En el castillo de los reyes.

El siervo limpiaba el castillo de su señor; quería dejarlo completamente limpio y acomodado. Limpió con ahínco todo aquello que acumulase polvo: los candeleros, las lámparas, las mesas, sillas y sillones, todo aquello limpio ese buen siervo.

Luego dirigiéndose a la sala del trono, comenzó a prepararla. Ese día llegaría su señor y quería que todo estuviese impecable.

La sala del trono era extensa, primero corrió las cortinas rojas, el sol iluminó el lugar, en el centro de la habitación había siete tronos, ubicados uno al lado del otro. Los limpió también, los acomodó y volvió a limpiarlos; quería que todo fuera perfecto.

Subió a las siete habitaciones de la parte superior del castillo, donde había estado algunos de los elegidos; las limpió y sacó de ella todo lo relacionado con sus antiguos huéspedes. Esas habitaciones no estaban limpias, todo lo contrario, tenían mucha suciedad; Fue allí donde más se demoró limpiando.

Luego bajó nuevamente a la sala del trono, a los pies de los siete tronos depositó varios objetos: Un pez de fuego, un pequeño mantel, una espada, una figura echa de madera que representaba un león protegiendo a su manada, un anillo de oro, una cicatriz y una honda.

Las depositó a los pies de los siete tronos cuál si fueran ofrendas, y en verdad, eso eran. Una al lado de la otra, por orden de llegada a las islas, la cuál era una isla.

Los siervos, que era un solo siervo, caminó hacia las puertas del castillo y las abrió de par en par, era el momento de abrirlas, pues ya había pasado muchos años.

Luego salió del castillo y se dirigió al bosque con una cesta sin fondo, en la cual echó manzanas de diferentes formas y sabores, frutas y verduras; todo esto fue echando en la cesta sin fondo, que parecía no llenarse, echó varios pescados, carnes y varias botellas de vino, ^las tropas deben comer bien para luchar en esta guerra^ pensó el buen siervo mientras regresaba al castillo.

Por el camino observó varios charcos de agua, así que cada vez que llegaba a uno, el siervo agachándose lo tocaba y de inmediato el charco quedaba seco.

Una vez dentro del castillo, se dirigió a las cocinas, era una habitación gigantesca, por lo menos, podrían cocinar una veintena de cocineros y nunca tocar sus espaldas, ni estorbarse uno al otro. Pero en esa ocasión el siervo estaba solo.

Tomó un cuchillo en sus manos, picó las verduras muy finas, luego en tajuelas, cortó las frutas, las manzanas las echó en una olla de almíbar hirviendo y al rato las sacó echas caramelos. Preparó el trigo hasta transformarlo en pan, la cebada también la preparó. Las carnes las echó al fuego en unas púas para asarlas a fuego lento; los pescados los pasó por la grasa para freírlos, hasta que quedasen bien dorados; el vino lo separó ubicándolo en una mesa aparte. Sacó el pan del horno, olía delicioso, y la cebada ya estaba lista. Poco a poco fue cocinando cada una de los ingredientes que había traído.

Cuando terminó de cocinar, los ubicó todos encima de la mesa y con un chasquido de sus dedos los hizo desaparecer.

Volvió a salir del castillo, pero esta vez se dirigió al muelle; llevaba consigo un martillo y varios clavos.

En el suelo de la playa, observó varios tablones de madera y comenzó a reparar el muelle. Le tomó mucho tiempo, pero cuando terminó sonrió complacido.

Caminó nuevamente rumbo al castillo. Fue directo hacia el baño y luego de tomar uno se vistió con las mejores ropas que tenía: Un vestido de lino fino que llegaba hasta sus tobillos, era blanco como la espuma de mar y majestuoso como la luna; en la cintura traía una tira de lino recubierta en oro, que funcionaba como un cinturón; su pelo estaba bien limpio y su barba muy bien arreglada; en sus hombros portaba un velo de la mejor calidad, más blanco aún que sus vestidos. Brillaba como el sol en la mañana y con fuerte voz gritó desde la torre más alta del castillo:

_ ¡Todo está listo!

La noche se hizo día y de allende del mar apareció un barco majestuoso; era cien veces más grande que la barca del barquero; vio tres velas blancas, con una corona dibujada en ellas, la más grande en el centro y las dos más pequeñas a sus orillas; tenía un castillo en popa y uno en proa; varias lámparas colgaban de ellos, los aparejos se movían rítmicamente con el viento y unas voces cantaban una tranquila canción; pero no se veía ni un solo tripulante en el inmenso barco, el timón parecía moverse solo y el barco tomaba el rumbo correcto siempre.

El siervo corrió hacia el muelle para esperar a su señor, él sabía que ese era su barco y como todo estaba preparado solo tenía que ir a recibirlo.

Cuando el barco llegó al muelle se hizo un gran silencio, las voces no cantaban ninguna canción, el viento no soplaba, había una calma sepulcral.

De repente una tabla tocó el muelle y por ella bajó alguien tan brillante como el sol, era semejante a un ser humano, pero no se le veía el rostro; el siervo tocó rodilla en tierra en señal de adoración, y así estuvo un momento:

_ Señor mío _ dijo levantándose _ Todo esta listo, todo está cumplido. Ya vinieron los siete elegidos, algunos durmieron en el castillo, otros trabajaron para él, pero todos de una forma u otra estuvieron en presencia de los siete tronos, incluso algunos no los vieron y otros no supieron que eso era un trono, pero aquí estamos, listos para ayudarlos.

El siervo y su señor caminaron juntos hasta llegar al castillo, de repente aparecieron miles de criados, listos para atender a su señor.

Los reyes de las islas, que en realidad era un rey, llegó a la sala del trono y fue tocando uno a uno los mismos, hasta que todos fusionándose se hicieron uno, entonces sentándose sobre él se preparó para recibir sus ofrendas.

El siervo las llevo una a una, el rey las tocaba en sus manos, luego las olía, para que al final las guardase en los tesoros del castillo. Cuando las hubo admirado todas levantó su mano, acto seguido apareció frente a él una hermosa armadura de oro puro con forma de león y dijo:

_ Hijo mío, la hora a llegado.

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Comments

Eriel Ricardo Velázquez

Eriel Ricardo Velázquez

Me encantó descubrir esto

2024-01-12

4

Estrella Mustelier

Estrella Mustelier

Era una sola isla?

2024-01-12

4

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