Hecha A Mi Medida

Gael Valdivia Montero es mi nombre. Soy un arquitecto soltero, tengo 28 años. Físicamente soy alto, cabello corto castaño claro, ojos cafés y una cara agraciada de facciones finas qué me hacen ver más joven de lo que soy, delgado pero bien proporcionado y fuerte, ya que practico el ciclismo, me encanta tomar la ruta y sentir el aire contra mi cuerpo mientras pedaleo y disfruto de el paisaje, vivo solo desde hace un año porque la constructora para la que trabajo me traslado de ciudad por un proyecto en el cual me asignaron. La empresa es muy grande y tiene varias sedes, por ahora me he dedicado exclusivamente al trabajo. El cambio de ciudad me cayó de maravilla pues necesitaba un cambio de aire con urgencia , no soportaba estar en la misma ciudad que mi ex novia. La vida me maltrataba. Mi familia siempre fue mi apoyo incondicional pero mis deseos y sentimientos estaban hechos un desastre.

Soy el segundo hijo de un matrimonio bien avenido, mi padre Joaquín Valdivia en un empresario exitoso en el ramo automotriz, tiene una agencia muy prestigiosa y mi madre Sofía Montero, es una muy buena esposa, dedicada a su hogar y su familia. Mi hermano mayor Esteban se preparó para apoyar a mi padre en el negocio y estudio una licenciatura en administración de empresas, mi hermano menor Ricardo es contador y también trabaja en la agencia de nuestro padre, yo saque el pie del plato y me dedique a algo distinto, pero no por eso dejaron de apoyarme. Cuando me gradué comenzó a trabajar en una constructora en la que mi mejor amigo ya estaba trabajando.

En fin, hoy sábado amanecí con una resaca monumental, mi amigo Marco vino a arreglar algunos asuntos del proyecto y como se quedó en mi departamento, me convenció ayer de salir a bailar un rato anoche, pero como es muy fiestero, regresamos ya de madrugada y habiendo bebido mucho. No quiero mi moverme, dormiré un poco más y después veremos a donde vamos a comer para curarnos la cruda.

Marco es mi mejor amigo desde la preparatoria, a pesar de ser dos años, más grande que yo. El es moreno, alto y muy atlético, le gusta ir al gym y hacer crosfit, creo que más que guapo es varonil y tiene suerte con las mujeres más que por su físico por su manera de ser. Aunque cuando nos conocimos no nos caímos nada bien con el tiempo nos hemos hecho inseparables, ahora que no estamos viviendo en la misma ciudad esto no ha cambiado, ya que nos mantenemos en contacto diariamente. Él también es soltero, dice que no cree en el amor ni el compromiso, su lema es "Para que hacer infeliz a una mujer si puedo hacer felices a muchas" Es el clásico hombre con mentalidad de adolescente mujeriego y parrandero. Muchas veces he tenido que cuidar de el cuando se mete en problemas, y también le ha tocado cuidarme a mi, sobre todo cuando termine mi relación con Sara. Pero de eso les contaré más adelante.

Más tarde escucho mucho ruido y me despierto sobresaltado, mi querido amigo ya se levantó y pretende que haga lo mismo. Ni modo, me duchare y me arreglaré para llevarlo a comer.

Marcó - Levántate campeón, ya tengo hambre, vamos a comer algo.

Gael - Ya voy, alístate y nos vamos como en veinte minutos. Así salimos a buscar algún lugar para comer, después iremos a un centro comercial a comprar algún regalo para la mamá de Marco, el vive con ella, es hijo único, ya que ella fue madre soltera, ya saben, la clásica historia del casado que engaña a una jovencita y la abandona tras embarazarla, ella lo crió con amor y con lo justo, ya que pasó muchos trabajos, pero ahora están mejor, ya que en cuanto pudo trabajar, el la ayudó, incluso antes de graduarse, yo creo que por eso mi amigo no cree en el amor. Pero bueno, yo también compraré algo para mandarles regalos a mis papás y hermanos, que sirva de algo salida de compras.

Mientras estamos en el centro comercial se me cruza por la vista una chica que bueno, no se como explicar, era como un ángel caído del cielo, la seguí con la mirada y cuando caminó fuera de mi vista, mis pies en automático me hicieron ir tras ella, no podía quitarle los ojos de encima y sentí como mi pulso se aceleraba, me sentí muy tonto, pero continúe caminando detrás de ella, llegando al área, de restaurantes observé qué entró en uno de comida italiana, me pare cerca de la puerta sin entrar, ella se dirigió a la hostes y luego de un segundo la guió hacia una mesa donde dos chicas más la estaban esperando, menos mal que no me tocó ver como se encontraba con un hombre, así que después de pensarlo un segundo, regresé a terminar mis compras, con la intención de regresar con Marco con el pretexto de cenar algo antes de regresar al departamento.