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BEATRICE, LAS DOCE PRINCESAS BAILARINAS

BEATRICE, LAS DOCE PRINCESAS BAILARINAS

Status: Terminada
Genre:Completas / Magia y demonio / Diferencia de edad / Demonios
Popularitas:6.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Guadalupe Nieves

El Sultán Murad, un hombre de 45 años, debió ascender al trono contra de su voluntad, debido al mandato del espíritu guardián del maldito de su padre; sin embargo, debido a los traumas que tuvo al crecer en el harem de su progenitor, lo que realmente deseaba era poder rehacer su vida lejos de aquel país.

Por una alianza realizada con el monarca del reino vecino, el rey Guillermo, decidirá viajar a tierras extranjeras con el fin de buscar esposa y así sellar por completo los acuerdos de paz entre ambas naciones. Sin imaginar, en su camino se cruzaría con la segunda princesa bailarina, maldita de nacimiento, y la cual provocaría que el espíritu guardián le hiciera una propuesta: salvarla de su maldición a cambio de su libertad.

Siendo un hombre completamente opuesto a lo que se esperaba en un gobernante, y sabiendo que su querido hermano menor podría ser el futuro sultán, acepta el trato.

¿Podrá ir en contra de tal poderosa maldición?

¿Podrá salvar a la segunda princesa bailarina?

NovelToon tiene autorización de Guadalupe Nieves para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 1

Una mujer se encontraba llorando, mientras sostenía a su hijo mayor, el cual estaba con sus manos ensangrentadas. No podía hacer nada, aunque se muriera de la ira contra la concubina de su esposo, ya que este era el sultán y por ende, no había fuerza en la tierra capaz de contradecirlo.

—Mami—susurró su hijo—lo siento...

—Por favor—rogó al sultán—por piedad, perdone al príncipe Murad.

—¡Insolente!—ahora golpeó a su esposa—¿Quién te crees para evitar que lo discipline?

El sultán miraba con vergüenza a su hijo, no podía creer lo que su concubina le había dicho hasta que lo vio con sus propios ojos. Su heredero, escogido por la propia águila divina, estaba jugando a ser cocinero. Incluso, su esposa, en secreto, tenía un pequeño espacio en el que había acondicionado una cocina de juguete.

Ya suficiente tenía con que su hijo fuera un niño con sobrepeso, cobarde y llorón, como para soportar que él estuviera haciendo algo que solo las mujeres podían hacer. Con ira, ordenó quemar su cocina de juguete en el patio del palacio de la reina mientras este miraba como lo que más le gustaba era destruido.

—¿Sabes cuál fue tu pecado, verdad?—preguntó el sultán.

—Sí, su majestad—respondió cabizbajo.

—Dímelo—le ordenó.

—Jugar a la cocina—respondió sin levantar su cara.

—Bien—habló antes de irse—cuida a tu hijo, ¡No seas una deshonra!

La reina solo asintió, mientras la concubina soplona sonreía con malicia antes de irse con el sultán. Una vez estuvieron solos, apenas pudieron levantarse del suelo. Su madre, quien estaba enferma desde que había dado a luz a su hijo menor, fue de inmediato a su habitación y mientras comprobaba el estado del niño en la cuna, ordenó tratar las heridas de Murad.

—Murad lo siente—pidió perdón.

—No—susurró acariciando a Murad—mamá... siente no protegerte a ti y a tu hermano.

Murad dejó que su madre, también lastimada por los golpes de su padre, lo abrazaba, mientras seguía observando a su hermano menor en la cama. Si bien no quería ser el sultán, y su pasión se encontraba en jugar a que era un cocinero, detestaba incluso ser un hombre como su padre, que amaba más a sus concubinas que a su madre. Por ende, mientras pudiera proteger a los que más amaba, aceptaría algo que odiaba con su corazón.

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32 AÑOS DESPUÉS...

El cielo estaba increíblemente despejado para el clima tan fresco de ese día. Una niña rubia, con cabellera ondulada, observaba los pájaros volar.

A su lado, sus tres hermanas se encontraban escuchando las historias de la abuela Baba. La anciana, al ver el silencio de la segunda hija de la duquesa, dejó de leer y le habló preocupada.

—¿Ocurre algo, Beatrice?—cuestionó la anciana—¿Beatrice?

Por más que la abuela Baba la llamara, la niña de ocho años seguía sin prestarle atención. Fue en ese momento que otra de las hermanas habló.

—¿De verdad conoceremos a nuestro príncipe azul?—preguntó emocionada Anastasia—¡Yo quiero casarme con sir Scott!

—¡Y yo con el príncipe Máximo!—expresó la tercera hermana.

—¡Y yo con el papa!—terminó de hablar la menor de todas.

