inteligencia.

Ahora mi Preciosa, vámonos.—Me dice y yo lo único que puedo hacer es sonreír.

Caminamos tomados de las manos, y es grandioso lo que siento al caminar con Nicolás.

Él es un hombre tan imponente, su altura es impresionante y no es que yo sea pequeña, pues mi estatura sumada a mis tacones de 10 cm, me dan 182 cm de altura y aun así Nicolás es más alto que eso.

En el ascensor nos miramos, y aunque estamos en un lugar donde nadie nos ve no soltamos nuestras manos, yo me siento demasiado cómoda a su lado.

La puerta se abre...

Yo levanto mis ojos, hay una sala de espera y allí hay varias personas esperando.

Al oír el sonido del timbre del ascensor, todos sin excepción voltean a vernos.

Cuatro mujeres a la vez se ponen de pie.

Allí lugar a dudas sé que son las mujeres Sandoval, todas vestidas de negro, solo se les ve algo de color en sus rostros, por el maquillaje bastante cargado.

Allí están las mellizas, son unas chicas muy delgadas, con vestimenta bastante descubiertas, sus ojos son color cafes claro y cabelleras rubias.

Están paradas junto a la que supongo es su Madre, rubia como ellas, las tres me miran con asombro, supongo que no esperaban a alguien como Yo.

Y tambien veo allí, a la mujer que supongo es la madre de Papá.

Tiene los ojos de mi mismo color, y su mirada es sencillamente indescifrable.

—//Buen día//.—Ambos saludamos, pero las mujeres todas se quedan en silencio sin despegar sus ojos de mi...