La abuela Baba se rio con dulzura, al parecer las niñas habían heredado el gusto de su madre por los hombres mayores. En definitiva, usaría eso para molestar al duque Jeremy, el cual recientemente había dado la bienvenida a sus últimas cuatro hijas, teniendo un total de doce princesas, las cuales estaba segura seguirían los pasos de su madre a la hora de elegir esposo.

—¿Son o se hacen idiotas?—cuestionó con ira Beatrice.

—¡Beatrice!—la abuela Baba la regañó.

Sus tres hermanas se sintieron tan ofendidas que un concierto de lloriqueos comenzó a resonar en la sala de juegos, haciendo que Beatrice saliera corriendo y se escondiera bajo la cama.

Pasado unos minutos, la puerta de la habitación se abrió y la pequeña observó las botas de su padre caminar en toda la estancia.

—¡¿No está Beatrice?!—preguntó el duque Jeremy—y yo que quería que ella me ayudara a comer estos chocolates...

La niña, quien estaba llorando, al escuchar la jarra de dulces de su padre, salió de su refugio y corrió directo a abrazar la pierna del duque.

Beatrice, quien se caracterizaba por ser muy reservada y fría, solo se alegraba cuando su padre llegaba con la jarra de dulces. El hombre le recordaba a las historias de Santa Claus que había escuchado antes, dónde un hombre gordito con las mejillas rosas traía alegría a los niños.

El duque sonrió al ver que su plan funcionó, así que, tomando en brazos a su hija más querida, ya que era muy unida a él, la llevó a su despacho a comerse los dulces con él.

—Papá prometió a mamá adelgazar...—le dijo sentándose en el sofá a su lado—pero esto será nuestro secreto, ¿vale?

—¿Mamá ya no quiere a papi?—preguntó comiéndose una de las galletas.

—Al contrario—respondió dándole un beso en su frente—es solo qué papi sufre de la presión alta, así que debe bajar de peso.

Jeremy observó como su hija asentía en señal de entendimiento, antes de comerse otras tres galletas. Luego de pasarle un vaso con leche, procedió a preguntarle sobre lo que la abuela Baba le había dicho.

—No me gustan los cuentos de hadas—respondió la niña con la cabeza baja—le tengo envidia a las princesas que encuentran a su príncipe azul. Mis hermanas y yo estamos malditas, al final moriremos...

—¿De dónde has escuchado eso?—cuestionó Jeremy asustado.

—Lo estaban susurrando varias personas en la misa del domingo pasado—respondió la niña haciendo un mohín—lo siento.

—Cariño, antes muerto yo a que alguien las mate a tus hermanas o a ti—le besó de nuevo la frente—ustedes son mi mayor tesoro. Así que apenas veas a tus tres hermanas, te disculparás con ellas, ¿entendido?

Jeremy suspiró con pesadez después de que la abuela Baba se llevara de nuevo a Beatrice. Le dolía el corazón el tan solo recordar la maldita bruja que había maldecido a sus hijas. La pequeña de cabellera rubia se fue más calmada, sentía que podía confiar en las palabras de su padre.

1
Auribeth
bueno técnicamente si pero leí una novela que se materializaba lo que soñaron los protagonistas y de hecho una de tus hermanas mayores soño teniendo relaciones con el demonio y despertó sin su pureza o sello de castidad asi que no me confiaría tanto
Auribeth
bellos personajes pero me gustaría más verlos en su versión de Santa Claus
Auribeth
wow pero porque murió murak pensé que de pronto en ambos se restablecía su estado de salud sin heridas ni nada pero no la muerte de uno
Auribeth
y que lo mate
Auribeth
pucha por perro pero la hijita no merecía eso solo el desgraciado merece todo lo malo habido y por haber
Auribeth
uy había sido excelente que los encontraran
Auribeth
jajaja que bellos
Auribeth
jajaja sus recetas le ayudarán es que a las mujeres también se les enamora por el estómago
Auribeth
va cuál solo las mujeres a si perdón es que no es la actualidad
Auribeth
veamos quien se atreve si supuestamente fue una orden del espíritu del aguila que consideran un Dios
Auribeth
diantres que dilema
Auribeth
diría que maten a la desgraciada que les lanzo esa maldición pero ya está muerta
Auribeth
pobre princesa
Auribeth
joda se murió el papá y quedó el clon o que
Auribeth
uuhh ya están consiguiendo a sus verdaderos amores me encanta
Auribeth
claro están hechizadas cada más intrigada de como le ayudará el duque
Auribeth
interesante muy interesante
Auribeth
oh cada demonio las endulza con su sueño o placer más grande y les van quitando el alma por eso dejaron de brillarle sus ojos
Auribeth
gran inicio
Linupe
Excelente
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